Seguimos con la segunda parte del capítulo 6 sobre la calidad para traducciones juradas del manual de calidad para traducciones juradas.
Controles de calidad y filtros
Como muchos sabrán, hubo una época en la que me propuse tener un joven equipo de jurados y nos creamos un control de calidad y una serie de filtros (traducción – revisión, revisión entre ellos y luego una segunda revisión por mí, etc.). Había muchos pasos en el proceso y todo con el fin de evitar que llegaran errores al cliente final.
El caso es, valore o no el intermediario para la calidad en traducciones juradas, los clientes sí que lo tienen muy claro y lo miran con lupa.
Lo que ocurre también es que el “control de calidad para traducciones juradas” del cliente no es profesional y, como tal, ignora muchos aspectos (por ejemplo, en cuanto a requisitos formales de la jurada) y, sobre todo, lo que es la traducción propiamente dicha (si está bien o mal redactada, si la terminología empleada es la correcta). Aunque esto sería tema para otro capítulo, hasta cierto punto el control de calidad de las típicas secretarias de multinacionales que “hablan inglés” (entre comillas) se ha convertido en un control “caza números” de sacar un 3 por un 4 o, a lo sumo, en “caza erratas” de sacar un “Gracia” por un “García”, etc.
No digo que esto no sea importante, pero sí que es un factor que — llevado a extremos histéricos — desvirtúa la labor del jurado en el sentido de que toda la atención se ha desviado a cazar números, de tal forma que parece que lo que es la traducción en sí misma carece de importancia.
Pero sí que hay que poner los números correctos y que nadie se piense lo contrario.
Comprobación de traducciones
No hace mucho que vi un anuncio para translation checkers, un perfil profesional que se anunciaba de gente que “no necesitaba conocimientos de traducción”. Y es cierto que para esta labor de “checking” no es muy imprescindible. Solo tener muy buena vista para cazar errores en números, nombres mal escritos y alguna errata que otra.
Por eso también el entrenamiento que hice a la gente que colaboraba conmigo (y una persona que todavía continúa ayudándome) es en el “checking” que no llega a ser una revisión en profundidad sino que está enfocada en los aspectos que suelen comprobar las secretarias de las empresas o los “pequeños burócratas” que – sin tener conocimientos profundos del idioma ni de la traducción ni de los proceso de traducción jurada – a lo sumo lo que pueden decirte es que hay un 2 por un 3 o que falta una tilde en “Perez”.
No son deseables esos errores ni los problemas que causan y lógicamente el cliente tiene razón si reclama su corrección o, incluso, si se queja de que existan. Más motivo todavía para poner la jurada más cara por todos los filtros que hacen falta: la segunda lectura, aunque sea por un “checker”, es fundamental porque de lo contrario nos exponemos a constantes quejas ya que nadie es perfecto y alguna errata o número tecleado erróneamente tiene que haber siempre en toda traducción… Y más con plazos de un día para otro.
Aconsejo leer (porque sigue siendo vigente en su mayoría), el artículo que publiqué en 2011 sobre la revisión de las traducciones juradas que incluía una pequeña «checklist» o lista de comprobación para las traducciones (juradas y no juradas).
Your checklist for basic proofreading of translations is as follows: 1. Has the translation been spellchecked? YES / NO – If no, spell check with Microsoft Word’s spellchecker. Select all the text with “select all” (seleccionar todo) and click on “language” (idioma) and make sure the relevant box is checked (Spanish traditional sort or international sort / British English, etc.) and make sure that the box “no revisar ortografía ni gramática” is NOT enabled/selected/checked. 2. Is all the text there or is there any text in the original which is NOT in the translation? (missing paragraphs, sentences, pages, etc.). 3. Are all the dates and figures correct? 4. Are all the names (of people, institutions, etc.) spelt correctly? 5. Are any numbers in the document (including footnotes, footers, headers, headings, page numbers, annotations on the side or margin, etc.) missing or incorrect?
La calidad sí importa
Otro criterio de calidad, no ya en la traducción jurada exclusivamente, sino en la traducción en general sería la comprensibilidad y legibilidad de las mismas… Hay traducciones que son tan literales o están tan mal escritas que ni se entiende lo que quieren decir.
Aunque en la jurada, como he dicho antes, no proceden muchas correcciones de estilo o de tipo “preferencial” porque prima el criterio de literalidad (recordemos que la traducción jurada ha de ser una traducción “fiel y completa” del original y que no nos podemos inventar nada), eso no obsta para que la traducción por lo menos sea legible para una persona nativa del idioma de destino (aunque esto no significa que puedan hacer correcciones los clientes de «me suena» o «no me suena» sin aportar una razón concreta y fundada en una norma gramatical y/o ortográfica de peso, y que no sea cuestión de estilo de X guía o preferencia).
Los intermediarios tampoco se pueden lavar las manos con que «no importa» o solo importa que se entreguen rápidas y urgentes y sin que ellas tengan que mirar absolutamente nada… Que se salten los controles de calidad del producto no es aceptable, sobre todo para el cliente que se puede cuestionar para qué existe la agencia y por qué cobra lo que cobra.
La traducción es tu producto
La industria de la intermediación en la traducción ha pasado por una crisis terrible (puede que esta crisis haya sido más la crisis de la intermediación que la crisis de la traducción en sí misma).
El valor global de la industria de la traducción es de 34 billones de dólares (según este artículo) y crece cada año a un ritmo del alrededor del 5 %.
Hemos oído toda clase de propuestas: el crowdsourcing, MT, incluso una propuesta de intermediación que se llamaba “traducción de guerrilla” y consistía en que los traductores traducían totalmente gratis mientras que la agencia generosamente “solo cobraba su gestión”.
Sin embargo, lo que falla en todas estas propuestas es que la agencia – falsamente – piensa que el producto que ofrece al cliente es el servicio o la intermediación, cuando en realidad lo que venden son traducciones.
Cada zapatero a su zapato
En una zapatería la venta es importante pero que sea más importante que los zapatos en sí mismos no es verdad. El cliente compra zapatos y lo que quiere son buenos zapatos… Lógicamente si la vendedora es mala, maleducada o torpe, les costará más vender, pero, al final, lo que más cuenta son los zapatos. Puede que en el momento de la venta esto no salga a relucir porque el cliente se distraiga con el carisma de la persona que vende, pero cuando el cliente llegue a casa y se los pruebe y tranquilamente valore la comodidad, calidad, diseño… Lo que le va a importar de verdad son los zapatos.
Por eso, los jurados y traductores en general insistimos en la importancia del producto en sí mismo: el producto es la traducción jurada. La traducción profesional y una buena calidad en traducción jurada es lo que nos debe preocupar.
Lo demás tendrá relevancia para un determinado tipo de gurús pero no nos ha de preocupar: lo que importa es la traducción y si es buena o mala: antes, ahora y siempre.
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