«El leer sin pensar nos hace una mente desordenada. El pensar sin leer nos hace desequilibrados«
-Confucio
La lectura es una pasión compartida por miles. Ya sea en físico o en digital, rellena los huecos de cotidianidad de la vida de muchos con materia sublime. Un buen libro posee la capacidad de despertar algo en el hombre que desconocía llevaba dentro, así como de llamarle hacia algo lejano y desconocido.
Una de las mayores críticas a mi generación es lo absortos que estamos en la tecnología. No pretendo desmentirlo, porque con gran dolor es un hecho que observo primero en mí. Desde las redes sociales hasta los videojuegos, son actividades de ocio que quizá, de no existir, serían sustituidas por la lectura.
Es cierto que muchas personas, jóvenes y adultas, no tienen ningún tipo de relación con la lectura. Sin embargo, todavía quedamos apasionados.
¿Qué es “bookstagram”?
El nombre deriva de la unión de las palabras “book” e “instagram”. Tal y como lo indica el nombre, se trata de una ventana al mundo literario a través de la red social Instagram. Esta plataforma se utiliza típicamente para compartir imágenes y videos. De hecho, no se puede compartir solo texto como sí se puede en Facebook o Twitter.
Los bookstagrams son cuentas de personas que tras leerse un libro, publican una foto de la portada acompañada de una reseña. Típicamente, en la reseña incluyen un breve resumen, una puntuación y la reflexión personal acerca del texto. Además, hay cuentas que se esfuerzan muchísimo con las fotos de sus portadas, creando imágenes preciosas.
Lo interesante de este tipo de ventas, es que desafía el prejuicio de que todo lo que existe en las redes sociales carece de contenido real e intelectual, pues además de motivar a las personas a leer, aprovecha una plataforma en la que muchísimas personas tienen cuenta. (500 millones de personas acceden de modo diario a la aplicación)
Más que solo lectura
Una de las partes más bonitas de este tipo de cuentas, es lo mucho que le aporta a sus creadores.
En primer lugar, al compartirlo en redes sociales, la lectura deja de ser un evento aislado, y pasa a convertirse en un hecho susceptible de conversación con muchas más personas. Además, al leer y saber que despumes se hará una reseña que se publicará, puede generar una lectura más pausada y crítica del libro. Más que el simple disfrute de un texto (que también está genial de vez en cuando) los “bookstagrammers” estudian lo que leen. El hecho de puntuar un libro y poner por escrito sus puntos fuertes y débiles, aclara al lector/escritor sobre sus propias opiniones. Esto le permitirá decidir, por ejemplo, si quiere leer más de un autor o género en concreto.
También, hay muchos creadores de este tipo de contenido que aseguran haber creado una red de amigos y seguidores que los acompañan en sus lecturas. Esto los motiva a crear contenido no por cumplimiento, sino porque saben que hay personas que esperan con emoción sus recomendaciones. Pueden surgir debates acalorados y conversaciones sobre los temas más profundos, todo a raíz de una pasión en común: la buena lectura.
No todo es color rosa
Los lectores y seguidores de este tipo de cuentas en general no tienen ninguna repercusión negativa. A lo mejor encontrar una mala crítica a un libro al que le tengan alta estima, pero poco más.
Sin embargo, los creadores se exponen a uno que otro disgusto. Por ejemplo, y esto es algo que he observado en distintas cuentas, es cuando los creadores de cuentas que tienen una gran cantidad de seguidores descubren que hay alguien robando su contenido.
Aparte de las obviedades de que está mal por el tema de la autoría intelectual, en muchas ocasiones el problema es mayor que eso. La literatura tiene la capacidad de tocar, romper y mover las más íntimas fibras de nuestro pensar, y por ello, muchas veces hay sentimientos fuertes hacia los libros. De amor u odio, más casi siempre se basan en componentes emocionales: un libro que te ayudó a salir de una depresión, un libro que escribió un ser querido, un libro que te recomendó alguien antes de morir, etc.
Por ello, cuando alguien copia el texto (¡y en ocasiones incluso la imagen!) de una cuenta, y lo publica en otra como propio, más que plagiar contenido, se están plagiando emociones. Los creadores sienten que alguien ha irrumpido en sus almas y les ha robado un sentir personal y único hacia un objeto amado u odiado.
Lo difícil de esto, es que muchas veces no se dan cuenta de que está sucediendo, o sí se dan cuenta pero no pueden hacer mucho por cambiarlo.
Por si te interesa seguir este tipo de contenido…
Ahora, no queremos dejarlos con las ganas, por lo que a continuación una pequeña lista de cuentas con este tipo de contenido:
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