En numerosas entradas de este blog hemos hablado sobre la importancia del latín en distintos ámbitos: en el vocabulario de la medicina, en los lemas universitarios, en el léxico jurídico o en las palabras que empleamos de forma cotidiana cuando hablamos en inglés. Pero el alcance de esta presunta lengua muerta —en este blog ya explicamos todo lo que debes saber sobre la muerte del latín— llega hasta el mundo de las finanzas, en el que, como trataremos de dejar claro, tiene más importancia de la que se le presupone.
Locuciones latinas
En el mundo de la banca y de las finanzas es muy común el empleo de latinismos, sobre todo por el influjo del vocabulario del derecho mercantil. Por ejemplo, cuando se quiere precisar que, en un contrato financiero, las dos o más partes tienen el mismo tratamiento, se emplea la locución pari passu, que significa, literalmente, «con igual paso», «en igualdad de condiciones».
La locución está conformada por el ablativo singular del adjetivo pār, paris «par», «igual», y del ablativo singular del término passus, passūs «paso».
También en este grupo se encuentran los latinismos cum dividendo y ex dividendo (en inglés, cum dividend y ex-dividend), que también es frecuente encontrarlos con las abreviaturas cum div y ex div. El primero de ellos hace referencia, a grandes rasgos, al precio de la acción que incluye el derecho de recibir el siguiente dividendo.
Por su parte, con ex dividendo —generalmente lo encontraremos como «fecha ex dividendo»— se alude a la fecha a partir de la cual la acción cotiza sin tener derecho a recibir el dividendo. Por esta razón, es frecuente que se traduzca dicha locución como sin dividendos.
Además, en inglés también se utiliza la locución nil-paid (del latín nihil «nada») para referirse al valor negociable que no le cuesta nada al vendedor original.
Déficits y superávits
Dejando a un lado las locuciones, también podemos encontrar varios términos latinos que, aunque están asentados en nuestro vocabulario cotidiano, pertenecen al mundo de la banca y las finanzas. Esto es lo que ocurre con voces como déficit y superávit.
Por el significado de ambas, podríamos decir que se trata de palabras antónimas: el concepto de déficit describe la situación en que los ingresos son menores que los gastos. También alude a la cantidad que falta para que los ingresos se equilibren con los gastos. Aquí van dos ejemplos de cómo se suele emplear este término:
La tensión China-USA acelera la reconversión de las cuentas exteriores chinas, pasando de ser un país con fuertes superávits comerciales a una situación cercana al déficit (El Economista, 3/8/2019).
El aumento del gasto eleva el déficit del Estado al 0,84 % del PIB en junio (EFE, 30/7/2019).
Con la palabra superávit se alude justo a lo contrario: o bien a la situación en que los ingresos son mayores que los gastos, o bien a la cantidad que refleja un resultado positivo a partir de la diferencia entre ingresos y gastos.
Ortografía de ambas voces: en la Nueva gramática de la lengua española (2009, p.141) se especifica que los plurales de ambas voces deben acabar en –s: «Muchos de los sustantivos acabados en -t se han considerado tradicionalmente invariables, y así siguen empleándose con frecuencia. En la actualidad se prefieren, en cambio, las formas en –s porque se ajustan mejor a las reglas generales de la morfología española».
Respecto a la etimología de ambas, la palabra déficit procede del latín dēficiō «retirar», «abandonar», «tener deficiencias». De este verbo procede también la voz defecto (de dēfectum, supino del verbo dēficiō).
La palabra superávit proviene, por su parte, del verbo superō, concretamente de la tercera persona del singular del perfecto de indicativo de tal verbo. Es decir, significa, literalmente, «superó».
Sobre bonus y crisis
Otra voz que procede de este ámbito y a su vez del latín es bonus, cuyo significado es «prima vinculada, en el ámbito económico o empresarial, al logro de determinados objetivos».
Aunque nos haya llegado a través del inglés, lo cierto es que su origen nos remite al adjetivo latino bonus, bona, bonum «bueno». Aquí va un ejemplo:
Esto es posible porque el partido ganador, en este caso Nueva Democracia, recibe un bonus o premio de cincuenta escaños en virtud de la ley conocida como de proporcionalidad reforzada (ABC, 9/7/2019).
También tiene origen latino —y, a su vez, griego— la palabra crisis, con la que se alude en las finanzas a la «reducción en la tasa de crecimiento de la producción de una economía, o fase más baja de la actividad de un ciclo económico».
Como puede verse, en muchos casos estos términos no son específicos del ámbito financiero o económico, sino que los empleamos y escuchamos casi a diario. Esto se debe a que las voces van extendiendo sus significados en función de los contextos en que las utilicemos. Por eso, podemos hablar del déficit de atención y del déficit presupuestario, de igual modo que hablamos de una crisis económica y una crisis de ansiedad.