El cliente ideal: 10 tipos de clientes ideales para un traductor
Hace un tiempo se publicaron en este blog algunas entradas relacionadas con los clientes en traducción. Al final de este artículo encontraréis algunas de ellas.
Vamos ahora con la lista.
Cliente ideal n.º 1: el que paga puntualmente
Vale que el dinero no da la felicidad y no lo es todo, pero las facturas tampoco se pagan solas. Y no parecen entenderlo algunos de esos clientes que se toman los pagos con calma.
Aquí surge una duda razonable: ¿exigir o no el pago por adelantado? Sobre este tema ya hay publicada una entrada en este blog: ¿Debo exigir el pago por adelantado para traducciones juradas?
Puntos extra. Si el cliente te sugiere pagar por adelantado antes de que lo hagas tú.
Cliente ideal 2: el que valora tu trabajo
Me refiero con esto a esos clientes que son más o menos conscientes de las dificultades que entraña una traducción. Además de la responsabilidad que tiene un traductor jurado. A aquellos que saben —o intuyen, que ya es mucho— que el título de licenciatura, el carné de traductor-intérprete jurado y la experiencia profesional no se ganan en una tómbola. Y a los que entienden que una traducción profesional, sea jurada o no, no puede ni debe hacerla aquel primo de su amiga que estuvo dos meses en Irlanda haciendo un curso y alojándose con una familia oriunda. A quienes buscan conscientemente a un profesional cualificado y con experiencia.
Cliente ideal n.º3: el que no hace el típico comentario
¿Cómo? ¿Que cuál es el típico comentario? Pues ese de «Lo hacía yo, pero como no tengo el sello ese…». Otras variantes son: «Si yo entiendo inglés perfectamente, pero claro, no les vale que lo haga yo». También está ese cliente siempre osado que te pregunta directamente si puede hacer él la traducción. Y añade que si tú puedes limitarte a ponerle el sello y cobrarle menos. Que no deja de ser un chanchullo como los que se incluyen en la entrada: 12 chanchullos en traducción jurada.
En fin. Que es muy de agradecer que los clientes no adopten ese tipo de desdén hacia nuestro trabajo. Y no es tanto pedir, digo yo.
Cliente ideal n.º 4: el que responde a tus dudas
Es obvio que un cliente puede —es más, ve aventuro a decir que debe— tratar de resolver las posibles dudas que le plantee el traductor. Al fin y al cabo, el cliente suele ser quien mejor conoce el documento, además de estar, en ocasiones, muy familiarizado con los términos que se usan en su ámbito en otras lenguas, sobre todo en inglés. Él sabrá mejor que nadie, por ejemplo, a qué se refiere esa sigla que aparece en su expediente académico y que no desciframos por más que investiguemos y nos rompamos la cabeza.
Consultar este tipo de dudas puntuales con el cliente no solo puede ser de gran ayuda, sino que también revierte de forma positiva en la calidad de la traducción, lo cual es deseable para ambas partes.
Claro que, para ser ideal de verdad, el cliente ha de tomarse las preguntas que pueda plantearle el traductor como consultas serias y razonables a un experto, y no como dudas que menoscaban su profesionalidad, su capacidad o su conocimiento sobre la materia.
Cliente ideal n.º 5: el que no regatea el precio
En algún momento de nuestra carrera profesional (o más de alguno), todos los traductores nos hemos hecho la misma pregunta: ¿si a un mecánico (o a un dentista, o a un notario) le pagan sin rechistar, por qué han de regatearnos el precio a nosotros? ¿Por qué esa percepción general de que los traductores somos profesionales prescindibles y caros, cuando nada más lejos de la realidad?
Como anécdota personal: en una ocasión una clienta me dijo algo así como que ya sabía que la traducción sería costosa (era una traducción jurada urgente de un montón enorme de documentos académicos), pero que, tratándose de una profesional, no le importaba para nada lo que tuviese que pagar. El hecho de que me sintiese tan profundamente agradecida hacia ella por hacer ese comentario es indicativo de lo poco que suelen valorar los clientes este trabajo.
Y es que es muy agradable tratar con clientes que parten de la base de que eres un profesional y que son conscientes de que la tarifa que les cobras tiene una razón de ser.
Claro que aquí también entra en juego, por supuesto, lo que quiera o pueda cobrar cada uno. «Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión».
Cliente ideal n.º 6: el que no quiere las cosas para ayer
Es por todos nosotros bien sabido que las traducciones suelen necesitarse para ayer. Bueno, vale, a lo mejor exageramos un poco… pero, en cualquier caso, con urgencia. Y es que algunos clientes parecen no darse cuenta de que tenemos otros encargos que traducir, entregar y gestionar; algunos incluso más urgentes que el suyo.
Poder sugerirle a un cliente un plazo suficientemente holgado —o , al menos, no justísimo y metido con calzador— y que esté de acuerdo es una sensación maravillosa.
Puntos extra. Si el cliente pronuncia esa frase que es música celestial para nuestros oídos: «no me corre prisa».
Cliente ideal n.º 7: el que no intenta hacer tu trabajo
Situación verídica que vivió una compañera: tras entregar una traducción, un cliente se quejó de que no usaba bien el verbo should. Alegaba el hombre que él había estudiado que should significaba «debería». Por lo que eso de should you need any further information no estaba bien dicho en inglés…
Vale que las traducciones son vulnerables, porque casi siempre puede compararse con el original, y eso es algo con lo que tenemos que vivir. El problema viene cuando la gente, a nada que sepa inglés, se aventura a dar una opinión, cuando no a sentar cátedra sobre el tema. Que no se me malinterprete: el feedback y la crítica constructiva son recursos magníficos para mejorar como profesional, pero no hablo aquí de eso.
Cliente ideal n.º 8: el que cuida el texto original
Ya se trate de una partida de nacimiento que nos traen a la oficina o de un texto publicitario que nos envían por correo, es muy de agradecer que el texto original sea de calidad. ¿Acaso no se espera también calidad de nuestro trabajo?
Cuando digo que el texto sea de calidad, me refiero a aspectos como los siguientes:
- Que el documento no tenga manchas de café (o de sustancias no identificables), borrones, dobleces, tachaduras, etc. Tampoco es que pase nada: lo indicamos en la traducción jurada y listo. Pero ¿qué mejor que traducir un documento impecable?
- Que el texto no esté repleto de incoherencias, fragmentos redactados de forma ininteligible, erratas, ambigüedades, faltas de ortografía y demás. Claro que siempre podemos mejorar lo presente —no vamos a ponernos a replicar erratas y faltas varias—, pero nos facilita mucho la vida no tener que perder tiempo y energías desentrañando un texto que no hay por dónde cogerlo.
- Que te encuentres con que al documento le faltan páginas, que tiene párrafos inacabados o frases inconclusas.
Es verdad que algunas de estas cosas no son tan frecuentes, pero no matéis al mensajero y alegraos: ¡eso solo aumenta el número de posibles clientes ideales!
Cliente ideal n.º 9: el que envía documentos bien escaneados
Como hemos dicho ya (aquí y aquí), las traducciones en PDF pueden ser difíciles. Sobre todo si el documento está mal escaneado. O, peor aún, si lo han escaneado en formato de imagen (.jpg o similar).
A la hora de traducir, se agradece mucho que te envíen un documento escaneado con las páginas claramente legibles.
Además, sin páginas cortadas o del revés y, a poder ser, con todas las páginas en el mismo documento…
Puntos extra. Si el cliente envía el documento bien escaneado en PDF y con todas las páginas juntas y en orden. Y, para nota, cuando además le pone un nombre identificable al archivo. Por ejemplo, Certificado Penales Eduardo Pérez.pdf, en lugar de scan001.jpg y scan002.jpg.
Cliente ideal n.º 10: el que recomienda tu trabajo
Los clientes que recomiendan tu trabajo son ideales por lo obvio: porque atraen más encargos. Pero ese no es el único rasgo positivo, pues son también un indicador de que tu trabajo es de calidad.
Puntos extra. si también te recomienda públicamente, como en Linkedin, en tu blog, en tu web o en cualquier otra red social.
Lecturas relacionadas en el blog de Leon Hunter:
El cliente perfecto. Ideas para definir un prototipo de cliente.
Sobre recomendaciones de traductores y clientes
Manual de traducción jurada 8.1: Clientes recomendables y poco recomendables (I)
Manual de traducción jurada 8.2. Clientes recomendables (II)
Excelente y muy certero
Gracias 🙂
hola soy nuevo en esto tengo y apenas voy a empezar la carrera de traducción del ingles aunque me quiero También especificar en alemán, y bueno quería preguntar ¿como hacen ustedes cuando tienen que acordar un trabajo con un cliente.. osea para el pago y eso con contrato y como se maneja ese asunto. gracias por su respuestas¡¡
Hola:
Pues eso depende mucho del país en el que uno se encuentre.
Tristemente en muchos países solo se funciona con prepago porque el impago es generalizado. El problema es que retrase los encargos mientras esperan al pago o bien que haya gente incumplidora.
Lo mejor es que se cumpla la ley pero depende del país la voluntad de conseguirlo y no parece que muchos gobernantes se den cuenta de que el pago y el cumplimiento son bases fundamentales de cualquier economía.
Fíjese que Gran Bretaña que fue un gran imperio en todo el mundo tenía como base jurídica la «Common Law» con unos principios muy claros. Un ejemplo es el principio de Common Law que dice que no se puede poner en un contrato lo que es contrario a la ley.
Aquí en España, mientras tanto, hemos tenido que esperar a noviembre de 2016 para que un magistrado del TS dijera que las empresas no pueden poner en los contratos que pagan a 180 días porque es contrario a la ley de morosidad, que marca un plazo de 60 días como máximo.
En Inglaterra hubieran desechado esa causa en la primera instancia, porque tienen muy claro que nadie puede poner nada en un contrato que sea contrario a la ley.
Los países avanzan y se convierten en desarrollados: cuando se cumplen los compromisos y se pagan las facturas.
Tras este «rollo» que te he metido:
Los únicos consejos que puedo dar es que trabajes con gente de confianza, que cobres por adelantado o bien que pongas un límite de crédito a los clientes. Si el límite de crédito es 500 euros, en el momento que se pasen de esa cantidad y no hayan pagado aún los 500 euros, les rechazas los encargos. Pagada la factura, les vuelves a abrir la veda para que deban otros 500 euros. Y así, al menos puedes distribuir el riesgo de impago entre una serie de clientes y no «poner todos los huevos en una cesta».
Un saludo,
Leon Hunter
Hola soy nuevo en esto tengo y apenas voy a empezar la carrera de traducción del ingles aunque me Quiero También especificar en alemán, y bueno quería preguntar ¿como hacen ustedes cuando tienen que acordar un trabajo con un cliente.. osea para el pago y eso con contrato y como se maneja ese asunto. gracias por su respuestas¡¡¡