Traducción en tiempos de conquista
“El mexicano no quiere ser ni indio, ni español. Tampoco quiere descender de ellos. Los niega. Y no se afirma en tanto que mestizo, sino como abstracción: es un hombre. Se vuelve hijo de la nada”
-Octavio Paz
La invasión española en tierras americanas a partir de finales del siglo quince es un tema que genera muchísima polémica. Hay quienes hoy día la ven como un regalo, y hay quienes la ven como un genocidio. En el artículo de hoy, queremos enfocarnos en otro aspecto de la conquista: la lengua. Una de las principales consecuencias de la colonización española en América que se sigue viviendo hoy en día, es la lengua que muchos hablamos, aun con sus matices. Sin embargo, más que la lengua en sí, en este artículo queremos hablar de la traducción, y por ello, de una de las intérpretes más importantes de la historia: “la Malinche”.
Nacimiento y desarrollo
Se cree que su nombre de nacimiento era Malintzin, sin embargo, como es un nombre en náhuatl (su lengua nativa) y los españoles no lo pronunciaban correctamente, se le terminó conociendo como Malinche. Era originaria de Huilotlan, una zona que ya no existe. Se cree que nació aproximadamente a finales del siglo quince.
Hay cierto debate acerca de si fue hija de un cacique local o no, sin embargo, en lo que hay un mayor consenso es que fue vendida como esclava a temprana edad, hasta que finalmente fue obsequiada en son de paz a los españoles, concretamente a Hernán Cortes.
Relación con Hernán Cortés
La malinche fue regalada como si de un objeto se tratase en marzo de 1519 junto con otras jóvenes indígenas. En la cultura azteca era frecuente que los hombres viajaran acompañados de mujeres para que estas pudieran atenderlos en aspectos como limpieza y alimentación. Por ello, cuando se vio que los españoles llegaron sin mujeres propias, le pareció adecuado regalarles mujeres indígenas, y así de paso intentar establecer una relación más pacífica. Evidentemente, estas jóvenes además de tareas domésticas también fueron sometidas a abusos. Este fue el caso de la malinche, que se cree llegó a manos de Cortés con quince años.
Cortés, antes de convivir con las niñas las obligó a bautizarse, pues las leyes españolas establecían que un hombre podía tener concubinas siempre y cuando estas fueran también cristianas y solteras. Al ser bautizada, Malintzin se vio obligada a renunciar a su religión y a su nombre; en cambio se le bautizó como Marina.
Su papel en la conquista
Debido a los distintos lugares en donde había estado, las regiones de sus supuestos amos y su provenir, Malintzin hablaba náhuatl y maya. Si bien hoy en día México es una sola región, antes de la llegada de los españoles la tierra estaba dividida y en las distintas regiones habían también distintas lenguas. Para un español, hubiera sido mucho más difícil comunicarse con los indígenas aún si hablaba una lengua nativa, porque a lo mejor no hablaba la misma lengua que el indígena.
Cortés al descubrir la valía de Malintzin como políglota, pronto la convirtió en su intérprete y traductora personal, utilizándola como herramienta para conocer qué planes tenían los indígenas y en ocasiones intentar llegar a acuerdos con ellos. Es por este motivo por el cual su fama no es la mejor. Por muchos años ha sido vista como una traidora a su tierra por revelar los secretos de su lengua a los invasores. Sin embargo, visto e modo objetivo también se puede apreciar como se trataba de una joven que no estaba en plena libertad, y que, como muchos, solamente quería proteger su vida. En la región de cholla, los indígenas intentaron hacer un complot en contra de los españoles, sin embargo, Malintzin alertó a los ibéricos salvándoles la vida. No solo hablaba náhuatl y maya, sino que también aprendió a comunicarse en español. El problema con el ataque de Cholula, fue que luego los españoles les atacaron en modo de venganza, y masacraron a seis mil indígenas.
Malintzin también trabajó como intérprete entre Moctezuma Xocoyotzin (emperador del imperio mexicano) y Hernán Cortés, dandole a entender al indígena la misión evangelizadora y dominante del ejército español.
Por su relación tan estrecha con el bando español, se le empezó a llamar Doña Marina, en vez de simplemente Marina. Esto evidentemente refleja el estatuto social que tenía, y por ende la importancia de su rol como intérprete en la conquista española de México.
Final de su vida
Malintzin continuó con Cortés por varios años más, llegando incluso a procrear un niño nacido en 1522 a quien llamaron como el padre del conquistador: Martín. Este es el primer caso conocido y documentado de un mulato, es decir, hijo de indígena y español.
Cuando Catalina Juárez, esposa legítima de Cortés, llegó a América, este rápidamente buscó otro sitio para sus concubinas. En ese entonces se encontraban en Honduras, y Malintzin fue casada con el capitán Juan Jaramillo el 15 de enero de 1525. En el viaje de retorno de Honduras a México, Malintzin dio a luz a su segunda hija: María. Su primogénito fue separado de su madre, y encargado a un primo de Cortés.
Se cree que la Malinche murió a inicios de 1527 y se desconoce su causa de muerte. Sin embargo, sus acciones repercutieron para siempre en la historia de México y del mundo.
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Bibliografía
Brooks, D. (9 de Marzo de 2019). La Malinche: La Desafiante Vida de la mujer más despreciada de la Historia de México. BBC News Mundo. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-47503433
La Malinche. Real Academia de la Historia. (2018). Recuperado de https://dbe.rah.es/biografias/12987/la-malinche
Malinche, la indígena que abrió México a Cortés. Historia National Geographic . (10 de octubre de 2016). recuperado de https://historia.nationalgeographic.com.es/a/malinche-indigena-que-abrio-mexico-a-cortes_6229
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