La relación de la poesía con el trap y el reguetón bien podría considerarse como antitética. Habría que ser bastante relativista y permisivo para comparar la poesía de Bécquer con las letras de Daddy Yankee. Sin embargo, puede resultar didáctico explicar ciertas nociones de poesía no acudiendo a los versos de Antonio Machado o Góngora, sino a los de diferentes cantantes de trap y reguetón. Al fin y al cabo, la poesía en su origen era un género oral y, en algunos tipos de poesía, era interpretada por un coro. Por tanto, nuestro planteamiento no resulta del todo descabellado.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que, tanto en el trap, el rap o el reguetón lo fundamental es la rima, para que la canción pueda ser más pegadiza. Y un buen ejemplo lo encontramos en las siguientes estrofas:
Despacito
Quiero respirar tu cuello despacito
Deja que te diga cosas al oído
Para que te acuerdes si no estás conmigo
(Despacito, de Luis Fonsi y Daddy Yankee).
Vamos a comenzar con este estribillo tan popular para analizar el tipo de rima. Recordemos que la definición de estribillo que ofrece el Diccionario de la lengua española es ‘expresión o cláusula en verso, que se repite después de cada estrofa en algunas composiciones líricas, que a veces también empiezan con ella’. Los tipos de rima son dos: consonante —cuando existe identidad de sonidos vocálicos y consonánticos entre dos o más versos— y asonante, que es la que aparece en el ejemplo. La rima se produce entre los sonidos vocálicos, puesto que entre despacito, oído y conmigo solo riman las vocales.
Ahora nos vamos al trap, pero seguimos hablando de rimas. Otro ejemplo de rima asonante —en este caso, la rima se produce entre las vocales a y o— lo encontramos en estos versos de la canción Chemtrails, de Pimp Flaco y Kinder Malo:
Estáis todos más p’atrás que la leche con Cola Cao
Bueno no estáis p’atrás, estáis pa’l lao.
Tu balón en el tejao, neumático pinchao
Un graffiti to’ tachao, venga chao.
Tú los dientes de caballo regalao
Yo pescadero, estoy cortando el bacalao
En este ejemplo, además, es interesante para entender algunos recursos que modifican la métrica de los versos. En concreto, el apócope y la síncopa. Por apócope se entiende la omisión de cualquier sonido al final de una palabra. Esto es lo que ocurre cuando se dice to en lugar de todo, o en pa en lugar de para. A su vez, como se puede observar, hay varias síncopas —supresiones de una sílaba en el interior de una palabra—, como en regalao, tachao, tejao o pinchao. Este hecho parece intencionado, pues la síncopa u omisión de la d intervocálica se considera propia del habla coloquial. Además, la síncopa permite establecer la rima con otras palabras como bacalao, chao o Cola Cao, que no la llevan.
El ritmo, también fundamental
Además de la rima, es importante hablar del ritmo. Por lo general, en las composiciones líricas los encabalgamientos tienen especial importancia, y en la mayoría de canciones de trap y reguetón se producen encabalgamientos suaves. Estos son los que se producen cuando una oración que se inicia en un verso pasa al siguiente ocupándolo por completo o más allá de la quinta sílaba. Es difícil que se produzcan encabalgamientos abruptos, es decir, que la frase encabalgada en el siguiente verso se interrumpe antes de la quinta sílaba. Veamos algunos ejemplos clásicos de encabalgamientos abruptos:
mas luego vuelve en sí el engañado
ánimo, y conociendo el desatino,
la rienda suelta largamente al lloro
(Atribuido a Fray Luis de León)
Acude allí la trápala furiosa
del oro, del cuidado y las cautelas,
y partiéndose dicen que reposa.
(Lope de Vega)
Se puede observar que en ambos casos existe una interrupción en el verso encabalgado (el segundo) antes de la quinta sílaba. Un ejemplo de un encabalgamiento suave lo encontraríamos en los siguientes versos de Miguel Hernández:
¿Quieres contar sus penas? Anda y cuenta
los dulces granos de la arena amarga
(Miguel Hernández)
En este caso, como los que veremos en este artículo, los encabalgamientos se prolongan hasta el final de segundo verso o, si se interrumpen, lo hacen después de la quinta sílaba —y, por tanto, seguiría considerándose encabalgamiento suave—.
Algunas figuras retóricas
Sobre todo en las canciones de reguetón podemos encontrar muy variadas figuras retóricas. Una canción muy escuchada últimamente es Mayores, de Becky G y Bad Bunny. En el estribillo de esa canción se dice lo siguiente:
A mí me gustan más grandes
Que no me quepa en la boca
Los besos que quiera darme
Y que me vuelva loca
En los dos primeros versos se está jugando con un claro doble sentido —que, posteriormente, parece aclarar—. No obstante, los autores son conscientes de que juegan con una ambigüedad de carácter léxico-semántica, es decir, la que deriva directamente de los diferentes significados que pueda tener una palabra. En retórica, esta figura se denomina anfibología, y consiste precisamente en el uso voluntario de ciertas palabras u oraciones con doble sentido.
Otra figura retórica muy común es el hipérbaton, que consiste en alterar el orden habitual de las palabras de una oración. Esto se puede ver, por ejemplo, en la canción El baño, de Enrique Iglesias y Bad Bunny:
Ya tú estás caliente y todavía no son las doce, yeh
Vacila que la vida es solo una
A mí se me para el corazón, a ti se te hace una laguna
Me llama después de la una
Santa de día, diabla cuando cae la luna.
En los dos primeros versos citados, el orden habitual habría sido diferente. Es decir, diríamos «Tú ya estás caliente y todavía no son las doce […]. Vacila que la vida es una sola». Otra canción en la que se da esta figura es en Nota de Amor, de Luis Vives y Daddy Yankee:
Hoy te tengo que decir
que el amor en ti encontré
que eres tú la mujer que me hace feliz.
¿Conoces más ejemplos como estos? Si crees que eres un experto en reguetón —o en poesía— y quieres compartirlos con nosotros, ¡déjanos tu comentario!