Vaya por delante que en este artículo «Convenciones comunes: ¿se traduce o no se traduce?» sirve únicamente de guía y como recomendación porque no hay nada regulado ni escrito y, naturalmente, pueden existir diferentes propuestas. Aquí solo puedo dar mis opiniones y recomendaciones y que cada uno que actúe como crea conveniente.
El contenido: ¿se traduce todo o no se traduce?
Circulan muchas teorías sobre el contenido de las juradas y que no se traducen ciertas partes y he llegado a oír toda clase de sandeces en su momento.
De los formularios: que no se traducen las casillas que aparecen en blanco.
De los títulos: que no se traduce “nunca” el reverso del título.
Casillas de formularios
En cuanto a los formularios diría que no tiene mucho sentido la argumentación de que no se traducen casillas que aparecen en blanco, porque bien podría ser que el documento que nos dan a jurar tenga todas las casillas en blanco y ninguna rellena con lo cual, si fuera cierto, le entregaríamos al cliente un papel en blanco y «son 10.000″.. Vamos, que ni en el cuento del traje nuevo del emperador.
Pienso que, además, no tiene mucho sentido agregar al final que es una traducción “fiel y completa” de un documento si faltan partes.
No obstante, siempre queda la opción de especificar que solo se traducen ciertas partes del documento.
Ejemplos de posibles anotaciones que se podrían poner en este escenario:
[Traducción jurada de las páginas 1, 2 y 3 de un documento de 20 páginas]
[Traducción jurada de los párrafos 2 y 5 de una página de 5 párrafos]
[Traducción jurada de las casillas 234 y 235 de un documento de X casillas que aparecen en blanco y no se relacionan en esta traducción jurada]
El tema de traducir o no ciertas partes del documento normalmente hay que acordarlo antes con el cliente (frecuentemente es el propio cliente el que lo propone para ahorrar…). En ese momento, hay que considerar si lo podemos hacer o no (si no, el cliente tendrá que buscar otra alternativa) y si queremos hacerlo o no, considerándolo y sopesándolo desde el punto de vista de nuestra libertad para ejercer la profesión sin presiones y siguiendo unas normas deontológicas de conducta.
Lo que sí hay que hacer es indicar claramente todo contenido omitido y puede que hasta lo indiquemos con una anotación entre corchetes en el propio texto y otra al final en la certificación, para mayor seguridad nuestra.
Dicho de otra forma:
Se traduce todo y si algo no se traduce por el motivo que sea hay que especificarlo muy claramente, bien en el texto de la traducción con una anotación entre corchetes, bien en la propia certificación de la traducción, bien en una nota del traductor señalada con asterisco y con N. del T. y la nota entre corchetes o bien dos o más de las anteriores, para más seguridad.
Lo que no se puede hacer nunca jamás es omitir contenido arbitrariamente, sin decirlo en ningún lado y porque se ha leído en algún sitio o alguien lo ha dicho sin explicar muy bien el motivo. Si bien podría ser que alguien por algún motivo omitiera el contenido de casillas en blanco de un formulario, tendría que explicar que es eso lo que ha hecho.
Yo indico siempre a mis alumnos que traduzcan todo aunque a veces veamos que algún contenido es deseable o preferible omitirlo. Pero es algo con lo que hay que tener bastante precaución y sentido común (que se adquiere con la práctica) y, por ello, me parece que para los nuevos es preferible (si les vamos a dar una norma decirles que traduzcan todo y no dejen de traducir nada).
En principio, como digo, nos pagan por traducir y la traducción es “fiel y completa” del original y, por tanto, tiene poca justificación de cara al cliente el que un traductor omita contenidos y deje de poner casillas de un formulario porque sí y porque le da gana o porque en algún sitio lo dijeron y le parece recordarlo.
Por eso si me preguntan los alumnos si hay que traducir todo, siempre les digo que sí, que traduzcan absolutamente todo y en mi ejercicio rara vez he dejado de traducir algo en una traducción jurada: entre otros motivos porque, en caso de haber una omisión (algún número, líneas que faltan) lo que suele producirse es una queja (totalmente justificada, por otra parte) sobre la traducción con la devolución de la misma y es muy doloroso (e incluso costoso si hay que volver a remitir el documento) recibir cualquier queja en traducciones juradas. Por eso, hay que tener un cuidado extremo de traducir todo, revisar y volver a revisar y, si puedes, naturalmente utilizar los servicios de un revisor que prevenga errores como las omisiones.
No traducir el reverso de los títulos
En cuanto a lo de la teoría o propuesta de no traducir el reverso de los títulos, tampoco tiene mucho sentido, a menos que, nuevamente, se diga que solo se traduce el anverso y se especifique claramente.
A veces hay clientes que solo necesitan traducir el anverso de un título y no tenemos por qué ni negarnos a hacerlo ni poner ninguna objeción.
Se dice: “traducción jurada del anverso de un título de tal de cual” y santas pascuas.
En mi caso, en traducciones del español al inglés de títulos españoles siempre traduzco el reverso de los títulos de licenciado o grado o master (si no me indican otra cosa) porque considero que aparecen datos de relevancia como:
– El año en el que se finalizaron los estudios;
– La nota final con la que se aprobó;
– La especialidad que se obtuvo.
Hay clientes, sin embargo, que nos indicarán que no necesitan el reverso, pero, si no me indican otra cosa, traduzco también el reverso.
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