Sobre Degas
Nació en París el 19 de julio de 1834 y dedicó su vida a la pintura y la escultura convirtiéndose en uno de los artistas impresionistas más aclamados. Entre sus intereses pictóricos, se inclinó principalmente hacia la anatomía humana. Por esto mismo, disfrutaba tanto de pintar a las bailarinas. Buscaba captar verdaderamente el movimiento que encerraba la danza y cómo el cuerpo se iba acomodando en este proceso artístico.
A este interés, se le suma su pasión por la fotografía. Admiraba de esto el cómo captaba momentos instantáneos, despojando de la rigidez que él percibía en las pinturas de la época. Por eso, en sus bailarinas se puede apreciar una sensación de movimiento especial.
Si bien hoy en día es considerado como un pintor brillante, en vida no disfrutó de mayor fama. Muchos creen que este se debe al carácter seco e incluso grosero que se le atribuye. Por ejemplo, al rededor de 1880 empezó a perder la vista. Esto influyó en su estilo artístico e intereses. Sin embargo, aprovechó este problema de visión para ignorar a las personas cuando se las encontraba y decía que “no las había visto”, incluso cuando sus problemas de visión no habían llegado verdaderamente a este punto.
Las bailarinas en los 1800’s
Hoy en día, si pensamos en una bailarina, pensamos en una artista. Una mujer dedicada a la danza es equivalente a una persona con sentido de la disciplina, sensibilidad ante lo estético y pasión por su arte. Sin embargo, en la época de Degas, esa no era la situación.
La mujer que danzaba era asociada inmediatamente con una mala vida, concretamente la de la prostitución. Al ser ilegal esta misma, era también ilegal que las mujeres subieran a los escenarios, pues su baile era considerado como inmoral. Sin embargo, las únicas que tenían autorización para bailar eran las alumnas de la academia de danza de la Ópera Garnier, en París.
De acuerdo con M. Fernández:
“En la Ópera existe un mítico salón llamado Foyer de la danza, que hoy se usa para ensayos y reuniones de staff. Hacia fines del 1800, en pleno esplendor del Teatro, era un espacio privado para los abonados y las bailarinas; un verdadero escaparate para los amantes y la prostitución.
En los entreactos y al finalizar la función, los hombres de la alta sociedad francesa se reunían allí para hacer negocios, socializar y para recibir la amorosa atención femenina del cuerpo de baile y de las estudiantes.”
Dicho esto, queda claro por qué si bien era legal el que bailaran, seguía siendo vista como una profesión de bajos mundos. La ópera también era estricta en cuanto al tiempo de ocio de sus bailarinas, por lo que solamente las permitía “atender clientes” en la Ópera, más no fuera de allí bajo riesgo de expulsión.
La Petite Danseuse de Quatorze Ans
La pequeña bailarina de catorce años en español, es como Degas tituló a una famosa estatua de bronce que causó gran revuelo. Actualmente, hay más de veinte copias de esta obra que actualmente se pueden encontrar en diversos museos al rededor del mundo.
Tomando en cuenta loe explicado anteriormente, se puede entender por qué causó tanto revuelo la pieza. En la época, el arte estaba reservado para lo sublime, lo elegante, lo sutil y lo culto. Sin embargo, donde nosotros vemos la estatua de una bailarina, las personas de la época vieron la estatua de una prostituta.
Genera impresión la decisión de retratar a una bailarina que en realidad era todavía una niña. Esto aporta de una inocencia y dulzura a la escultura que la bailarina probablemente no tendría, generando un contraste entre su infantilidad y su profesión. También hace una crítica social hacia quienes contrataban este tipo de servicios, pero principalmente hacia quienes explotaban a niñas.
Otra razón por la cual la pieza generó tanta polémica, fue porque al presentar la obra, los encargados de la colección (no Degas) decidieron colocar la pieza dentro de una urna de cristal por protegerla. Sin embargo, lo único que esto logró fue dar la impresión de que se trataba de un animal enjaulado, como si la exposición fuera un zoológico. Esta sensación fue acentuada por el realismo de la obra, especialmente de sus facciones faciales.
Tampoco fue visto con buenos ojos el haberle puesto ropas y un lazo de tela en vez de hacer la escultura entera en bronce, pues esto hacía hincapié en el realismo que -dado el tema de la pieza- fue considerado como obsceno. Quizá se podría decir que sería el equivalente de si hoy en día alguien hiciera una escultura de una prostituta y sobre la misma se pusiera lencería real.
Después de ser destruido por la crítica, Degas guardó la escultura y no se volvió a saber nada de ella hasta que cinco años después de su muerte, en 1917, encontraron la pieza junto a muchas otras y decidieron hacerle copias.
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Fuentes
https://historia-arte.com/artistas/edgar-degas
https://readnfly.com/2020/09/24/la-pequena-bailarina-de-degas/