Tengo una amiga que su marido es ingeniero. Estrictamente hablando esta oración es gramaticalmente incorrecta, sin embargo es una construcción que a menudo pasa desapercibida entre los hablantes de español como alternativa a Tengo una amiga cuyo marido es ingeniero. ¿A qué se debe esta sustitución? Dentro de los pronombres relativos en español, cuyo es el más peculiar porque es un relativo a la vez que un posesivo, lo cual carga a este término con cierta complejidad gramatical que puede no verse a simple vista.
UN RELATIVO POSESIVO
Etimológicamente, cuyo proviene de quoius, que es la forma en genitivo del relativo latino qui, quae, quod (el equivalente en español es el relativo que). Al igual que donde o que, cuyo introduce oraciones de relativo con antecedente, pero también se caracteriza por indicar una relación de posesión entre el antecedente (poseedor) y el sustantivo al que acompaña (objeto poseído).
Esto significa que, desde un punto de vista morfosintáctico, cuyo actúa también como cualquier otro determinante posesivo al establecer concordancia con el objeto poseído, por este motivo cuyo es identificado como un relativo posesivo. Así, podemos identificar dos principales razones por las que los hablantes tienden a elegir no usar cuyo.
RAZONES GRAMATICALES
Esta doble dimensión de relativo posesivo es un resto del genitivo latino, lo cual hace de cuyo un término un tanto extraño para una lengua analítica como el español donde la norma general es que a cada palabra le corresponda una categoría y función gramatical. Este tipo de términos no son raros en lenguas sintéticas como el latín o el inglés donde las funciones sintácticas son sintetizadas en una misma palabra; como por ejemplo las declinaciones en latín o las contracciones en inglés.
Por este motivo, el uso de este peculiar relativo se ha ido deteriorando –particularmente en la oralidad– y ha sido sustituido por la fórmula ‘que (pronombre relativo) + su (determinante posesivo)’, donde la doble dimensión de cuyo es desglosada en una fórmula analíca que explicita ambas funciones gramaticales por separado.
En otras palabras, como lengua analítica, el español se ve en la necesidad de establecer una distribución sintáctica en la que el relativo esté por un lado y el posesivo por otro. Es más, en la Edad Media cuyo se utilizaba como un relativo-interrogativo, es decir, se utilizaba para decir ¿de quién? pero este uso acabó desapareciendo por completo.
RAZONES SEMÁNTICAS
La concordancia de género y número que establece cuyo con el objeto que acompaña dota a este vocablo con una carga semántica y flexiva que otros relativos no tienen.
En latín quoius no contaba con dicha flexión y se comportaba como los demás relativos. No es hasta que, por analogía con el determinante posesivo, quoius adquiere flexión de género y número creando nuestro actual cuyo, cuyo, cuya, cuyas.
Esto significa que el hecho de que cuyo sea un relativo que se comparta morfológica y semánticamente como un posesivo ha derivado en una tendencia por parte de los hablantes a percibir este término más como un posesivo que como un relativo. Ello se percibe en cómo cuyo ha ido perdiendo ciertos usos de los que sí gozan los demás relativos –como las oraciones de relativo sin antecedente— debido a que en estos casos cuyo no siempre tiene significado posesivo.
Por lo tanto, si los hablantes perciben cuyo más como un posesivo que como un relativo, esto refuerza la necesidad de crear una alternativa que marque explícitamente la función de relativo apartada del significado posesivo. De ahí surge la sustitución de cuyo por que su.
¿SE PUEDE REDUCIR CUYO A UN DETERMINANTE POSESIVO?
A pesar de la percepción del hablante y de estas características semánticas y flexivas, cuyo es ante todo un relativo. No puede formar parte de los determinantes posesivos porque sus características de relativo hacen imposible que tenga usos intercambiables con los de otros posesivos. Por lo que, sigue siendo un vocablo que tiene su propio espacio en la lengua española y aquí reside su gran peculiaridad.