Las siglas y los acrónimos son signos lingüísticos formados a partir de la abreviación gráfica de varias palabras. Aunque a menudo suelen confundirse, conviene señalar que no son lo mismo: las siglas son abreviaciones formadas a partir de las letras iniciales de una determinada expresión, como ocurre con ONG (organización no gubernamental) o ADSL (Asymmetric Digital Subscriber Line ‘línea de abonado asimétrica digital’). Los acrónimos, por su parte, son un tipo de siglas que pueden ser leídas o pronunciadas como si se tratara de una palabra y se integran en la lengua como sustantivos, como ocurre con ONU (Organización de las Naciones Unidas), ERE (Expediente de Regulación de Empleo) o TIC (tecnologías de la información). Así pues, OTAN es sigla y acrónimo y BCE es sigla, pero no acrónimo porque se lee deletreando.
Ahora bien, también hay que precisar que los acrónimos también pueden ser aquellas palabras que están formadas mediante la unión de dos o más palabras, generalmente con el principio de una y el final de la otra. Algunos acrónimos de este tipo serían el neologismo feminazi (de femi(nista) + nazi), flexitariano (de flexi(ble) + (vege)tariano) o teleñeco (de tele(visión) + (mu)ñeco). Es frecuente también que los acrónimos se construyan con más de una letra de cada palabra que compone la expresión. O dicho de otro modo: los acrónimos, a diferencia de las siglas, pueden formarse no solo con la letra inicial de cada palabra, sino con dos o más. Algunos ejemplos serían Fundéu —acrónimo de Fun(dación) del E(spañol) U(rgente)—, Renfe —Re(d) N(acional) de F(errocarriles) E(spañoles)— o MERCOSUR, de Mer(cado) Co(mún) del Sur.
Ortografía de las siglas
Por norma general, las siglas han de escribirse con mayúsculas para indicar que se trata de una palabra formada por la letra inicial de dos o más palabras —como en ADN, CD o DVD— y para diferenciarla de aquellos sustantivos comunes a los que, en ocasiones, reemplaza. Por ejemplo, esto sirve para diferenciar el AVE —siglas de Alta Velocidad Española— y el ave ‘animal con pico y plumas’ y USO —de Unión Sindical Obrera— y uso ‘acción de usar’—. Además, también hay que diferenciar entre los tres tipos de siglas que podemos encontrar en castellano, a saber:
- Las deletreadas, como DNI, pronunciada de-ene-i, o UGT, pronunciada u-ge-te.
- Las silabeadas (o acrónimos), como OTAN —pronunciada ó-tan u o-tán— o PYME, que se pronuncia pí-me.
- Las mixtas, como PSOE (pe-só-e) o CSIC (ce-síc).
No obstante, cada vez es más frecuente encontrar un uso combinado de mayúsculas y minúsculas en las siglas. Es lo que ocurre, por ejemplo, en siglas como AEMet —de Agencia Estatal de Meteorología—, PCEr, —de Partido Comunista de España reconstituido— o UniCo, de Unión de Correctores. ¿Cuál es la explicación a este fenómeno? En la Ortografía señalan lo siguiente: «Hoy va siendo cada vez más habitual escribir con mayúscula únicamente la inicial de los componentes significativos de la expresión desarrollada y mantener en minúscula las letras no iniciales o los conectores gramaticales» (2010,§ 4.3.1, p. 511). Ahora bien, hay que tener en cuenta que la combinación de mayúsculas y minúsculas en el interior de una palabra solo se admite en la escritura de siglas y acrónimos; en el léxico general no se admite la unión de una mayúscula y minúscula en interior de palabra —sí en posición inicial, evidentemente—.
Lexicalización de siglas y acrónimos
Algunas de estas siglas resultan muy productivas a la hora de generar nuevas palabras. De hecho, es frecuente que las siglas y acrónimos se lexicalicen, es decir, pasen a formar parte de nuestro caudal léxico. Esto ocurre cuando el hablante no es consciente de que la palabra en cuestión es, en origen, un acrónimo o una sigla. Pongamos algunos ejemplos: la palabra tac ‘conjunto de imágenes de secciones de un órgano computarizadas’ se ha lexicalizado y la escribimos como una palabra a todos los efectos —es decir, no hace falta remarcarla con mayúsculas—. Sin embargo, se trata de un acrónimo formado a partir de tomografía axial computarizada. Lo mismo ocurre con las palabras láser, acrónimo de las palabras light amplification by stimulated emission of radiation, y radar, que originariamente eran las siglas de radio detecting and ranging.
También puede darse la lexicalización en los sustantivos comunes formados a partir de siglas. Por ejemplo, de las siglas UGT (Unión General de Trabajadores) tenemos el adjetivo ugetista ‘afiliado a la UGT’, de igual modo que a partir de PP (Partido Popular) tenemos pepero ‘afiliado al Partido Popular’.
¿Cómo se forma el plural de las siglas y acrónimos?
Lo primero que debemos tener en cuenta es que muchas siglas ya se forman a partir de palabras en plural, como ocurre en TIC (tecnologías de la información) o FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). No obstante, pueden darse diferentes tratamientos del plural de las siglas o acrónimos. Por una parte, algunas pueden tener tratamiento de nombre común, y formar el plural como si se tratara de un sustantivo más: Las pymes (plural de PYME, siglas de pequeña y mediana empresa), los grapos (plural de GRAPO, siglas de Grupos Antifascistas Primero de Octubre) o los geos (plural de GEO, siglas de Grupo Especial de Operaciones). Como puede verse, se trata de palabras cuya grafía es minúscula, y esto se debe, como hemos explicado anteriormente, a que se trata de acrónimos lexicalizados.
Otro caso muy frecuente —aunque no recomendable— es el de escribir una -s minúscula al final de una sigla. Según aconseja la Nueva Gramática de la lengua española (2014,§ 3.7m, p. 164), es preferible tratar estas palabras como si se tratara de palabras invariables. Así pues, lo correcto es escribir las ONG en lugar de las ONGs, los CD en lugar de los CDs o los DNI en vez de los DNIs.
Para acabar, hay que mencionar que las siglas y los acrónimos son diferentes de las abreviaturas y los acortamientos. Como es bien sabido, el plural de ciertas abreviaturas —no de todas— se forma duplicando las iniciales de sus componentes, como en Comunidades Autónomas (CC. AA.), Estados Unidos (EE. UU.) o Juegos Olímpicos (JJ. OO.).