La importancia y la fuerza del lenguaje
Primeras complicaciones
Para las personas que tenemos un hombre complicado nos ha resultado difícil presentarnos a los demás de primeras, en mi caso particular, como hijo de migrante tengo dos nombres. Ya de bien pequeño y al darme cuenta de que a la gente a la que me presentaba les costaría pronunciar mi nombre, incluso sería motivo de burla, opté por presentarme con mi segundo nombre, un nombre bíblico con el que no se puede hacer ningún juego de palabras y típico del país de dónde nací, España. Esa era la solución a no tener que enfrentarme a preguntas y preguntas (que por otro lado siempre acaban apareciendo por ser una persona racializada) y para tener una mejor adaptación con la gente a la cual me estaba dirigiendo por primera vez. Pero ya en edad adulta, me di cuenta que obviar mi primer nombre, que es típico de la tribu de la que procede mi madre, no sólo ocultaba parte de mi historia, al mismo tiempo, ocultaba parte de mi persona.
¿Complicación o falta de interés?
Aquí fue donde realmente entendí el significado y la fuerza de las palabras, el hecho de ocultarse bajo la sencillez y facilidad que me brindaba un nombre el cual no me iba a significar un juicio. Hoy en día me presento siempre con mi primer nombre, y entiendo que si en España se han aprendido nombres como Schwarzenegger o McConaughey, en los casos de los reconocidos actores Arnold y de Matthew, no veo por qué con un poquito de práctica alguien con quien voy a pasar un rato pueda pronunciar mi nombre, aunque al principio lo pronuncie mal, pero la práctica hace al maestro y con unas pocas veces sería suficiente para pronunciarlo correctamente, tampoco soy un ogro que va a dilapidar a quien no pronuncie bien un nombre el cual nunca habrán escuchado y que no vayas a decir bien a la primera, pero sí que es importante saber llamar correctamente a alguien cuando ya has tenido varios encuentros con la persona en cuestión.
Relación palabra-objeto
Sabemos que es importante llamar a las cosas por su nombre, esto parece una frase muy obvia, pero es importante saber que lo que no se nombra no existe. ¿Qué queremos decir con esto? Llamar las cosas de una determinada manera y con propiedad les da un sentido, con lo que esas palabras tienen un propio alma y esa palabra está ligada para siempre con ese objeto o ese concepto. Esto quiere decir que la palabra sin la cosa no es nada, pero la cosa sin la palabra tampoco, por lo que hay que dar importancia a las palabras, ya no solo porque sea el medio comunicativo que tenemos los seres humanos, sino porque la palabra tiene una fuerza de unas dimensiones que muchas veces no nos imaginamos.
La palabra y el definir
Una muestra de ello se puede dar cuando nos paramos a pensar en la gente que tenemos alrededor, todos tenemos amigos y conocemos gente la cual aparte de tener su nombre les llamamos de una manera, los conocidos apodos, estos apodos suelen tener relación directa con un aspecto físico de la persona, con una vivencia, con un gusto… pero los apodos, aunque parezcan anecdóticos, siempre nos van a dar información de la persona y normalmente mucho más allá que el nombre natural de la misma (hablando dentro de la propia cultura, porque uno puede tener un nombre y apellidos que marquen la procedencia de la persona), por lo que atribuir un apodo a una persona, significa etiquetarlos de alguna manera, siendo esclavo de la palabra.
La palabra y la creencia
Para que veamos la fuerza de las palabras, pondremos el ejemplo de algo que ocurre con los niños, a un niño continuamente cuando le están diciendo que se porta mal y que es malo, ese niño coge esa palabra como suya inconscientemente, entonces jugará de verdad el papel de niño malo. En mi caso particular en principio no se me daban bien los estudios, por lo que se me catalogó como mal estudiante, lo que hice yo con doce años fue coger ese rol de mal estudiante y sacar malas notas suspendiendo todas las asignaturas, con la excusa de ser mal estudiante sin esforzarme para superar esas dificultades. Un dato importante que debe ser exhibido es ver la procedencia de estas palabras, normalmente las palabras que solemos creer más cuando somos niños son la palabra de tus padres y la palabra de tus maestros, porque son las figuras de autoridad y los ejemplos de personas que uno tiene cuando es niño, por lo tanto, si un profesor te dice que eres malo en matemáticas, lo vas a interiorizar, de igual manera que si tus padres te dicen que eres travieso continuamente, vas a interiorizar ese rol de travieso.
Importancia de cuidar el lenguaje
Y es en este punto donde debemos entender que el lenguaje aunque no queramos define a las personas, y decirle algo a un niño siendo uno autoridad para él, puede significar mucho, pero tanto a un niño como a un adulto, no debemos olvidar que las palabras nos definen y es muy importante tratar el lenguaje correctamente, por lo que debemos siempre cuidar tanto lo que decimos como el que escribimos, porque como bien sabemos, somos esclavos de nuestras palabras.
Enlaces de interés
Piaget: lenguaje, conocimiento y Educación
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-39162011000100005
El pensamiento lingüístico de José Ortega y Gasset
Relación entre pensamiento y lenguaje: cómo el género gramatical afecta a las representaciones semánticas de los objetos
- La reproductibilidad técnica aplicada al ser humano desde Walter Benjamin – 14/02/2025
- La importancia y la fuerza del lenguaje – 14/02/2025
- Más allá de la traducción – 14/02/2025
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