Presentación
Wittgenstein nació el 26 de abril de 1889 en el seno de una familia adinerada de origen austriaco. A pesar de haber iniciado su vida sin problemas económicos, la vida del pensador no fue nunca sencilla. Sus hermanos varones acabaron por suicidarse y fue sobreviviente de dos guerras mundiales.
En palabras de M. Vincent:
“Entre los ocho hermanos Wittgenstein, solo dos sobrevolaron las convulsiones de su inmensa fortuna. A Paul lo salvó el piano, pese a ser manco, y a Ludwig la filosofía del lenguaje, que ejerció como un profeta evangélico. Los seis vástagos restantes desbarrancaron en disputas y cuchilladas domésticas, bodas de conveniencia, pactos dementes, sanatorios psiquiátricos, quiebras y suicidios, hasta que el destino los disolvió en el basurero de la historia, no sin antes obligarles a entregar gran parte de sus empresas, como chantaje, a los nazis, quienes al final dieron por bueno que esta familia de conversos tenía un antepasado que fue un príncipe ario en el siglo XVIII y así se libró del campo de exterminio.”
Con respecto a su carrera académica, estudió ingeniería y se dedicó a la aeronáutica por algunos años. Más tarde, se decantó por la matemática y su relación con la filosofía hasta dar con la Filosofía del lenguaje. Fue pupilo de Bertrand Russell en Cambridge, de quien te dejamos este otro artículo. Como anécdota curiosa, cuando Wittgenstein llevaba poco tiempo de conocer a Russell, un día le preguntó si él consideraba que era un idiota o no, y que si le respondía que era un biota se dedicaría a la ingeniería, y que si le respondía que no era un idiota se dedicaría a la filosofía. Evidentemente, Russell le dijo que no era ningún idiota (pero no sin antes leer un texto suyo sobre filosofía). Puedes escucharlo del propio Russell en este video.
Su filosofía se divide en dos partes, por las que es conocido también como el primer y el segundo Wittgenstein. Su segunda filosofía se caracteriza por ser esencialmente una crítica de la primera.
Sumergirse en lo inefable
Para Wittgenstein, el lenguaje y el mundo deben entenderse como dos entidades que están estrechamente relacionadas; no como seres independientes. El lenguaje es una parte del mundo. Por lo tanto, las proposiciones que se realizan en los lenguajes pueden representar la realidad en la que vivimos. Sin embargo, lo que no pueden representar la forma lógica. Es decir, el punto de unión que hay entre la realidad y el lenguaje. Wittgenstein era de la opinión que no era posible establecer en proposiciones lógicas la realidad, porque para ello sería necesario precisamente salirse del mismo mundo y de su lógica. Para él, la lógica es trascendental, va más allá de este mundo.
Según Wittgenstein, el método correcto de hacer filosofía es limitándose a decir más solamente lo que se puede decir. Para él, los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo. Por eso, «lo que siquiera puede ser dicho, puede ser dicho claramente; y de lo que no se puede hablar hay que callar». En una de sus obras más importantes, el Tractatus Logico-Philosophicus (1921), Wittgenstein en el prólogo indica:
«Trazar un límite al pensar o, más bien, no al pensar, sino a la expresión de los pensamientos. Así pues, el límite solo podrá ser trazado en el lenguaje, y lo que reside más allá del límite será simplemente absurdo”.
Wittgenstein no niega que aunque no e puede hablar de ellas, hay cosas que sí existen simplemente no tenemos acceso a ellas mediante el lemguaje. Lo inexpresable sigue siendo real. Es a lo que del en ocasiones denomina lo místico. No solo existe, sino que es precisamente lo que se debe alcanzar tras superar las proposiciones lingüísticas, y así poder ver correctamente el mundo.
La filosofía debe dedicarse solamente a aquello de lo cual se pude hablar, y: “de lo que no se puede hablar hay que callar».
Círculo de Viena
El Círculo de Viena nació a principios de la década de 1920, cuando Moritz Schlick aceptó la cátedra de filosofía en la Universidad de Viena. Los principales impulsores fueron Carnap, Neurath, Feigl, Reichenbach y Waismann (filósofos), y Frank, Menger, Gödel y Hahn (científicos y matemáticos). Si bien Wittgenstein no se unió propiamente al Círculo, sí mantuvo muy estrechas relaciones con Schlick y Waismann. Su canal de comunicación de las ideas pensadas en sus reuniones filosóficas fue la revista “Erkenntnis». El grupo se disolvió a los años, debido a la segunda guerra mundial.
De acuerdo con O. Castillero:
“La visión de la realidad y de la ciencia propia de los integrantes del Círculo de Viena es lo que acabaría por denominarse neopositivismo lógico. Esta postura filosófico-científica proponía el empirismo y la inducción como principales elementos para el estudio científico y suponía la búsqueda de una unidad del lenguaje científico bajo la premisa de que las diferentes disciplinas forman todas ellas parte de un mismo sistema con posibilidad de unificarse.”
Creyeron encontrar en el Tractatus la teoría lingüística que explicaba los problemas de significación. También, el Círculo aspiró a traducir todos los enunciados a un lenguaje fenomenalista, es decir, uno que haga alusión solamente a fenómenos físicos. El significado de una proposición está constituido por las experiencias que permiten verificarla. Este principio conllevaría a expulsar del lenguaje significativo la metafísica, la ética, la religión y la poesía.
Filosofía como actividad terapéutica
También, para este autor la filosofía tenía una finalidad terapéutica. Wittgenstein consideraba que la filosofía ayudaba a la liberación de los enredos mentales, ya que permite avanzar hacia las ideas más claras. Él consideraba que estos enredos mentales son muchas veces hechos por nosotros mismos, pero la filosofía aún así nos ayuda a arreglarlos. El modo en el que la filosofía nos aclara las ideas, es a través del lenguaje. El lenguaje, aporta variedad al pensamiento de una persona, y a mayor pensamiento mayor capacidad de resolución de problemas. En síntesis, el lenguaje es el vehículo del pensamiento.
A lo poner esta idea de filosofía como actividad terapéutica en relación su difícil biografía, cobra aún mayor fuerza.
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Bibliografía
O. Castillero. ¿Qué fue el Círculo de Viena? Historia de este colectivo filosófico. Psicología y Mente. Recuperado de https://psicologiaymente.com/cultura/circulo-de-viena
M. Vicent, (26 de febrero de 2011). Wittgenstein: Decid a los amigos que he sido Feliz. El País. Recuperado de https://elpais.com/diario/2011/02/26/babelia/1298682786_850215.html