—[…] nunca lo bueno fue mucho; guárdese con los escogidos. Pero ¿qué libro es ese que está junto a él?
—La Galatea de Miguel de Cervantes —dijo el barbero.
—Muchos años ha que es grande amigo mío ese Cervantes, y sé que es más versado en desdichas que en versos […].
Don Quijote de la Mancha
Parece que en la actualidad se ha perdido el uso de algunos de nuestros refranes más antiguos. El refranero español enriquece nuestro lenguaje y nos sirve para responder con acierto a muchas de las situaciones de nuestra vida. No obstante, a pesar de que recoge la sabiduría popular, un refrán puede, en algunas ocasiones, ser tan verdadero como falso. Y si «a quien madruga, Dios le ayuda», también es verdad que, «no por antes madrugar amanece más temprano». O si «la cara es el espejo del alma», también es verdad que «las apariencias engañan».
Estos refranes son conocidos, pero hay otros que cada vez se escuchan menos. En este artículo enunciaremos algunos refranes que son, hoy, menos afamados y merecen rememorarse.
Refranes para nuestros tiempos
1. A la vejez, viruelas
Origen: se encuentra recogido en Vocabulario de refranes (1627) de Gonzalo Correas. También lo emplea, dos siglos después, Manuel Bretón de los Herreros (1827), y más cercano a nuestro tiempo, Camilo José Cela en La familia de Pascual Duarte (1942).
Uso adecuado: se debe utilizar para referirse a quien se dedica a pasatiempos y asuntos no avenidos con su edad. También se predica de aquel a quien sobrevienen cargas y trabajos que por sus muchos años ya no puede desempeñar.
2. Boca de verdades: cien enemistades
Origen: desconocido, pero se vincula con la tradición del refranero.
«Entre risas y bromas se dicen verdades de arroba».
«Jugandillo, jugandillo se sueltan verdades a porrillo».
Ya que reconocen que la que la verdad no se puede expresar de manera directa. También el Marqués de Santillana recoge en su libro Refranes que dicen las viejas tras el fuego (1499):
«No hay peor burla que la verdad».
El término «verdad» proviene de la palabra latina veritas, la cual tenía tres significados: la verdad como es generalmente entendida, la realidad misma (verus era tanto como decir «verdadero y real») y la justicia, rectitud o sinceridad. Por lo que vemos que el significado entre lo que se dice y lo que se piensa alberga una correspondencia según esta comprensión del concepto.
Agustín de Hipona emplea el término latino:
«Noli foras ire, in te rede, in interiore hominis habitat veritas».
«No vayas a buscarla lejos de ti, sino que volviendo a ti mismo, en el interior del hombre, habita la verdad.»
Más conocida es la anécdota del filósofo George Berkeley cuando tras publicar su Tratado sobre el conocimiento humano le preguntaron:
«Maestro, ¿siendo la verdad cosa tan importante y necesaria, cómo es que la gente no la tiene por meta principal?», a lo que respondió:
«Todos reclaman la verdad, pero son pocos los que se ocupan de ella».
3. Cada uno lleva la lengua donde le duele la muela
Es decir, siempre pensamos que no hay mayor mal que el que nos aqueja. Recuerda al otro refrán:
«No hay mayor mal que el de cada cual».
Juzgamos el mundo desde nuestra subjetividad, primando nuestra sensibilidad e intereses. O, para expresarlo castizamente: cada uno lleva el agua a su molino y arrima el ascua a su sardina.
4. Del agua mansa me guarde Dios, que de la recia me guardo yo
Es tanto como decir:
«Dios me guarde de mis amigos, que de mis enemigos me cuidaré yo».
Tiene su origen en la Edad Media. Varía el significado: la apariencia de alguien apacible puede tornarse terrible si se enoja. Los mismos asuntos de la vida varían y, lo que al principio parecía sereno, puede volverse trágico. Por esa razón, más vale que nos guarde Dios, o quien pueda, de aquello que no podemos prever, porque ese será el golpe más duro y violento.
5. Cuando pitos, flautas; cuando flautas, pitos
Lo emplea Luis de Góngora:
«Porque en una aldea
un pobre mancebo
hurtó solo un huevo
al sol bambolea,
y otro se pasea
con cien mil delitos.
Cuando pitos, flautas,
cuando flautas, pitos.»
Alude al hecho de que las cosas sucedan al revés de lo que pudiera pensar naturalmente. También se dice cuando una contrariedad sigue a otra, de modo que el que las padece nunca se ve libre de problemas.
6. Cuando vuela bajo, tiempo frío anuncia el grajo
El refranero español es el que más referencias tiene al tiempo. Aquí recogemos éste, que indica el pronóstico que hacían los campesinos en base a la observación de este tipo de pájaro. Existen variaciones del refrán, más ostensibles en su significación, que quizá no serían apropiadas mencionar, pero que mantienen el tono jovial inherente al refranero español.
7. Del bien al mal no hay un canto de un real
Alude al poco trecho que existe entre cosas extremas. Así escribe Cervantes en Los trabajos de Persiles y Sigismunda (novela bizantina publicada de forma póstuma en 1617):
«Parece que el bien y el mal distan tan poco el uno del otro que son como dos líneas concurrentes que aunque parten de apartados y diferentes principios, acaban en un mismo punto.»
Es un tópico de la tradición lo variable que es la diosa Fortuna y cómo muda la suerte de un hombre.
8. Días de mucho, vísperas de nada
Refleja que en tiempos de prosperidad y bonanza no debemos excedernos en gastos, sino ser precavidos y prudentes ante la posibilidad de que los buenos tiempos pasen. Es decir, la bonanza puede ser víspera de malandanza («no hay carnaval sin cuaresma»). En sus Artículos y escritos diversos (1870) escribe Bécquer:
«Por fortuna, si el refrán que enseña que los días de mucho son vísperas de nada, puede aplicarse invirtiendo el orden de los términos, en el próximo otoño se encontrará ocasión de desquitarnos con usura de la presente falta de novedades.»
Pues bien, quedémonos con que se puede invertir «el orden de los términos».
9. Digan, que de Dios dijeron
Quizás este sea más conocido. El refrán comunica el desprecio con el que debemos recibir las habladurías, comidillas y cizaña que los calumniadores esparcen. Fue del gusto de los autores áureos. López de Úbeda la emplea así en La pícara Justina (1604):
«Desubstancien, que no les engordará el caldo esforzado que de aquí sacaren; digan, que de Dios dijeron.»
Y Quevedo:
«Y si de vos riere
todo el bando tomajón,
dadme, y dejadlas que digan,
pues que dijeron de Dios.»
10. Donde no hay harina todo es mohína
Es tanto como decir que la miseria está reñida con la felicidad, e incluso acaso con el amor; es el refrán antitético a aquel refrán optimista: «Contigo pan y cebolla».
Se asemeja al otro refrán: «Donde no hay que comer, no hay placer». Y claro está: primum vivere deinde philosophari. Aunque debemos apostillar, recurriendo a Sócrates, que una vida que no es examinada no merece la pena ser vivida. Y también rememorar las palabras de otro sabio (Confucio):
«¿Me preguntas por qué compro arroz y flores?
Compro arroz para vivir, y flores para tener algo por lo que vivir.»
Bibliografía
Don Quijote de la Mancha – Miguel de Cervantes, edición del IV centenario
Refranes de nuestra vida – Pancracio Celdrán Gomariz, 2009
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