Redes sociales, etc. ¿Son útiles o nos hacen perder el tiempo?
¿Es compatible la traducción con las distracciones constantes de las aplicaciones sociales?
El otro día comentaba con una traductora que no tenía instaladas muchas aplicaciones que ella tenía como: Skype, Messenger, Facebook, Twitter, etc. porque me impide la concentración y me distrae de mi trabajo.
Esto no es nada nuevo: hará 10 años o más que existe el Messenger y nunca me ha gustado porque me distrae y no soy capaz de «multi-tasking» porque pienso que al final si se intenta abarcar demasiado no se hace lo básico. Al contrario que otras personas si me conecto a alguna red suele ser por la noche y no durante el horario laboral. De vez en cuando me conecto al Lync (es lo mismo que MSN) para enviar algún archivo o decirle algo a algún empleado/a, pero también lo apago cuando me molesta o cuando no lo uso. Trato de no estar disponible si no voy a tener tiempo / me va a interrumpir seguir las conversaciones y para no (de alguna manera) «invitar» a las conversaciones gratuitas o que no sean relevantes.
Gestión del tiempo
Resulta muy difícil gestionarse el tiempo y la concentración en una serie de tareas en medio de constantes pitidos («plin», «bilín») y de ventanas que parpadean como exigiendo una contestación inmediata. Ahora el pitido es doble o triple porque además de los mensajes que llegan por Skype chat, por Facebook chat, etc. en el ordenador (sobremesa o portátil) también pitan las actualizaciones del móvil en Twitter, en Blackberry Messenger, etc., etc., etc. Todo suena o pita o interrumpe de una manera o de otra.
¿Esclavos de la tecnología?
Puede ser que nos convirtamos en esclavos de la tecnología. Estar más disponibles no es necesariamente lo mejor para nosotros o para nuestros intereses, tanto personales como profesionales. Hay que sopesar las ventajas y desventajas de estar en cada red, chat o aplicación. Puede que estar constantemente disponible te haga un esclavo que siempre tiene que responder a mensajes y no tiene tiempo para hacer «sus cosas». Para descansar, para dormir, para trabajar o estudiar sin interrupciones…
Separar usos personales y profesionales
Aunque se diga que las redes sociales (incluso Linked In) son para «uso profesional», acaban siendo para uso personal el 80% del tiempo. Es mentira que las redes sociales se utilicen para fines profesionales únicamente. Resulta muy difícil separar y muchos aconsejan crear dos perfiles: uno personal y uno de negocios (aunque también tener dos perfiles supone un consumo extra de tiempo). Pienso que muchos tratan de suplir su soledad con Twitter o con alguna aplicación social y no tiene nada que ver con promoción profesional. La mayor parte del tiempo las motivaciones son socialización, vanidad, etc. pero se saca más bien poco de la pertenencia a una red social profesional.
Revelar demasiada información
Puede ser contraproducente también revelar demasiada información. Leo los comentarios de mis compañeros traductores en Twitter y frecuentemente se me ponen los pelos de punta. Son comentarios que me dan una imagen nefasta de su organización del trabajo, de su ortografía, de su profesionalidad… En otros casos parece que la persona está siempre de fiesta y apenas trabaja…
Unos me dirán que “mira quién fue a hablar” pero justamente una de las personas que me criticó duramente en Twitter hace unas semanas por decir «lo que NUNCA se debe decir en un blog» luego decía en su perfil profesional: “¡qué poquito trabajo tengo, me cago en Dios!” 🙂 ¡¡Y eso en el perfil, no en un tweet!! ¡¡Eso sí que no lo diría nunca en un perfil que pueda ver un cliente, por Dios!!
Cambiando de tercio, os contaré una experiencia: yo estuve en una de las primeras redes sociales que se creó – Live Journal – entre 1999 y 2004 – contando toda clase de intimidades hasta que tuve un par de malas experiencias y tuve que borrar el perfil…
Así que cuando llegó Facebook unos años más tarde ya no era nada nuevo, Live Journal (LJ) era una red social que le había precedido y – aunque el formato es algo distinto – sí que es verdad que Facebook copió muchas de las características de LJ en cuanto a amigos y niveles de privacidad de la información (características que en un primer momento no existían en LJ y se fueron creando a raíz de denuncias de los usuarios).
Pensad que, en un primer momento – a nadie se le había ocurrido que hubiera posts «solo para amigos» y todo era público… Hubo una violación de una chica y pasaron muchas cosas hasta que se crearon esas opciones como «estándar» en todas las redes.
Información irrelevante
Cuando leo los tweets de mis compañeros en Twitter muchas veces me sorprende la irrelevancia de la información. Uno se llega a preguntar si es una persona que tiene muy poco que hacer, o incluso si tiene algún problema de astenia…
Desde luego en un contexto profesional no sé hasta qué punto interesa crear un perfil para decir que te pica un cojón varias veces al día.
Pérdida de tiempo
Está claro que las redes sociales consumen tiempo. Si tienes alguna duda al respecto, instálate un cronometro o utiliza uno físico para ver las horas al día que dedicas a las redes sociales. Luego piensa en las cosas que tienes pendientes y que podrías haber hecho en ese tiempo. Por otra parte, las redes pueden volverse adictivas hasta el punto de que la persona que las utiliza no duerme y pasa toda la noche en vela escribiendo, viendo y actualizando el perfil.
Peleas y controversias
Hay muchas y variadas. Llevo años en foros de traductores viendo cómo la gente se pelea a diario por cualquier cosa. Hay ciertos temas políticos que son los que suelen levantar ampollas: los servicios públicos, las lenguas autonómicas, etc. Otras veces son malentendidos propios de la falta de comunicación cara a cara. Periódicamente se produce alguna pelea y X gente se da de baja (o no). Forma parte también del entretenimiento de estas redes porque (aunque no lo reconocerían nunca) en el fondo es lo que da un poco de vidilla a esas listas y redes profesionales que, de lo contrario, serían un coñazo de mucho cuidado. En fin, eso también es medible porque cuando hay alguna polémica gorda hay muchas más intervenciones, más aperturas de mensajes, incluso nuevas suscripciones… Aunque exista la doble moral de condenar la polémica en el fondo se lo pasan como enanos. Tampoco es malo airear ciertas cosas periódicamente porque nos ayuda a reflexionar y a mejorar a todos.
Mide los resultados
Mide los resultados de tu presencia en una red y otra, desde el punto de vista de contactos profesionales, información, interés personal… Hay muchas formas de evaluar su utilidad que no son únicamente económicos. Haz una lista con dos columnas: ventajas y desventajas y enumera todas las que se te ocurran para cada red. Eso te dará una buena base para ver qué redes interesan realmente, en cuáles te interesa participar a diario y cuáles son las que puedes actualizar una vez a la semana o una vez al mes.
Dedica un tiempo diario y no te enrolles
Con la lista, asigna un tiempo (diario, semanal…) a cada red y no le dediques más tiempo del necesario. Trátalo como una tarea más en tu lista de quehaceres diarios y… ¡¡organízate!!
Borrar el perfil
Es una opción extrema pero se puede hacer. Si realmente piensas que una red no te aporta nada o que no quieres estar por los motivos que sea, puedes borrarlo. Yo lo hice. Borré cinco años de vida en Live Journal y nunca me he arrepentido de hacerlo. Es fácil, le das al botón de borrar perfil (aunque normalmente te pregunta si estás seguro y te da un periodo para dar marcha atrás) pero es posible… ¡¡Creedme que sí!! Se puede hacer. Mejor hacer eso que dejar un perfil en Internet sin actualizar por los siglos de los siglos amén y que luego pierdas la dirección de correo de acceso (me pasó con otro perfil) y no puedas borrarlo…
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Gracias por mencionar mi entrada, Leon. Como habrás leído en ella, yo soy partidaria de las redes sociales siempre y cuando se les dé la importancia justa y se utilicen adecuadamente y con moderación. Al igual que tú, recomiendo no estar conectado a ellas mientras se está trabajando (traduciendo) para no perder la concentración y ser más productivo, así como dedicarles un tiempo limitado cada día y filtrar bien la información que compartimos o que obtenemos de ellas, separando todo lo posible la vida personal de la profesional.
Un saludo,
Isabel
¡¡Gracias a ti por pasarte por el blog!! Juraría que había leído que sí se debía participar en las redes sociales en el tiempo de trabajo en esa entrada, pero lo mismo no estaba prestando atención…
Posdata: La he vuelto a leer y decías: «forma parte de mi trabajo, igual que hacer facturas o buscar clientes, y por tanto la incluyo en mi jornada laboral y le reservo una parte de mi tiempo de trabajo»… Pero en otro lugar se recomendaba no participar mientras se traduce.
También me he fijado que te falta un signo de interrogación en:
¿A quién me voy a dirigir:
Y has puesto puntos y no punto y coma en las enumeraciones (aunque eso es opción tuya, claro).
🙂
¡¡Esta vez sí que he prestado atención!!
Mi enhorabuena por esta entrada León. Es la primera que comento y es que me han entrado ganas de gritar «olé».
No estoy segura de si otras personas habían tocado el tema desde este punto de vista, pero ya iba siendo hora… Comparto tu opinión en prácticamente todo, especialmente en la imagen «enfermiza» que algunas personas dan (ya no sólo traductores profesionales). De cara al cliente da la sensación de estar desocupadas por completo y/o aburridas (o peor, adictas…). También estoy de acuerdo en los peligros de mezclar lo personal y lo profesional. Recuerdo perfectamente mi decepción cuando vi el tweet de cierta profesional de la localización soltando toda una ristra de palabrotas en Twitter cada vez que su equipo de fútbol no ganaba… Ciertamente, ¿qué efecto tiene eso en sus clientes (o simplemente seguidores)? A mí me dejó de parecer tan «profesional»…
No estoy en contra de las redes sociales, pero creo que cuando se tiene un negocio hay que tener cuidado con qué hacemos o qué no hacemos, tal y como explicas en tu artículo. Así que, ¡olé!
(Por cierto, estoy de vacaciones, por eso estoy «por aquí» -jajaja-. Mi trabajo no me permite estos «lujos» durante la jornada laboral)
Hola, Leon:
Quizá no me he explicado bien: digo que las redes sociales forman parte de mi trabajo igual que otras tareas no remuneradas, como hacer facturas o buscar clientes, y por tanto las incluyo dentro de mi jornada laboral. No obstante, de la misma forma que no hago facturas o busco clientes mientras estoy traduciendo, tampoco uso las redes sociales mientras estoy traduciendo. Mi jornada laboral no se limita a traducir, sino que también incluye otro tipo de tareas. El quid de la cuestión está en distinguir el tiempo de trabajo directamente productivo o remunerado (o sea, traducir) del tiempo de trabajo no directamente productivo o no remurado (como elaboración de facturas, búsqueda de clientes, formación, etc.). Es aquí donde yo incluyo las redes sociales. No sé si ahora me he explicado mejor.
En cuanto al signo de interrogación, está al final de la frase, después de lo que viene a continuación de los dos puntos:
¿A quién me voy a dirigir: colegas de profesión o personas ajenas al mundo de la traducción?
Y sí, es cierto que he puesto punto en vez de punto y coma en las enumeraciones. He creído que en este caso quedaba mejor así, aunque en otro tipo de enumeraciones suelo usar minúscula inicial y punto y coma.
Un saludo,
Isabel
Ok, perdón, perdón… Tienes razón en lo del signo de interrogación. Pero se me hace rara esa frase por algún motivo.
Pienso que tienes razón en lo de no participar mientras se traduce porque siempre puede surgir alguna polémica o puede haber alguna «respuesta urgente» que nos distraiga del trabajo entre manos.
Tantísimas veces me ha pasado ya que se ha montado algún tifostio en alguna lista de traductores y me he acabado enrollando y me ha perjudicado por otro lado, por estar apagando incendios.
Esto lo explica fenomenalmente bien Patent Translator en su última entrada: http://patenttranslator.wordpress.com/2012/05/02/top-10-sure-signs-your-freelance-translation-business-is-doing-really-well/
Saludos,
Leon Hunter
Hola, Leon.
Muy bueno tu artículo y sobre todo, el tema. Yo hace mucho que decidí que las redes sociales son en parte útiles y en (buena) parte, pérdida de tiempo. Pero «hay que estar», igual a como hay que estar en la guía (como decimos por aquí al directorio) de teléfonos o como que hay que tener un sitio web: al solo efecto de incrementar tu visibilidad cibernética y que la gente que busca, de alguna manera te encuentre.
Sin embargo, muchas redes, grupos y foros, son un total centro de chismerío (gossip) y por tanto, pérdida de tiempo. Además, igual que como te pasa a ti, me da «vergüenza ajena» ver cómo gente crecidita y se supone con cierto grado de cultura, no tiene el menor empacho en revelar todo tipo de intimidades, que creo a nadie le importan – o por lo menos, a mí no me importan. Como que están en el aeropuerto esperando su vuelo y entretanto se están comiendo un croissant en la cafetería tal por cual. ¡Por favor! (Y este es un ejemplo de los suavecitos). Otrosí digo: faltas de ortografía, tanto en su idioma fuente como en el de llegada, que te ponen los pelos de punta, y que si los lee un cliente o posible tercerizador, mucho puede hacerles dudar de su capacidad profesional. Porque una cosa es el «textspeak» (no me avergüenza confesar que muchas veces incurro en él por comodidad o falta de espacio) y otra son las faltas de ortografía o gramática o de conocimiento del lenguaje, que de esto un profesional de inmediato se da cuenta.
Yo personalmente, cuando estoy traduciendo, no le presto atención «a nada». Sí le hago caso a los «pings» del correo entrante, pero si es materia rutinaria o «social», lo tiro a un folder que he llamado «leer» y cuando tengo tiempo, o ya he entregado mi traducción, ahí voy y lo leo. Le llamo «limpiar» mi mail. De las redes sociales en las que figuro, solo estoy medianamente activa en Twitter, que de ahí he sacado utilísima información profesional, de herramientas, sitios, etc., y también las he suministrado; así como he entablado interesantes ciber-amistades. En Facebook estoy, pero no entro jamás, simplemente he asociado mis entradas en Twitter a Facebook, lo que da la «apariencia» de actividad. Además he reducido mi información personal al estricto mínimo. Lo mismo con LinkedIn. Y los grupos en los que me anoto, si veo que hay mucho bla-bla, al tiempo me doy de baja. Y dejo las «amistades» para el relacionamiento humano de cara a cara, que todavía existe…
Saludos cordiales, desde Uruguay.
Hola, Nélida:
Tienes razón en gran parte de lo que dices. Se adquieren muchos vicios en redes sociales que tal vez en otros contextos son mal vistos. Pero es una realidad innegable que la comunicación está cambiando también… Es un asunto para debatirlo largo y tendido.
Un saludo,
Leon Hunter