Este manual arrancó con la idea de dirigirse a todos los interesados en el proceso de producción y comercialización de traducciones juradas, tanto traductores jurados como agencias y, naturalmente, son muy importantes las personas que venden esos servicios.
Existe un debate sobre si las agencias deben o no deben comercializar traducciones juradas, pero no vamos a entrar en ese debate en este manual: simplemente constamos que, por las razones que sean, las agencias comercializan traducciones juradas – unas mejor, porque tienen más especialización, y otras peor.
Sin embargo, para eso he escrito muchos artículos como este: precisamente para lograr – en lo posible – que se conozcan mejor las características de la traducción jurada para así ponerla en valor y mejorar.
Como dije ya en otro capítulo del manual es fundamental el conocimiento y la cultura sobre el producto que es la traducción jurada.
Si la traducción jurada es nuestro producto y no sabemos nada de ella, difícilmente podremos comercializarla y – menos todavía – a una serie de clientes que insisten en que “es un sello” o cosas por el estilo.
El gestor de traducciones juradas tiene que conocer perfectamente el producto que está vendiendo a sus clientes: lo que vale y lo que no vale, lo que se puede hacer y lo que no, lo que se cobra habitualmente por una traducción jurada y la tarificación de servicios adicionales (copias, etc.).
Por eso recomiendo también a todos los gestores de proyectos o aspirantes al puesto de gestores que lean este manual de introducción a la traducción jurada y otros artículos y blogs sobre traducción jurada antes de meterse en el rol de gestor.
Principales cosas que se pueden esperar de un gestor de traducciones juradas:
– Conocimiento somero de la legislación sobre traducción jurada: que sepan cómo se nombran los jurados, quién los nombra, la acreditación que poseen, dónde comprobar si una persona es o no es jurada, cómo debe ser la certificación fedataria al final de la traducción.
– Conocimiento sobre prácticas comunes en traducción jurada (no obligatorias) como: sellar y firmar (o no) todas las hojas o sellar y firmar solo al final (que es lo mínimo), si se tienen que imprimir obligatoriamente las traducciones en papel timbrado o no, si es obligatorio adjuntar una copia sellada y fechada del original o no, si es obligatorio o solo deseable reproducir el formato del original y la presentación que suelen tener las traducciones juradas.
– Conocimiento de las convenciones y anotaciones más comunes en traducción jurada: el tipo de anotaciones que se ponen para indicar sellos, firmas y otros elementos y el recuento de palabras que suelen suponer estos elementos.
– Nociones sobre la legalización de documentos: cómo y dónde se legalizan los documentos originales (antes de la traducción) y cómo se legalizan las traducciones juradas (firma del traductor), en su caso.
[En este último apartado, me parecería importante que todo gestor se leyera documentos como: el artículo sobre la legalización de documentos (originales) en el blog de Zesauro, el artículo sobre la legalización de traducciones juradas en el blog de Lourdes Yagüe o el artículo sobre la Apostilla de la Haya en nuestro blog.]
Que sepan responder a preguntas típicas de los clientes (entre otras muchas) como:
– ¿La traducción jurada la hago antes o después de apostillar / legalizar el documento? – Idealmente cuando ya la hayan apostillado para no tener que hacer dos juradas o – en el peor de los casos – adelantar la parte sin apostillar para ir traduciendo y luego el documento final apostillado (dando siempre aviso y plazo suficiente al traductor) para hacer la jurada definitiva.
– ¿La traducción jurada al español la tengo que legalizar en el Ministerio de AA.EE.? – No, porque es oficial en España.
– ¿La traducción jurada a otro idioma me vale en el extranjero? – Lo deben preguntar a la autoridad o entidad que les haya solicitado el documento.
– ¿La traducción jurada que vaya a llevar al extranjero la tengo que legalizar en el Ministerio de AA.EE.? – Lo deben preguntar también a la entidad que les haya solicitado el documento.
Estas preguntas – y otras muchas – son ejemplos de preguntas (y respuestas) típicas de clientes de traducciones juradas. El buen gestor ya las conocerá y no será de los de «un momento que se lo voy a preguntar al traductor».
No en vano, un método conocido en la selección de proveedores B2B (Business-to-Business) es el de mandar unas pocas preguntas y ver las respuestas que dan los diferentes proveedores a los que les pedimos presupuesto. No solo se mira el precio sino también el expertise de los proveedores.
También es importante conocer los límites de nuestra labor informativa porque, por mucho que queramos, no podemos ser expertos en todos los procesos administrativos. Podemos contar alguna experiencia reciente – si la tuviéramos – de otro cliente que se haya encontrado en una situación similar, pero frecuentemente los requisitos administrativos cambian de un mes a otro y lo que no se pedía antes, ahora se pide o viceversa.
Como ejemplos recientes puedo citar el GMC que ha variado algunos requisitos de los médicos que van a Inglaterra y lo que pedían hace unos meses no es lo mismo que piden ahora… Por eso recomiendo prudencia porque podríamos extralimitar nuestra función de traductores o de gestores (con buena voluntad) tratando de darle la información más extensa posible y acabar dándoles una información errónea porque los requisitos han cambiado.
EN RESUMEN
El asesoramiento como proveedores de servicios de traducción tiene límites y no somos expertos fiscales, ni abogados ni gestores administrativos: aunque las normas de “lo nuestro” (la traducción jurada) las debemos conocer perfectamente.
ESTE ARTÍCULO SIGUE EN UNA SEGUNDA PARTE CON CONCLUSIONES RELEVANTES SOBRE LA GESTIÓN DE PROYECTOS Y LA TRADUCCIÓN JURADA.