Leon Hunter

Las palabras de la campaña electoral

Congreso de los Diputados (Congress of Deputies), Spanish Parliament in Madrid

Congreso de los Diputados (Congress of Deputies), Spanish Parliament in Madrid

Estas semanas previas a las elecciones generales y a las elecciones europeas nos dejan muchos titulares, eslóganes y palabras que escuchamos y leemos por todas partes. El altavoz de la política hace que determinadas frases o palabras se instalen en nuestro subconsciente. Podemos pensar en aquel Puedo prometer y prometo de Adolfo Suárez en la campaña electoral de 1977, o en el actual Haz que pase del PSOE, que ha suscitado polémica por ese uso del verbo pasar, que por ser una voz polisémica puede dar lugar a múltiples ambigüedades y juegos de palabras. En las próximas líneas vamos a hablar de aquellas palabras que están en boga actualmente gracias a la política.

¿Relator o mediador?

Hace unas semanas salió a relucir, con motivo de la negociación entre el Gobierno y la Generalitat, el término relator, cuyo significado trajo de cabeza a lingüistas, juristas y politólogos. La definición del Diccionario de la lengua española resultaba demasiado general para un problema tan particular: ‘Persona que en un congreso o asamblea hace relación de los asuntos tratados, así como de las deliberaciones y acuerdos correspondientes’. 

Pronto apareció otra voz como mediador, con la que se quiso hacer referencia a la figura que actúa entre dos o más partes para ponerlas de acuerdo en un pleito. A cada palabra, además, se le añadió una carga connotativa: el PSOE usaba la figura del relator, mientras que el PP —que, al parecer, ya recurrió a Íñigo Urkullu para mediar en el conflicto catalán— hacía lo propio con el mediador. Sea como fuere, relatores y mediadores ya se habían incorporado al caudal léxico de la lengua y, con ello, habían adquirido nuevos significados. 

El resurgir de las felonías

Otra palabra que ha tenido una amplia repercusión durante esta campaña fue felón, un adjetivo con el que el líder del Partido Popular, Pablo Casado, se refirió a Pedro Sánchez. El Diccionario de la lengua española no es muy explícito en su definición de felón: ‘Que comete felonía’. Si acudimos a la palabra felonía, veremos que su definición es ‘deslealtad, traición, acción fea’. El adjetivo felón, por lo tanto, se aplica a aquella persona desleal o traidora. No obstante, conviene matizar que el término procede del lenguaje feudal, pues el felón es aquel vasallo que ha faltado a su fidelidad con el señor feudal. 

 

Un nuevo término: trifálico

También con Pablo Casado como protagonista tenemos la expresión derecha trifálica, con la que la ministra de Justicia, Dolores Delgado, se refirió a los líderes de Vox, PP y Ciudadanos. El término trifálico es un neologismo formado a partir del prefijo tri ‘tres’ y fálico ‘relativo al falo’.

Aunque no se encuentre en el diccionario académico, es una palabra bien formada cuyo uso, si se extiende, puede hacer que acabe en el diccionario. Como curiosidad, la propia ministra dijo días después que quiso decir tricéfalo —esto es, ‘que tiene tres cabezas’— en lugar de trifálico. Demasiado tarde para frenar la trayectoria de una palabra que se ha extendido como la pólvora en estos meses de campaña electoral. 

Los decretazos de Pedro Sánchez

Otro término muy utilizado en estos días de campaña es decretazo. El sufijo –azo, -aza puede hacer referencia a varias realidades, como expresar el golpe dado con algo (puñetazo, porrazo) o valores aumentativos (manaza), ponderativos (cochazo), afectivos (padrazo) o despectivos, como es el caso de decretazo y de otras voces como grasaza o aceitazo. Con el sustantivo decretazo se alude a los decretos leyes —no *decretos ley— de carácter social que ha aprobado el Congreso en los últimos días. Sobre todo, como es esperable, es un término que lo están utilizando partidos como el PP o Ciudadanos para arremeter contra el PSOE. Como puede verse, entre felones y decretazos anda la cosa.

¿Idea brillante o error de traducción?

El terreno de los eslóganes también es especialmente reseñable en las campañas electorales. Días atrás se presentó el eslogan del PSOE para estas elecciones: Haz que pase. El «problema» de este lema es que se trata de una traducción del inglés Make it happen, que también podría traducirse como Haz que ocurra o por una traducción menos literal pero más acorde con el sentido: Hazlo realidad. El verbo pasar, polisémico en español, da lugar a ambigüedades y juegos de palabras, como Haz que pase de largo o Haz que pase y no vuelva, con un sentido de pasar en ambos casos que no es el de ‘ocurrir’, sino el de ‘cruzar de una parte a otra’. 

Como vemos, la política es un ámbito especialmente prolífico para que aparezcan y se difundan nuevas palabras o se reutilicen otras. Habrá que ver si dentro de cuatro años algunos de estos términos se siguen utilizando o han quedado en meras anécdotas políticas, como aquel miembras de Bibiana Aído o el portavozas de Irene Montero. Por no hablar, claro, de la casta. Una voz con la que antaño se hacía referencia a un buen número de personas pero que hoy no parece aludir a nadie; desaparecida la palabra, desapareció el referente. O eso parece.

Decía George Steiner que «lo que no se nombra no existe». Por eso mismo, hay que hacer el ejercicio contrario y prestar atención a qué se nombra, porque ese será el indicio de cuáles serán las realidades a las que los políticos presten atención en ese momento. Aún quedan semanas de enfrentamientos dialécticos que, sin duda, harán que tengamos que actualizar este artículo más pronto que tarde.