¿Son buenos tiempos para la traducción jurada?
En la última década, se ha extendido la idea de que de la traducción no se vive. La crisis ha venido a castigar un sector ya denostado de por sí, y hemos asistido a un descenso de tarifas que afectó a todas las especialidades, incluida la traducción jurada, que no podía ser menos. Las condiciones laborales se han vuelto más precarias y, por desgracia, ante este panorama, muchos se ven obligados a abandonar esta profesión o desisten antes de empezar.
Sin embargo, y hablando desde mi experiencia personal, no todo es tan malo como lo pintan. En el caso de la traducción jurada, el volumen de trabajo no ha descendido durante la crisis. Al contrario, mi percepción es que se ha multiplicado, y que los profesionales de esta modalidad tenemos más trabajo que nunca. Aunque suene paradójico, cada vez nos llegan más documentos que traducir, firmar y sellar. Y tras años de experiencia y contacto con diversos tipos de clientes, todo apunta a que este incremento se debe a los siguientes factores.
Factores
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La emigración: la crisis ha obligado a mucha gente a salir de nuestras fronteras en busca de trabajo. Esta situación tan penosa ha tenido un lado positivo para nosotros, ya que son personas que necesitan traducciones juradas inversas de su documentación personal (títulos y expedientes académicos, certificados de penales, etc.) para convalidarlos en el país de destino. Y para ello, como es de esperar, recurren a nosotros. Por ejemplo, en los últimos cinco años, la cantidad de graduados en Enfermería que abandonan nuestro país para colegiarse y ejercer en otros como Reino Unido ha aumentado exponencialmente, y es un tipo de clientela bastante habitual.
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La inmigración: la población foránea, que ha ido creciendo desde hace tiempo, sigue siendo un nicho de mercado recurrente para los profesionales de la traducción jurada, y hay múltiples situaciones en las que requieren de nuestros servicios de traducción directa para certificar datos personales (estado civil, edad o nacionalidad) y académicos o profesionales (certificados de trabajo, diplomas y planes de estudios cursados en su país de origen, entre otros). Por otra parte, si estas personas tienen hijos, siempre se les pedirá una traducción jurada de su correspondiente partida de nacimiento, lo cual acaba proporcionando más curro para nuestro colectivo.
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El Plan Bolonia y los recientes cambios de normativa: la obligatoriedad para muchos estudiantes de sacarse el B1 o el B2 de la Universidad de Cambridge también se ha visto reflejada en mi volumen de trabajo. Se trata de títulos que se expiden en inglés y que ahora todos los necesitan traducidos al español para cualquier gestión, ya sea pedir una beca, presentarse a unas oposiciones, etc. Por ese motivo, ya los tengo muy vistos, y me consta que no soy el único.
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La mayor competitividad en el mercado laboral: en consonancia con el apartado anterior, resulta obvio que ahora la gente necesita sacarse más títulos y certificados que antes, y precisarán una traducción jurada de los mismos si deciden mudarse de país. Por no hablar de los historiales médicos que deberán presentar en cuanto lleguen allí, y que también vemos con mucha frecuencia.
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El boom de las adopciones internacionales: aunque la crisis también haya afectado en este terreno y las cifras desciendan, España es uno de los países del mundo que más niños adopta. Si a esto le añadimos una tendencia generalizada a que estas criaturas vengan de otros países y la ingente cantidad de papeleo que deben abordar los futuros padres, encontramos otra situación en la que la traducción jurada es necesaria y, a la vez, cumplimos una labor preciosa.
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El reciente aumento en la cifra de separaciones, con la consiguiente subida de sentencias de divorcio que llegan a nuestras manos. Se trata de uno de los documentos más demandados en traducción jurada, especialmente por parte de ex cónyuges que se pelean por la custodia de sus hijos o ciudadanos que quieren volver a casarse. En este último caso, pueden necesitar una traducción jurada tanto de la sentencia de divorcio como del certificado de matrimonio anterior, lo cual redunda en más trabajo para los que nos dedicamos a esto.
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La elevada cifra de matrimonios fuera de nuestras fronteras: aunque parezca contradictorio con el punto anterior, ya he perdido la cuenta de los certificados de matrimonio extranjeros que he traducido, sobre todo de bodas oficiadas en Las Vegas o el Cañón del Colorado. Si por algún motivo la pareja se viene a vivir a España, o simplemente vuelven porque son de aquí, buscarán a un traductor jurado para certificar la validez de ese matrimonio en nuestro país, y ahí es donde, una vez más, entramos nosotros.
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El número de contratos que se firman: ya sea por razones como la creación de empresas nuevas, acuerdos entre compañías internacionales o la comercialización de nuevos productos dentro y fuera de nuestras fronteras, la realidad es que cada vez traducimos más acuerdos, escrituras y estatutos de sociedades, y esperemos que ese volumen se siga manteniendo.
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La variedad y cantidad de trabajo: no solo traducimos textos jurídicos. Aunque el concepto de traducción jurada pueda llevar a confusión, los traductores jurados estamos capacitados para trabajar con documentos de cualquier índole. Nos pueden asignar encargos tan variados como informes médicos, cartas, e-mails, artículos de investigación, reseñas literarias, catálogos, o incluso algunos tan rocambolescos como manuales de instrucciones sobre fusiles y arpones.
Estas cuestiones me hacen pensar que, al menos a día de hoy e independientemente de las tarifas que paguen unos u otros, el flujo de trabajo en traducción jurada sigue siendo alto. Por supuesto, depende de cada caso, ya que ningún negocio es rentable para todos, y esta es solo mi perspectiva personal. Tampoco sabemos lo que le deparará el futuro al sector, y no me atrevería a decir hasta cuándo podremos seguir viviendo de esto, pero hay suficientes razones para ser positivos al respecto.
Por qué la traducción jurada vale la pena
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El cliente es el mundo entero. Se nos debe meter en la cabeza que en todas partes podemos encontrar tanto agencias como particulares interesados en los servicios que ofrecemos, cuyo nivel de demanda es mayor del que nos creemos. Y en el caso de los jurados, no hay mayor prueba que el hecho de que nuestras traducciones viajan a los cinco continentes.
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El elevado grado de fidelización de nuestros clientes. Si haces un buen trabajo, te volverán a llamar cada vez que te necesiten. Por si fuera poco, te recomendarán a cualquier conocido que algún día se encuentre en una situación similar. La clave es que vean en ti a un profesional eficaz y de confianza. Eso es lo que queremos ser y como queremos que nos vean. Porque tengo comprobado que, en traducción jurada, la rapidez y la calidad combinadas pesan más que nuestra tarifa a la hora de elegirnos.
Y vosotros, compañeros, ¿qué opináis al respecto? ¿Tenéis una percepción similar o añadiríais algo más? Dejad vuestros comentarios.
- ¿Son buenos tiempos para la traducción jurada? – 21/11/2016
Hola, Fernando. Me parece muy interesante el artículo y concuerdo contigo en muchos aspectos. Yo también he notado la demanda de traducciones juradas por parte de estudiantes de enfermería.
Sin embargo, me gustaría saber tu opinión acerca de la nueva normativa de Comisión Europea sobre la eliminación de traducciones juradas para ahorrar costes a los ciudadanos de la Unión Europea: http://europa.eu/rapid/press-release_MEMO-13-370_en.htm
¡Un saludo y muy buena entrada!
¡Hola David! Gracias por pasarte a comentar.
Me horrorizó enterarme de que se había aprobado esa normativa, y desde luego, nadie sabe las consecuencias que puede tener para nuestro sector. Sin embargo, y a riesgo de tener que comerme mis palabras en un futuro, seré positivo hasta para eso. Me aferro a las siguientes razones:
– Aunque creen formularios comunes para los certificados civiles, estos contienen mucha información cumplimentada a mano con datos personales como la profesión, la calidad en la que declara, observaciones, etc, que el usuario solo escribe en su lengua. Por tanto, o cambian el formato de estos documentos o seguirá haciendo falta traducirlos.
– Estos documentos, incluso cuando son bilingües o trilingües, suelen venir acompañados de compulsas, sellos y certificaciones notariales que, igualmente, solo aparecen en la lengua de origen, y solo por eso hay que traducirlos. No hay más que ver ejemplos como los pasaportes y las apostillas.
– Esta medida solo afecta a algunos tipos de documentos concretos, dentro de la UE, y si el Brexit se lleva a cabo, entiendo que no incluiría a los que provengan de Reino Unido.
En fin, que nadie sabe qué pasará y yo solo quiero ver el vaso medio lleno y tener esperanza.
¡Un saludo, compañero!
Estoy de acuerdo con lo del Brexit… Igual nos beneficia 🙂 Incluso en el caso de que vinieran más empresas inglesas a Madrid, también nos vendría bien 🙂
Leon