Analizando «December 24th, 1971» de Brodsky
A continuación, les dejamos uno de sus poemas más especiales en relación a la navidad y un análisis para ayudar a comprenderlo. Como curiosidad, si bien el poema está escrito originalmente en ruso, la traducción en inglés que añadimos a continuación fue hecha por el propio poeta.
December 24th, 1971
December 24th, 1971
When it’s Christmas we’re all of us magi.
At the grocers’ all slipping and pushing.
Where a tin of halvah, coffee-flavored,
is the cause of a human assault-wave
by a crowd heavy-laden with parcels:
each one his own king, his own camel.
Nylon bags, carrier bags, paper cones,
caps and neckties all twisted up sideways.
Reek of vodka and resin and cod,
orange mandarins, cinnamon, apples.
Floods of faces, no sign of a pathway
toward Bethlehem, shut off by blizzard.
And the bearers of moderate gifts
leap on buses and jam all the doorways,
disappear into courtyards that gape,
though they know that there’s nothing inside there:
not a beast, not a crib, nor yet her,
round whose head gleams a nimbus of gold.
Emptiness. But the mere thought of that
brings forth lights as if out of nowhere.
Herod reigns but the stronger he is,
the more sure, the more certain the wonder.
In the constancy of this relation
is the basic mechanics of Christmas.
That’s what they celebrate everywhere,
for its coming push tables together.
No demand for a star for a while,
but a sort of good will touched with grace
can be seen in all men from afar,
and the shepherds have kindled their fires.
Snow is falling: not smoking but sounding
chimney pots on the roof, every face like a stain.
Herod drinks. Every wife hides her child.
He who comes is a mystery: features
are not known beforehand, men’s hearts may
not be quick to distinguish the stranger.
But when drafts through the doorway disperse
the thick mist of the hours of darkness
and a shape in a shawl stands revealed,
both a newborn and Spirit that’s Holy
in your self you discover; you stare
skyward, and it’s right there:
a star.
Primera estrofa
En la primera estrofa, Brodsky comienza el poema afirmando que en navidad todos somos “magi”. A lo que se refiere con esto, es que en navidad somos todos como los Reyes Magos. Si recordamos bien la escena bíblica, los tres Reyes fueron enviados por Herodes para agasajar al nuevo Rey de los judíos. Regresaremos más adelante a la figura de Herodes en el poema, pero pro ahora, nos centraremos en la relación e los magos con el niño Jesús. Al llegar al pesebre, lo que hicieron fue llenarlo de regalos. Concretamente, incienso, oro y mirra. Brodsky hace una analogía consumista o materialista comparando a todas las personas en épocas navideñas con los magi, porque al igual que ellos, están todos buscando regalos que comprar para regalar a sus seres queridos.
Continúa con esta comparación con los personajes orientales al decir que la causa del “asalto” (haciendo referencia al desenfreno de las personas por conseguir regalos antes que los demás compradores) es una caja con “halvah”. El halvah es un dulce de oriente medio, por lo cual no es al azar que haya escogida este dulce y no una caja de turrones. Culmina la primera estrofa diciendo “each one his own king, his own camel.” Aquí lo que busca transmitir es que las personas están completamente embobadas en su propia compra. Solitarios dentro de la mesa y considerándose sus “propios reyes”. Aquí Brodsky hace una crítica a la actitud de regalar en la navidad que aparentemente es un acto de entrega hacia otros, pero él la juzga como una realmente egoísta.
Segunda estrofa
La segunda estrofa, sigue haciendo énfasis en el aspecto consumista con el que Brodsky asocia la navidad. Todo tipo de bolsas y empaques que llevan las múltiples nuevas adquisiciones de las personas. La abundancia y el exceso, ejemplificado con el alcohol y la multiplicidad de alimentos. Finalmente, culmina la estrofa con unos versos que vuelven a conectar con la referencia bíblica: “Floods of faces, no sign of a pathway toward Bethlehem, shut off by blizzard”. Al hablar de mareas de rostros, vuelve a hacer referencia a la enajenación y masificación de la persona dentro de la actividad consumista en la que se sumergen en la navidad, pero esta vez retoma la comparación con los Reyes Magos. Estos iban con sus regalos de camino a Belén, para entregárselos al niño. Sin embargo, en el caso de las personas del poema de Brodsky, están tan metidas en sus compras banales, que ni siquiera reparan en el hecho de que han perdido su norte, su sentido real de la navidad; su Belén. La última línea, une la pérdida del sentido último de la navidad con una borrasca. Esto me parece especialmente poético, porque lo que hace realmente es comparar la frialdad de sus corazones con la frialdad de una tormenta de nieve.
Tercera estrofa
La tercera estrofa comienza con un graciosa ironía, en la cual dice que los portadores de “regalos conmedidos” se meten en los buses a los cuales no les cabe ni un alma hasta el punto de atorar las puertas, es decir, que no pueden ni cerrar las puertas de lo lleno que va. Esto resulta cómico por dos motivos: en primer lugar, porque ha pasado las últimas dos estrofas comentando acerca del exceso de los compradores, y ahora abre diciendo que llevan una cantidad moderada de compras. En segundo lugar, porque dice que estos mismos compradores “moderados” atiborran los buses, lo cual es una clara contraposición. En los siguientes versos vuelve a hacer una referencia bíblica y continua con la linea narrativa en la que tanto el yo lírico como el lector somos magi.
Explica como los compradores llegan a espacios en los que saben que no hay nada dentro, y luego indica: “not a beast, not a crib, nor yet her, round whose head gleams a nimbus of gold.” Es decir, que somos Reyes Magos que sabemos que a donde vamos no hay ni demonio, ni pesebre del niño ni “ella”. Esa mujer, de cuya cabeza brilla una nebulosa dorada, es claramente la madre de Jesús. Es decir, que actuamos como si fuéramos reyes magos con nuestros regalos ostentosos, pero resulta ridículo porque ellos fueron a adorar al Rey de los judíos y a saludar a su madre, mientras que nosotros evidentemente no le llevamos regalos a ellos. Estamos tan absortos en dar regalos materiales a quienes nos rodean y con quienes sentimos un compromiso que hemos olvidado que a quien verdaderamente deberíamos esforzarnos por cuidar en la época navideña, es a Cristo.
Cuarta estrofa
La cuarta estrofa empieza con fuerza, enunciado simplemente “vacuidad”. Aquí sigue con la línea argumentativa de que por más de que nos llenemos de objetos materiales en la navidad, estamos vacíos por dentro si no somos capaces de comprender su sentido trascendental. Posteriormente, vuelve a mencionar a Herodes. Este Rey es conocido por haber convencido a los Reyes Magos de que encontraran al que se profetizaba era el nuevo Rey de los Judíos, para ir a adorarle él también. Sin embargo, lo que en verdad deseaba era saber su ubicación para matarlo y salvaguardar su trono. Sin embargo, después de que la estrella guiara a los Magos al pesebre, cuando estos se dispusieron a regresar a Herodes con las buenas nuevas, en sueños un ángel les alertó que debían volver a su casa por otro camino y no reportarle nada a Herodes.
La moraleja que se puede extraer de esto, y que dice el poema en las siguientes líneas, es que si bien el poder de Herodes se mantiene fuerte, mientras más fuerte es, más asombroso es que no logre vencer al pequeño Jesús. Por eso, Brodsky culmina diciendo que en esta tensión entre lo terrible y lo bueno, es en donde radica la mecánica de la navidad. Considero que hace referencia a que independientemente de cuan perdida esté la humanidad, la navidad es una época en la que vuelve a brillar en nosotros la esperanza. Por ello, mientras más desesperanzados estamos, más nos maravilla y alegra el efecto que produce en nosotros la navidad. Al igual que la sagrada familia, estamos asustados y huyendo del mundo y sus peligros, pero como los magi, confiamos en que lo mejor está apunto de llegar de la mano de ese niño que acaba de nacer. Estamos en el 24 de diciembre, con todas nuestras esperanzas puestas en el 25. De allí surge también el título del poema, haciendo referencia a la actitud de vigilia que reina en Nochebuena.
Quinta estrofa
La quinta estrofa continúa con la línea de la esperanza que deposita en nuestros corazones la navidad. Hace una pequeña diferenciación de las personas con los Reyes Magos al decir que no seguimos ninguna estrella como sí lo hicieron ellos. Sin embargo, lo menciona solo para decir que indiferentemente de esto, hay un buen sentimiento en nosotros ya que hemos sido tocados por la gracia. Esta actitud se puede ver desde la distancia, razón por la cual los pastores (clara referencia a Cristo como pastor de hombres) están encendiendo sus fogatas para prepararse para lo que está a punto de venir. Continúa con la idea de la feliz vigilia.
Sexta estrofa
En la sexta estrofa, Brodsky abre con la referencia al frío y a la nieve, razón por la cual las personas se quedan dentro de sus casas con las chimeneas encendidas. Hay que recordar que a lo largo del poema, del poeta utiliza el frío y al nieve como recurso para simbolizar el miedo, el desasosiego y la vacuidad en los hombres. En la tercera línea de esta estrofa regresamos a Herodes con una escena macabra. Se trata de un Rey, que despreocupado sorbe de su vino, pues confía en que su plan va a funcionar y va a a acabar con la vida de quien viene a despojarlo de su trono. Es una escena sumamente cruel, porque Brodsky la contrasta con las madres desesperadas escondiendo a sus bebés.
Hay que recordar que al darse cuenta de que los Reyes Magos no le reportaron donde había nacido aquella e quien tanto se profetizaba y ante la posibilidad de perder su poder, Herodes mandó a matar a todos los niños menores de dos años. Por lo tanto, una gran cantidad de madres sufrieron atrozmente y tiene sentido que intentaran esconder a sus hijos para evitar el fatal destino.
Brodsky continúa en las siguientes líneas con un tono profético, que por cierto, tiene ecos de Mateo 24:42. En el poema indica como nadie sabe realmente quién es el nuevo Rey, volviendo aún más cruel el asesinato de los niños por parte de los soldados de Herodes. También comenta como puede que los corazones de los hombres no sean capaces de reconocer al Mesías cuando lo vean. Esto es, efectivamente lo que sabemos que ocurrió con Cristo.
Séptima estrofa
La última estrofa es tan brillante como el resto del poema. Continúan las corrientes de viento y frío que azotan las puertas de las casas en medio de la noche. Es en ese momento, en el que nadie lo espera, en la que aparece una figura con un chal (probablemente haciendo referencia al incógnito o misterio). Brodsky dice de esta figura que por fin se revela, que es un recién nacido y un espíritu que es santo. Claramente, hace referencia a Cristo, pues en él está tanto la cualidad humana de nacido como la cualidad de divina de Espíritu Santo.
Las últimas dos líneas, ilustran como de repente, tanto el yo lírico como el espectador nos damos cuenta de algo. Elevamos la mirada al cielo, y justo ahí: una estrella. Así, vuelve a unirnos finalmente con los magi. Al igual que ellos, tenemos una luz que nos ilumina y nos guía. Brodsky con esta última línea y en general con todo el poema lo que busca dar a entender es cómo hemos perdido nuestro rumbo en el día a día. Sin embargo, en navidad, al recordar el nacimiento de Jesús, recordamos que él es el norte que debe iluminar nuestros pasos.
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