Las palabras no son independientes, no viven alejadas las unas de las otras; por el contrario, somos los hablantes quienes hacemos todo lo posible —consciente e inconscientemente— por ponerlas en contacto. Podría decirse, por tanto, que hay palabras con la capacidad de influir sobre otras, hasta el punto de cambiarlas completamente.
Además, como se verá más adelante, hay palabras que sirven como ejemplo para crear otras. En esto consiste, a grandes rasgos, el fenómeno de la analogía: en la creación o modificación de formas lingüísticas por semejanza con otras.
Creación de palabras
Protagonista
Empecemos con la creación de palabras a imagen y semejanza de otras. Pongamos, como ejemplo, el verbo protagonizar. Hoy en día, es frecuente decir que un actor protagoniza tal o cual anuncio, escena o película. Porque, como es sabido, en una obra de cine, teatro o literaria, el protagonista —del griego πρῶτος ‘primero’ y ἀγωνιστής ‘luchador’, ‘actor’— es el que desempeña el papel principal o más destacado.
Sin embargo, el verbo protagonizar se forma por analogía con el par compuesto por agonista —en este contexto, ‘luchador’ o ‘cada uno de los personajes que se enfrentan en la trama de un texto literario’— y agonizar, cuyo significado es ‘sufrir angustiosamente’. En latín, el verbo tenía el significado de ‘luchar’, de ahí que el agonista sea, en sentido estricto, el que lucha.
Grafema
Algo similar ocurre con la palabra grafema —del gr. γράφειν ‘escribir’—, formada a imagen y semejanza de fonema. La definición de fonema es ‘unidad fonológica que no puede descomponerse’, y la de grafema sería ‘la unidad mínima de la escritura de una lengua’, es decir, la letra. Dicho de otro modo, se sigue un modelo a la hora de crear palabras.
Obstetra
Algunas personas podrían pensar que el especialista en obstetricia se llama obstetrista, pero lo correcto es decir obstetra ‘especialista en obstetricia’, que se formó siguiendo el modelo de otros términos relacionados semánticamente, como pediatra, podiatra o psiquiatra.
Controvertido
Otro ejemplo de creación a partir de analogía lo encontramos en el adjetivo controvertido, del latín controversus. Con la misma raíz latina versus, (participio de perfecto pasivo del verbo verto, del que viene el verbo verter en castellano— encontramos las formas inversus y conversus.
Estas dos palabras son el origen de dos adjetivos: invertido e inverso y convertido y converso, respectivamente. El adjetivo controvertido se formó porque era semejante a estas formas.
Contaminación fonética
Palabras que se pronuncian de una manera… ¿inusual? ¿Os imagináis que se dijera [sónido] o [decímo]? Pues así deberían decirse estas palabras, pero por un proceso de contaminación, se pronuncian de distinta manera.
Sonido
En otros casos, lo que hay es una «contaminación fonética» y así ciertas palabras pasan a pronunciarse como otras con las que comparten una relación semántica. Es el caso, por ejemplo, de la palabra sonido. El origen de este término está en la palabra latina sonĭtus.
Esta es una palabra esdrújula (la sílaba tónica o más fuerte está en la primera sílaba, es decir, en so). Sin embargo, influida por otras voces con algunos rasgos semánticos en común, como ruido, chirrido o rugido, la prosodia (o pronunciación) de esta palabra cambió. Si no se hubiera producido esta influencia, la pronunciación sería sónido.
Céntimo
Vamos con la palabra céntimo. El origen de esta palabra, como apunta Joan Corominas en el Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, e el francés centime, cuya sílaba tónica es time —la transcripción fonética sería /sɑ̃.tim/—.
En nuestra lengua esta palabra debería pronunciarse como palabra llana, o sea, cenTIme. Pero, por analogía con décimo, cambió la pronunciación de esta palabra a la forma esdrújula céntimo.
Élite
No pasa lo mismo con élite —otro calco del francés—, cuya pronunciación en español está influida por la grafía de élite. En sentido estricto, esta palabra debería ser llana, aunque actualmente se aceptan las formas elite y élite.
Cruce de palabras
Espurio
En otros casos se produce una contaminación morfológica; es decir, hay palabras que modifican su forma por «contagio» con otras. En algunos casos, se producen fenómenos de ultracorrección, como sucede con espurio y su variante (incorrecta) espúreo, formada por analogía con otras que acaban en –úreo, como purpúreo o sulfúreo.
Descuajeringar
Además, el contagio da lugar a palabras como descuajeringar; el origen de esta se encuentra en el verbo descuajar, de donde procede el verbo descuajaringar ‘desunir’. Sin embargo, por contagio con las palabras jeringa y jeringar, se ha formado el término descuajeringar.
Nigromancia
Estos cruces, además, hacen que se pierda la referencia etimológica. Una palabra que refleja este hecho es nigromancia ‘adivinación mediante la invocación a los muertos’. Por la morfología de la palabra podríamos advertir que tiene que ver con el color negro; sin embargo, la etimología nos remite a la forma necromancia, también recogida en el DLE, donde sí se advierte la referencia a los muertos a través del afijo necro-, como en necrofilia o necrología.
Así pues, la necromancia o nigromancia aluden a una forma de adivinación; la forma nigro- parece tener cabida porque, además, otro sentido que tiene la palabra es el de ‘magia negra’. Quizá por este motivo —aparte del fonético— se genere la confusión entre los elementos compositivos necro– ‘muerto’ y nigro– ‘negro’.
Calaño/a
Y vamos con el último. Hoy en día, poco o nada tienen que ver las palabras tamaño y calaña, pero lo cierto es que en el origen de la segunda sí existe una relación de analogía. Tamaño procede del latín tam ‘tan’ y magnus ‘grande’. Pues bien, por influencia de esta formación (tam + magnus = tamaño) se formó la palabra calaño, que a su vez procede de cualaño, derivada de qualis ‘cual’.
Existe una relación entre ambos términos, puesto que en latín talis (tal) y qualis (cual) se utilizaban para un tipo de oraciones comparativas. Sin embargo, en la formación de calaño no se ha encontrado ninguna evolución fonética que explique por qué termina en –año, como sí ocurre en tamaño, porque el grupo –gn acabó originando esa –ñ a la que nos referíamos en el ejemplo de cualaño. Se trata, por tanto, de otro caso más en el que las palabras parecen demostrar que no son independientes las unas de las otras.
Términos:
A continuación, resumimos algunos de los términos que se usan en este artículo:
Analogía: significa ‘creación de nuevas formas lingüísticas, o modificación de las existentes, a semejanza de otras’
Prosodia: ‘parte de la gramática que enseña la recta pronunciación y acentuación’.
Grafema: ‘unidad mínima e indivisible de la escritura de una lengua’.
Fonética: ‘unidad fonológica que no puede descomponerse en unidades sucesivas menores y que es capaz de distinguir significados’.
Transcripción: ‘acción de representar elementos fonéticos, fonológicos, léxicos o morfológicos de una lengua o dialecto mediante un sistema de escritura’.