Curso acelerado de introducción al mercado de la traducción IV
La intermediación en el mercado de la traducción (II)
Seguimos con el curso hablando de la intermediación. En la entrada anterior (calidad percibida desde el «lado traductor») se hacía un repaso de muchos de los problemas que pueden surgir durante la intermediación de proyectos de traducción… Habéis visto que son muchos y variados.
Y dado el gran número de problemas existen toda una serie de estrategias para impedir dejar a la interpretación o a la buena fe (o a la buena de Dios) los proyectos de traducción. Entre los documentos (entre agencia y traductor) más comunes nos encontramos con los siguientes:
– NDA (non-disclosure agreement) o acuerdo de confidencialidad. Sirve para que el traductor se comprometa a no divulgar a terceros información confidencial de la agencia o de los clientes de la agencia. Dentro de este tipo de acuerdos (que frecuentemente reciben nombres más generales como «acuerdo de colaboración» o «contrato de colaboración«) también se suelen incluir cláusulas de no competencia o contra la competencia desleal donde se especifica que el traductor o proveedor (por ejemplo, otra agencia) no podrá trabajar para los clientes de la agencia que le contrata el trabajo.
– Pedidos. Los pedidos suelen utilizarse para especificar toda una serie de condiciones generales que son muy interesantes como: las penalizaciones por problemas de calidad o retrasos por parte del traductor, las obligaciones mínimas o precauciones que deberá tomar el traductor en la revisión del documento, las condiciones de facturación (a quién factura, cuándo y cómo) y, por último, los plazos de pago.
– Hojas de control de calidad. Pueden ser parte de la hoja de pedido o ser un documento aparte. A veces el pedido incluye una segunda hoja con una checklist (o lista de comprobación para que el traductor confirme que ha realizado una serie de tareas como pasar la ortografía, etc.). Frecuentemente estas hojas también se utilizan para especificar una serie de condiciones generales, penalizaciones, mínimos a cumplir, etc. en letra pequeña al final de la checklist.
– Declaraciones / hojas de confirmación de revisión. En algunos casos puede exigirse también al traductor – revisor (traducciones para servicios públicos, para organismos internacionales, etc.) que remita una hoja firmada corroborando que la traducción es correcta o que la revisión es correcta y que ha seguido una serie de pasos en la revisión de la traducción.
Ese es un resumen breve, pero que muy brevísimo, de algunos documentos que se utilizan en intermediación para «cubrirse las espaldas» ante posibles problemas, reclamaciones y demandas, llegado al caso.
En la entrada anterior del curso decíamos que casi nunca está permitido al traductor subcontratar proyectos sin permiso de la agencia (frecuentemente se requerirá el permiso expreso) y esto es por dos motivos:
– Porque la agencia selecciona a un traductor de entre muchos posibles candidatos porque le ofrece una serie de garantías — principalmente de calidad de la traducción — pero también otros factores como la cercanía, el trato, el conocimiento de la forma de trabajar de la persona, el cumplimiento de plazos, la flexibilidad, el cumplimiento de las normas administrativas / de facturación de la agencia… Crear una relación con un proveedor es un trabajo de años y poca gente está dispuesta a arriesgar con una apuesta nueva por una persona desconocida.
– Por otra parte la agencia deseará proteger la confidencialidad de los documentos de su cliente y también de sus propios documentos (memorias, glosarios, guías de estilo, procedimientos de trabajo, etc.).
Por estos dos motivos cuando una agencia subcontrata un trabajo a un traductor normalmente no permite que ese traductor subcontrate a su vez a un tercero, a menos que le ofrezca una serie de garantías como la revisión del trabajo, la responsabilidad de pagar a sus colaboradores (haya recibido o no el pago de la agencia) y la protección de la confidencialidad de su propio cliente (la agencia) y también del cliente de la agencia.
Por último, como señalábamos en el gráfico de la primera entrada sobre subcontratación, es un problema la subcontratación excesiva que puede desembocar en una pérdida de calidad del trabajo, en un retraso de plazos de entrega o en un exceso de revisión (o revisiones contradictorias) que también tendrán como consecuencia la mala calidad del trabajo (porque, como dice el refrán, «demasiados cocineros estropean el caldo»).
Intermediarios y comisiones
En una estructura de intermediación múltiple cada intermediario se llevará su comisión. La persona que traduzca el trabajo finalmente será la que se lleve la menor parte (cada vez menos cuantos más niveles de intermediación existan) del valor total del trabajo.
Por ejemplo:
CLIENTE — PAGA 0,20 CÉNTIMOS DE EURO POR PALABRA
AGENCIA 1 — SUBCONTRATA EL TRABAJO POR 0,12 CÉNTIMOS DE EURO
AGENCIA 2 — SUBCONTRATA POR 0,08 CÉNTIMOS DE EURO
MINIAGENCIA O TRADUCTOR AUTÓNOMO — SUBCONTRATA A UN COLABORADOR POR 0,03 O 0,04.
El caso descrito es poco frecuente, pero existe. El problema es que el traductor (que cobra 0,03) se lleva toda la responsabilidad y el cliente final (que paga 0,20) espera una traducción de cinco estrellas (porque la está pagando). De tal modo que la pobrecita que traduce por 0,03 se puede llevar unas críticas que no se espera por el precio que le están pagando.
Pesca de clientes
Otra desventaja importante por la que una agencia puede no querer subcontratar a otras agencias es que estas agencias puedan entrar en contacto con sus clientes y ofrecerles traducciones a precios más bajos, sobre todo si la agencia 1 opera en un mercado de precios altos (por ejemplo, el norte de Europa) y la agencia 2 opera en un mercado de precios bajos (como España). Para prevenir este tipo de situaciones ambas agencias tendrán que firmar una serie de acuerdos y documentos agencia – agencia con las condiciones que deba reunir el servicio y cláusulas en cuanto a la confidencialidad, no competencia, etc.
Mala imagen
También la agencia que subcontrata querrá proteger su imagen de cara al cliente y la subcontratación múltiple puede desvirtuarla porque:
– La agencia subcontratada publicite el trabajo como propio y ponga al cliente en la lista de clientes en su página web sin permiso;
– Incluso el propio traductor del tercer o cuarto nivel de subcontratación podría (sin saber quién es el cliente final) perjudicar la confidencialidad publicando parte de la traducción en foros, en su carpeta de trabajos realizados, cotilleando en redes sociales, etc.
– Cadena de subcontrataciones donde el proveedor último cobre poquísimo y el nivel de calidad sea muy bajo;
Ya hemos visto bastantes desventajas de la subcontratación y en la última entrada de esta serie hablaremos de las ventajas… ¡¡Porque no todo son desventajas!!
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