I. Cupido
Este sustantivo, cuyo origen se remonta al dios del amor en la mitología romana, alude a las representaciones pictóricas en las que aparece un niño desnudo con flechas, arco y carcaj. También, como recoge el DLE, hace referencia a un ‘hombre enamoradizo y galanteador’.
II. Hercúleo
Con este adjetivo se hace referencia a una persona fuerte, de gran musculatura. Procede del latín herculeus, cuyo significado es ‘perteneciente o relativo a Hércules, hijo de Zeus’.
III. Jovial
A simple vista, este adjetivo parece tener poca relación con el dios romano Júpiter. Sin embargo, si nos fijamos en su raíz, advertiremos que en latín la palabra presentaba dos raíces: Iuppiter y Iovis. De hecho, el término Iuppiter solo se utiliza en nominativo y vocativo; para el resto de la declinación se utiliza la otra raíz, como en dies Iovis —«día de Júpiter»—, que ha originado nuestro jueves.
IV. Jupiterino
«Con cada silencio y cada palabra, con cada gesto, Macron construye desde ese día una presidencia «jupiterina»» (El País, 18/6/2017). En ese contexto, el uso del adjetivo quiere decir que es propia de Júpiter, el gran dios del panteón romano, al que se le atribuye la divinidad del cielo y la luz diurna. De hecho, su etimología remite a una raíz protoindoeuropea —*dyḗws— con el significado de ‘cielo’ y ‘luz’.
V. Neptúneo, neptúnico, neptuniano
El equivalente de Poseidón en la mitología era Neptuno, nombre formado a partir de la raíz indoeuropea nébʰos ‘nube’. En nuestra lengua hay varias palabras que derivan del término Neptunus, como por ejemplo, neptúneo, un adjetivo poético con el que se hace referencia a algo perteneciente al mar o al propio dios Neptuno. Neptúnico y neptuniano, ambos sinónimos, hacen referencia a la formación sedimentaria de una roca.
VI. Plutónico
En geología, el conjunto de fenómenos relacionados con los volcanes se conoce como vulcanismo —relacionado con el dios Vulcano, como se verá más adelante—, pero también recibe el nombre de plutonismo. El dios romano Plutón es un dios agrario relacionado con la fortuna, pues toda clase de riqueza procede del suelo.
VII. Saturnino
Del dios romano Saturno —el equivalente romano de Cronos— procede el adjetivo saturnino ‘triste, taciturno’. A este dios se le atribuían las labores de la agricultura. Esto guarda relación con el origen de esta palabra, que parece estar en el término satus ‘sembrado’, participio de pasado del verbo sero ‘sembrar’.
VIII. Venéreo
La etimología de esta palabra se retrotrae hasta la raíz *wenh– del protoindoeuropeo, cuyo significado es ‘amar, desear’. En la mitología romana, Venus era la diosa de la belleza y el amor. Con la misma raíz, en español, encontramos términos como venéreo, con los significados de ‘perteneciente o relativo al deleite o el acto sexual’ y ‘dicho de una enfermedad: que es contagiosa y habitualmente se contrae por el trato sexual’.
IX. Venusino
Con la misma raíz latina que la palabra anterior, el adjetivo venusino puede hacer referencia tanto a aquello que pertenece a la diosa Venus como al habitante del planeta Venus. Con el primer significado, el que alude a la diosa, encontramos enunciados como el siguiente: « […] no impedía que mi inocente cabecita pergeñara la especie de que aquel lugar, que hoy debe de servir para que los basureros guarden sus carromatos oxidados, era un auténtico paraíso venusino» (Con la frente marchita, M. R. Barnatán, 1989, CREA).
X. Vulcanizar
Vulcano —Hefesto para los griegos— era el dios del fuego y forjador de hierro. Del término latino Vulcanus deriva un buen número de palabras en castellano, como volcán —aunque previo paso por el portugués volcão— o vulcanizar, verbo cuyo significado es ‘combinar azufre con goma elástica para que esta conserve su elasticidad en frío y en caliente’.
Referencias bibliográficas:
Grimal, P. (2012). Diccionario de mitología griega y romana. Madrid: Paidós.
Real Academia Española (2014). Diccionario de la lengua española. Madrid: Espasa.