Anglicismos innecesarios en la economía y los negocios
La tendencia a incorporar anglicismos innecesarios a nuestra lengua no deja de aumentar. Sobre todo, en aquellos ámbitos en los que la presencia del inglés es más notable —véanse los mundos de los negocios y la economía, la mercadotecnia o la publicidad—. Debido a que en estos campos se utilizan con frecuencia términos del inglés, cada vez es más fácil encontrar dichas palabras en textos en castellano, de tal forma que se trata de una incorporación de extranjerismos crudos. Es decir, son términos que ni se traducen ni se sustituyen por otros equivalentes en castellano, sino que se incorporan al caudal léxico del español con la misma forma que en la lengua de origen —eso sí, es conveniente escribirlos en cursiva para marcar que se trata de un extranjerismo—.
CEO Y START-UP
Los campos de los negocios y la economía contribuyen en buena medida a la incorporación de extranjerismos a nuestra lengua. Es ya habitual leer que alguien es el CEO de una empresa, para decir con ello que se trata del primer ejecutivo o del director general de dicha empresa, tal y como se puede ver en el siguiente titular: «¿Puede el fundador de una ‘start up’ ser el CEO de un gigante?» (Expansión, 03/09/2017). Para empezar, el titular debería marcar con cursiva las dos voces extranjeras, pues no están adaptadas a nuestra lengua. Y, además, start-up debería escribirse con guion cuando funciona como sustantivo y no como verbo. Pues bien, ese otro concepto que aparece en el titular bien podría ser sustituido por empresa emergente, como recomienda la Fundéu. Sin embargo, parece que el equivalente en castellano carece de la rimbombancia del término inglés. Quizá por eso — por mero prestigio— prevalezca el término start-up.
INPUTS Y OUTPUTS
También hay otra serie de términos más específicos que están empezando a ganar terreno a sus equivalentes en castellano. Es muy común en el ámbito económico hablar de inputs y outputs. Los primeros, como especifica el Diccionario Panhispánico de Dudas, hacen referencia a los bienes necesarios para la producción de otros bienes. Por este motivo, cuando se utiliza en el ámbito de la economía, se recomienda el equivalente insumo. La voz output ‘producto resultante de un proceso de producción’ se puede sustituir por una mucho más común en nuestra lengua: producto.
La información no es sólo un output de la I+D, sino también un input (García Alvarado et al., 1995, Los servicios y el terciario en la Unión Europea, CREA).
PRIVATE EQUITY, RATING Y VENTURE CAPITAL
Entre esos términos específicos que se mencionaban están expresiones como private equity —que se puede traducir por fondos de capital—, rating, —equivalente a tasación o valoración— o venture capital, que podría traducirse como capital riesgo. Es frecuente encontrar en medios de comunicación frases como las siguientes: «Quién es quién en los fondos españoles de ‘venture capital’» (Expansión, 17/10/2016); «S&P mantiene el rating de España pero alerta de que Cataluña ya afecta al crecimiento» (El Confidencial, 29/09/2017); «Carlyle, Blackstone y KKR encabezan el ranking del ‘private equity’» (Expansión, 18/02/2017). En ningún caso se encuentran mencionados los equivalentes en castellano, bien por desconocimiento, bien porque no están lo suficientemente asentados en estos ámbitos.
COMPLIANCE
Otra expresión que merece ser mencionada es la de compliance, que puede ser sustituida por expresiones como cumplimiento normativo o, simplemente, cumplimiento, como especifica la Fundéu. A pesar de tales indicaciones y de tener equivalentes en nuestra lengua, parece que quienes usan los términos en inglés siempre emplean el argumento de que la palabra castellana carece de los matices que tiene la inglesa. Véase el siguiente ejemplo: «A mí me gusta más hablar de compliance que de cumplimiento normativo […]. El concepto de compliance introduce la ética, ya que algo puede cumplir las normas y ser legal, pero no ser ético» (Cinco Días, 13/10/2014).
CONTROLLER
También ocurre algo semejante con la palabra controller. Este término hace referencia, grosso modo, a la figura del director administrativo o interventor. Sin embargo, es muy frecuente encontrar titulares en los que se emplea la forma en inglés: «Así es el ‘controller’, un perfil en auge en las empresas» (Cinco Días, 7/10/2016). Es evidente que, dicho en inglés, parece que se acabaran de inventar las funciones asignadas al controller, aunque sean las mismas que se le han asignado a los controladores, interventores bancarios o directores financieros. ¿Quién no ha oído hablar del interventor del Banco de España o del interventor de un Ayuntamiento? Cuestión de esnobismo, quizá. O de papanatismo, empleando una voz más castellana.
RENTAR
También es conveniente mencionar cómo hay palabras que están ampliando sus significados por influencia del mundo anglosajón. En lo que concierne al ámbito de la economía, es frecuente encontrar el verbo rentar —que en español significa ‘producir beneficio o utilidad’— con el significado que tiene en inglés el verbo to rent, es decir, como sinónimo de alquilar o ceder.
APLICAR
Con la voz aplicar ha ocurrido lo mismo, pues se usa con el mismo sentido que el inglés to apply. El Diccionario Panhispánico de Dudas recoge lo siguiente:
No debe emplearse con el sentido de ‘solicitar, especialmente por escrito’, uso frecuente en el español americano por calco del inglés to apply: aplicar a un trabajo, aplicar a una beca. Lo mismo cabe decir del uso de aplicación por solicitud, calco censurable del inglés application.
En resumen, se puede decir que la tendencia es prácticamente imparable, por más que existan equivalentes en castellano que signifiquen lo mismo. Es inevitable que estos usos se impongan, más aún cuando el inglés es la lengua de los negocios y la economía —y lo mismo ocurre en la tecnologia, la mercadotecnia o la publicidad—. Por consiguiente, debemos aceptar que el dinero en efectivo se ha convertido en cash, que el ayudante de toda la vida ha mutado en assistant —y si está de prácticas, en junior assistant— y que los talleres, reuniones o seminarios de trabajo ahora se llaman workshops, para que resulten más amenos. Por suerte o por desgracia, solamente estamos cambiado los significantes, no los significados.
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