Reflexiones sobre productividad para traductores
Recientemente he leído algunos artículos sobre productividad para traductores (también yo he escrito sobre productividad en varias ocasiones). Las recomendaciones a veces coinciden en muchos artículos. Son buenas recomendaciones pero son, a veces, muy generales y sin pensar en las circunstancias actuales de los traductores.
Cambio de modelo productivo
En España hemos visto un cambio bastante dramático del modelo productivo. No quería convertir este artículo en una queja pero, aunque no te quejes, la realidad hay que reconocerla. Y hay que dar el contexto de los problemas.
Y el contexto es:
* Se exige un aumento muy grande de productividad (a veces llamado “esfuerzo” por los gobernantes) en un contexto en el que las empresas y los particulares soportan una gran carga fiscal por varias razones: la deuda, el ratio de pensionistas frente a trabajadores, etc.
* Existe una tendencia al low cost también bastante dramática, tanto en la economía en general como, particularmente, en la industria de la traducción (que siempre ha sido low cost, de todas formas).
En este contexto, a todo el mundo se nos está pidiendo un aumento de productividad.
Recomendaciones sobre productividad
En un artículo reciente de The TR Company, una empresa argentina, dan 8 consejos de productividad para traductores.
Son todos muy útiles y diría que eso es un punto de partida, pero pensando en el contexto concreto de muchos traductores en España (y probablemente en Argentina), hay cosas que puntualizar.
Objetivos… ¿Qué pasa cuando mis objetivos no los establezco yo?
En objetivos, señala el artículo de The TR Company:
Establecer objetivos diarios o semanales, en función del trabajo que tengas, es esencial. A partir de allí podrás también organizar tus tiempos de ocio, de salida con amigos o de descanso.
“Debo entregar esta traducción el miércoles, por lo que deberé traducir tantas palabras por día para luego contar con tiempo para revisar”.
Eso está muy bien, pero claro, el problema es que hacemos exactamente eso y luego el lunes llama un cliente con una urgencia, el martes llama otro, nos piden una factura o un papeleo, llaman para pedir un presupuesto que hay que calcular y enviar… Y finalmente llega el miércoles y no tenemos ni traducción ni revisión.
Este punto es muy difícil y hay muchas estrategias:
* El outsourcing (sacar trabajos a compañeros) pero siempre que la tarifa que vayan a pagar te permita subcontratar;
* Aprender a decir “no” y a ser más asertivo, incluso yendo a un curso o una terapia si hace falta;
* Reducir la exposición / publicidad en redes sociales para atraer menos ofertas de gente no conocida o “desesperada” que vaya pidiendo presupuestos por doquier o buscando traductores urgentes;
* Tratar de renegociar los plazos con unos y otros (aunque es difícil);
* Seleccionar clientes e ir eliminando los que trabajen con plazos que sean siempre inaceptables para ti.
En definitiva, la reflexión de ponerse un objetivo y un plazo no es mala, pero tiene que haber también bastante flexibilidad incorporada en ese calendario y, por otra parte, hay que incluir bastante tiempo para imprevistos.
Desconcentraciones
En una parte del artículo de The TR Company dicen:
“Si, por ejemplo, estás traduciendo un texto de 3.000 palabras y tu objetivo es terminarlo al final del día, plantéate no levantarte de la silla hasta haber traducido, por ejemplo, las primeras 1.000.”
Es cierto que es un buen consejo. Sin embargo, pues imagínate que primero te piden 3 mil, luego mil, luego 100, luego una factura, luego un presupuesto, luego una consulta… Y llegan las 4 de la mañana y sigues en la silla sin comer, sin ducharte y sin ir al baño.
Puede ocurrir.
Ante esto, hay, de nuevo, varias estrategias posibles:
* No mirar el email (o mirarlo cada hora) y apagar el teléfono;
* No sé a vosotros, pero a mí, más que por número de palabras, lo que me funciona es trabajar por horas – es decir: “Voy a trabajar de 11 a 1 en X traducción” en vez de “voy a traducir 1.000 palabras”. Por lo que sea, encuentro más productivo este enfoque (cuando consigo aplicarlo y no me desconcentro).
* Variar las tareas – lo comentaba en un artículo anterior sobre productividad y lo cierto es que si me bloqueo mucho con una determinada traducción, encuentro más productivo hacer otra tarea intercalada y cambiar un poco a otra tarea para luego continuar. Así, también puedo colar trabajos pequeños en medio de los grandes y que no se formen cuellos de botella.
Rutinas personalizadas
En otro artículo de productividad para traductores (de la agencia LocalConcept) comentan:
“Si te cuesta mucho madrugar, es inútil que te autoimpongas despertarse a las 7:30 para empezar a trabajar. Si a las 13:00 empiezas a tener hambre, no esperes hasta las 15:00 para comer solo porque es la hora establecida para ello. Si haces esto, acabaras frustrado, hambriento y no aprovecharás tus horas de trabajo de manera adecuada. Al conocer cuándo trabajamos mejor y ocuparnos de las tareas según nuestro estado físico y anímico podemos ser más productivos.”
Es totalmente cierto y lo es igual de verdad que los traductores acabamos frustrados porque el ritmo nos lo marca (frecuentemente) un cliente con un horario diferente al nuestro.
Puede ser, por ejemplo, que estén llamando un cliente de Europa a las 8 de la mañana (para sacarte de la cama) y los de América a las 10 de la noche para decirte que urgentemente tenías que ir a mirar no sé qué proyecto que habían enviado y decir si te podrías encargar o no. Lógicamente, no es sostenible.
En otros casos, hay clientes que les da por llamar a horas de la siesta, de comer… El caso es no mandar un email o mensaje y llamar.
Al final no se puede trabajar así y hay que replantearse si nuestra rutina es compatible con la de los clientes y viceversa.
Es cierto que hay tipos de persona “de mañana” y “de noche” (yo soy más de los segundos) y que es verdad que nuestra rutina es mejor ajustarla al calendario biológico y no a la que imponga alguien externo.
Más artículos sobre productividad:
Letras de Sastre – Cuando las letras bailan. Este artículo es de hace unos años atrás, pero punto por punto, muchos traductores se encontrarán identificados. Frase destacada: «Mi única fórmula para intentar esquivar esos días que son un cóctel bien cargado de nervios, tensión y estrés es mostrar honestidad siendo realista, ecuánime y sincero con uno mismo y con el cliente. Decir “no” también puede ser una muestra de profesionalidad.»
Otro artículo interesante (con consejos ya antiguos pero útiles) es este de Álvaro Dávila: Mecanografía, productividad y salud. Frase destacada: «La mecanografía nos permite aumentar nuestra productividad ya que aprendiendo a escribir correctamente, usando todos los dedos de ambas manos y siguiendo un conjunto de reglas de digitación, podemos aumentar la velocidad de palabras por minuto que escribimos.»
Por último, en este blog también se publicó hace algún tiempo el artículo de «50 trucos de productividad para traductores«. Frase destacada: … Darse premios, en plan: “Si termino esto y cumplo el horario luego con el tiempo que me sobre me voy a ir a comprarme un helado de dos bolas gigantes con nata montada y topping de chocolate”…
¡Pues voy a aplicar el consejo! ¡Hasta la próxima! 🙂