Leon Hunter

¿Vale la pena estudiar Filosofía?

¿Vale la pena estudiar Filosofía?
Al terminar la etapa de colegio, hay una pregunta que se repite en casi todas las interacciones sociales: “¿Y ya sabes qué vas a estudiar?”. Algunos lo tienen claro casi desde el parvulario, y otros parecen cambiar de decisión con el mes. Sin embargo, para quienes empiezan a preguntarse si verdaderamente vale la pena seguir esa loca pasión que es la filosofía, la decisión puede ser difícil. Por ello, si crees que -a lo mejor, quizá, un poco, tal vez- te gustaría estudiar filosofía, o conoces a alguien así, este artículo es para ti. 

¡Felicidades, valiente!

En primer lugar, felicitarte por tan siquiera plantearlo. En un mundo en el que el éxito y el progreso son medidos con la vara de la producción material y económica, la filosofía suele ser considerada como inferior. 

Si te planteas estudiar filosofía, es porque hay algo en tu interior que te llama a seguirla. Todos tenemos algo de filósofos en nosotros, pues el filosofar es inseparable del vivir, pero no todos deciden dedicarse a ello por la duración de un grado universitario, y mucho menos, para toda una vida. 

Sin embargo, lo bonito de la filosofía, contrario a lo que sucede en carreras mas técnicas u orientadas al ejercicio práctico, es que en ella se alberga todo. En la filosofía hay biología, sociología, matemática, arte y química. No hay un solo ámbito del conocer humano que se escape de la esfera de la filosofía. La razón de ello, es que la filosofía no es simplemente un ámbito de estudio, es un modo de vida. 

Cuando te gradúas de medicina, sabes sanar, diagnosticar y prevenir enfermedades. Cuando te gradúas de gastronomía, eres capaz de combinar sabores y crear experiencias para el paladar. Cuando te gradúas de pedagogía, aprendes sobre el propio proceso de aprendizaje y sobre cómo hacerlo más ameno al alumno. Sin embargo, cuando te gradúas de filosofía, no haces más que iniciar un camino largo de búsqueda de la verdad, el bien y la belleza. 

¿Qué es lo que te gusta de la filosofía? 

Ahora, también es cierto que con la filosofía, como con cualquier otra carrera, puedes equivocarte a la hora de elegir.

Como los humanos somos criaturas racionales, no hay nada que nos sea más natural que filosofar. Por ello, creo que cualquiera con suficiente empeño y deseo de, es capaz de estudiar filosofía. Sin embargo, no por ello significa que el modo de estudiarlo sea entrando en la universidad y hacerlo según el ritmo de una institución. Algunos de los mejores filósofos no estudiaron jamás la carrera de filosofía, pero eso no fue obstáculo para dedicarse a ella. 

Ahora, con esto no vengo a decir que estudiar el grado en filosofía no tenga valor, porque por supuesto lo tiene. La carrera te permite aprender filosofía de un modo ordenado y de la mano de grandes expertos. A lo que me refiero, es que la filosofía está siempre allí para el que quiera dedicarle tiempo y cabeza. Un ingeniero aficionado de la filosofía kantiana, puede entenderla mejor que un graduado de filosofía que no le haya dedicado el empeño suficiente.

Por ello, es importante saber qué es lo que te gusta de la filosofía. La única forma de saber esto, es enfrenfrentarse a ella. Puedes empezar leyendo algunos textos de los clásicos, como “Ética a Nicómaco” de Aristóteles, o quizá los diálogos al estilo de “El Banquete” de Platón. Estos tienen la ventaja de que son muy claros y que hay muchísima bibliografía acerca de ellos. Es decir, no resultan incomprensibles en una primera lectura y son de gran relevancia en la historia de la Filosofía. 

Si leyendo estos textos a conciencia y con verdadero empeño de entender, no los disfrutas, no significa que no te guste la filosofía. La filosofía es accesible, pero nadie dijo que el camino hacia ella fuera sencillo. Es allí donde entra el valor de estudiarla en la Universidad. Si bien para los autores sus textos son claros, para las mentes que apenas nos estamos iniciando en el mundo de la filosofía, a veces las ideas que encierra un texto permanecen ocultas. El profesor de filosofía no te puede transmitir la idea del autor, pero te enseña el modo de acceder a ella por tu cuenta, te desvela el cómo hacerla propia.

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Salidas profesionales

Ahora, situémonos en el supuesto de que has decidido estudiar filosofía. ¡Enhorabuena! Pero, yendo más allá del idealismo, ¿Cómo me ayuda esta carrera a conseguir un trabajo? Este es un momento clave. A lo largo de la carrera -y de la vida- he conocido a personas cuya pasión y talento los inclinaba hacia una profesión, pero el miedo a no conseguir un trabajo estable los obligó a redirigirse hacia otra. Esto es perfectamente válido y comprensible. 

En filosofía no sucede como en arquitectura o carreras similares, en las que el futuro profesional está claramente demarcado (y recompensado). Consiste más bien en buscar con qué ofertas laborales calzan tus habilidades y destrezas, yendo en ocasiones más allá de la filosofía. 

Las salidas más comunes son la de continuar con la filosofía pero desde el papel del educador. Ya sea en colegios o a nivel universitario. Ambas suelen requerir un estudio de postgrado como un máster, ya sea en educación para bachillerato o en filosofía propiamente. 

¿Y si no me quiero dedicar a la filosofía?

Algo también común entre alumnos de últimos años del grado en Filosofía, es que si bien adoran el ejercicio filosófico, no les gustaría o no quieren dedicarse estrictamente a ella. Esto no representa un problema, ya que hay muchas más salidas profesionales que ser profesor o investigador en filosofía. 

Lo más importante a la hora de buscar trabajo, es saber que pocos trabajos van a enumerar entre sus requisitos: “Buscamos a un graduado en Filosofía”. No porque no les interesen estos graduados, sino porque más que el título valoran las capacidades y destrezas del solicitante. Por ejemplo: habilidades de redacción, liderazgo, capacidad de análisis crítico, dominio de idiomas, iniciativa, habilidades de comunicación, dominio del paquete básico de Office (Microsoft Word, Powerpoint y Excell), capacidad de investigación, etc.

También es vital mantener en mente que el grado en Filosofía es solo el comienzo de una formación profesional. Por lo que, independientemente de en qué termines trabajando, hay una gran posibilidad de que debas realizar algún estudio adicional como un máster. Aunque claro, esto es un requisito de contratación existente en muchísimas más profesiones.

A continuación, algunas ideas de salidas profesionales: 

  1. Asesores o redactores de discursos políticos.
  2. Experto en Inteligencia Artificial.
  3. Gestión Pública.
  4. Experto en Bioética. 
  5. Consultor. 
  6. Casas de Subastas (Ej: Sotheby’s)
  7. Escritor de artículos/blogs/libros.
  8. Archivística. 
  9. Coaching.
  10. Traducción. 
  11. Gestión cultural.
  12. Activismo Social.
  13. Recursos Humanos.
  14. Enseñanza de tu lengua materna como extranjera. (Ej: enseñar español en Berlín)
  15. Experto en protocolo. 
  16. Bibliotecas y librerías. 
  17. Comunicación y redacción. 
  18. Diversas oposiciones.

Esencialmente, se trata de trabajos en donde lo que se valora es la capacidad de análisis y pensamiento crítico, la laboriosidad, la redacción e investigación, etc. Aún sin llevar asignaturas concretas que se relacionen con los ámbitos laborales anteriormente mencionados, el filósofo cuenta con la base necesaria para, después de especializarse, dedicarse a ellas. Se trata de habilidades que después de ejercitar el “músculo filosófico” seguramente tendrás. 

Por último, también cabe desatacar que algunas universidades ofertan “dobles grados”. Esto es un plan de estudios especial para que el alumno se gradúe de dos carreras, en una duración menor de la que emplearía si las estudia por separado. Estas suelen ser mucho más costosas, extensas y exigentes académicamente. Sin embargo, quienes las estudian satisfacen tanto a su “filósofo interior” como a su otro ámbito de elección. Algunos ejemplos son:

  1. Filosofía + Periodismo
  2. Filosofía + Historia
  3. Filosofía + Psicología
  4. Filosofía + Derecho
  5. Filosofía + Economía

Filosofía, vale la pena

Personalmente, y estando en el último semestre de la carrera, puedo decir que ha valido completamente la pena. Los conocimientos que me llevo, a pesar de no ser pocos, no son nada en comparación con todo lo que no sé. Y esa es una de las enseñanzas que más valoro  de la carrera. Por copiarle la metáfora a mi estimado Heidegger, la filosofía ha hecho que se me “caigan como escamas de los ojos” y pueda ver finalmente que mi ignorancia es mucho mayor de lo que yo creía. Al final del cuentas, el primer paso para aprender, es darse cuenta de que no se conoce. La actitud más filosófica es la de maravillarse ante lo desconocido y dedicar la vida a conocerlo. 

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