Traductores bling-bling o… ¡Ay, me muero de glamur!
SIN EMBARGO, existe una clase de traductores que tienen una vida francamente glamurosa. Lejos de los apretones económicos y las dificultades de la crisis estas personas presumen en redes sociales (principalmente en Twitter) de una vida de lujo y glamur… Si luego es tan buena o no, o si no es oro todo lo que reluce es algo que desconocemos pero a primera vista cualquiera diría que viven una estilo de vida bling, bling…
¿Dónde viajan y qué comen?
Todos viajan constantemente y en todo momento mandan fotos o tweets con actualizaciones a Twitter. También nos bombardean a fotos de platos de comida, margaritas, cócteles… En invierno nos mandan fotos de la nieve y en verano nos mandan fotos en la playa… Y a veces lo hacen al revés y mandan fotos en la playa en invierno para darnos envidia. Visitan frecuentemente grandes ciudades como Nueva York, París, Madrid… Y nos mandan fotos de rascacielos, panorámicas y monumentos.
¿Cómo ser un traductor glamuroso?
Si lo tuyo no es la miseria y la pobreza te contamos los “trucos de los famosos” compartidos por todos estos traductores jet set:
1.- Haz presentaciones en público. Si eres tímido tendrás que salir del cascarón porque nunca serás un traductor superestar sin saber presentar en público. Y ya no basta con presentar en un solo país ni en un solo idioma. Los traductores más bling, bling presentan y acuden a conferencias en todo el mundo. Son habituales de las conferencias de la American Translators’ Association, de la ITI y de los Traductores Públicos de Argentina. Y con la crisis están mirando más allá y extendiendo sus redes hacia los mercados emergentes.
2.- Crea un perfil de Twitter con muchos seguidores. Tendrás que tener un perfil en Twitter (y en otras redes) con muchos seguidores. También necesitarás estar a la ultimísima en tecnología y tener un smart phone ultra-tech que te permita compartir fotos y vídeos de tus viajes por el mundo, tus fiestas y tus cenas en restaurantes. Tus seguidores podrán localizarte en el mapa en cada momento con Four Square, pinear tus fotos, o ver las imágenes que compartes en Twitter con Instagram.
3.- Haz deporte. Todos los traductores bling, bling hacen mucho deporte y hablan de ello en Twitter. A veces utilizan la excusa del deporte para hablarte de algún aspecto más de su vida glamurosa, como que van al mismo gimnasio que Cameron Díaz. Utilizan aplicaciones online como Run Keeper para mostrarte los kilómetros que corren todos los días.
4.- Habla mucho de problemas de lengua y traducción (como si las traducciones las hicieras tú). Manda enlaces de artículos interesantes en Twitter en otros idiomas (como si comprendieras de qué tratan), manda tweets en lenguas extranjeras y pregunta alguna cosa de lengua muy complicada alguna vez en algún foro para dar el pego y no revelar que todo lo subcontratas.
5.- También tendrás que tener tu propio blog en el que hables de problemas de traducción pero, sobre todo, necesitarás decirles a los demás (y que te crean) lo que tienen que hacer para ser traductores… Cómo empezar en la profesión, cómo ser buenos traductores, cómo trabajar de freelance, cómo tratar con los clientes, cómo conseguir clientes, cómo formarse como traductores, etc., etc. Preséntate como caso de persona de éxito en cada momento. Una vez que tengas una serie de artículos convincentes puedes empezar a hacer la ronda organizando talleres de “cómo empezar en la profesión”, “cómo trabajar para clientes directos” y luego conviértelo en un webcast, una webinar, un podcast, incluso un libro en formato digital o en papel… Seguramente estas actividades te den mucho más dinero del que te daría darle a la tecla a cinco céntimos la palabra…
Otros consejos para ser un traductor bling, bling:
Ten sentido del humor
Todos los traductores bling, bling son muy graciosos y simpáticos y así obtienen muchos “me gusta” en Facebook. Explotan trucos baratos como mandar fotos con sus animalillos, con sus bebés (o los bebés de otra persona si no tienen), con unas gafas graciosas, imitando a algún personaje famoso… O simplemente haciendo el tonto. Explotan mucho su parte positiva y así alcanzan más popularidad.
Llévate bien con todos y no te pelees con nadie
Para ser un buen traductor bling bling tienes que mantener todos los canales abiertos… No te metas en ninguna guerra reivindicativa porque nunca sabes de dónde va a salir la próxima invitación a una conferencia o una charla. Tiende puentes, sé diplomático y opina solo superficialmente sobre todos los temas dejando margen para poder darle un giro de 180 grados a tu opinión más adelante (si hiciera falta).
Sé un gurú
Además de decirles a todos lo que tienen que hacer para ser traductores y para ser buenos traductores (de eso tratan tus conferencias) también puedes ampliar un poco el espectro haciéndote gurú. Haz conferencias y presentaciones sobre el futuro de la industria de la traducción, la globalización, la localización (en general cualquier cosa que termine en –ción suena muy bien)… Habla del futuro, de la tecnología y de lo que va a ocurrir como si lo supieras perfectamente aunque no tengas ni idea.
Codéate con otros famosos
Ve a lugares de famosos y pon fotos tuyas en Twitter, en Facebook y en el blog junto a Alaska, Carmen Lomana, Belén Esteban y otros personajes de la glitterati local como si los conocieras de toda la vida… Quién sabe, igual hasta te invitan a algún programa de televisión. La meta de todo traductor bling, bling es llegar en algún momento a la televisión.
Traductor jurado en Madrid, Leon Hunter SL. Solicita presupuesto sin compromiso aquí
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Me ha encantado y me he reido mucho ¡yo también quiero ser una traductora bling, bling! jaja así que nada iré tomando nota, algunas cosas ya las tengo así que no iré tan mal encaminada jajajaja
Conozco varios. Qué buena entrada. Te felicito.
Qué buen texto. Enhorabuena por la descripción y el tono. Dibujas un personaje perfecto (y reconocible) para proponer un guión. Con un par de peripecias del mismo orden, taquillazo.
Un saludo.
Te faltó añadir dos datos significativos para acabar de componer este excelente retrato: 1) Para ser un traductor bling bling no es necesario que tengas titulación universitaria ALGUNA; eso es de pringados. Pero no digas que no la tienes. 2) Rodéate de una claca de incondicionales, a los que vender (literalmente) el espejismo de que pueden ser igual que tú.
Me ha gustado mucho esta entrada, Leon. 😛 Me he sentido identificado en algunos puntos, lo reconozco, aunque bueno, todavía viajo a Valencia y Barcelona antes que a Nueva York, ja, ja, ja. Y muchas veces me lo pago yo todo, claro, con el dinero que saco traduciendo. 😛 Aun así, aunque poco a poco empiezo a poner más cosas en Twitter, intento reservar las fotos de comida y esas cosas a Facebook, que es bastante más personal.
Todo esto significa que sí, que disfruto de la vida, aunque no necesariamente tengo glamur, ja, ja, ja.
Un saludo
Pablo
Me ha encantado la entrada. Lo que no me queda muy claro es si los traductores con glamur traducen o no. 🙂
Por mi parte, no podría vivir sin hacer deporte cada día. Todo lo demás… mmmm… no sé.
Un saludo.
Laura
¡Cómo me ha gustado esta entrada!
Has dado en el clavo. Para el lado que mires, cada vez hay más bling blings. Pertenezco a las huéstes de los traductores en la sombra (y me encanta serlo), pero si no fuera por los bling blings, los traductores «normalitos» como yo, tendríamos una vida algo monótona, leeríamos únicamente blogs sobre gramática, estructuras y estilo. Los blings han introducido un toque de glamour a nuestras lecturas cotidianas. Yo lo encuentro divertido.
Un abrazo
Me parto, Leon. Bueno no, lo siguiente 🙂
Felicidades, esta entrada me ha parecido exacta punto por punto. Has sabido hacer una gran radiografía del traductor Bling, Bling… o, como decía mi hermano cuando era pequeño, del «brilli-brilli» purpurinoso, no solo de esta profesión, sino también de muchas otras.
Yo tengo Tuiter, pero acabo saturada de tanto «retuit» de los mismos blogs, de leer las mismas cosas, de los mismos artículos sobre «cómo triunfar» y tanto entrenamiento o «coaching». Al final, lo uso para poner lo que de verdad me llama la atención, como esta entrada tuya, y estar al día de lo interesante.
Aún llevo pocos años en el campo, pero este año estoy quedándome boquiabierta con este tema. Qué despliegue de medios tienen algunas personas. Yo, eso sí, les aplaudo, porque no sé cómo lo hacen. A mí, con mi casa, mi vida personal, mi eterna búsqueda de clientes o trabajo decente, mi lucha diaria por leer y aprender… no me da tiempo para todo eso.
Gracias por hacernos reír.
Un saludo,
PD: ¿Cuenta como punto de «jlamur» que ponga mi Tuiter en este comentario? 😀 Espero que sí. 😀
¡¡Estupenda entrada!! Aunque me temo que no te va a aportar más amigos… ;-))
Enhorabuena por la entrada, Leon, que veo que tiene buena acogida. Sin embargo, debo decir también que me parece llevada demasiado a los extremos.
Será porque yo soy de los que últimamente viajan por el mundo, asisten a congresos y luego intentan compartir lo que aprenden con los colegas de profesión, que me siento un poco aludido. Será porque llevo años diciéndole a los traductores más jóvenes que es posible vivir de esto y por qué no, que hay vida más allá de las tres mil palabras diarias. Será porque cuento entre mis amigos al loco de Xosé Castro, cuya manera de hacer en la profesión y en la vida creo es un retrato casi perfecto de ese traductor «bling, bling» al que describes, y le tengo sanísima envidia, pa qué engañarnos.
A mí me gusta este tipo de personaje «bling, bling», que te invita a quitarte el pijama de traducir (que levante la mano quien no tenga uno) y salir a conocer a otra gente, a hacer presentaciones, a compartir lo aprendido. Y si luego me atormentan con sus fotos en Twitter, pues simplemente dejo de seguirles, o de leerles, pues nadie me obliga a hacerlo. Y si pueden viajar, comer bien y comprarse cacharritos electrónicos, pues oye, otra vez, qué envidia. Tanto me da que lo subcontraten todo (al fin y al cabo es un modelo de negocio bien válido), que cobren o no por sus charlas o que les paguen los gastos de viaje. Mientras no me mientan, mientras no me hablen de un mundo irreal, tanto me da que traduzcan 3000 palabras al día, o al mes. ¿Les hace eso menos traductores?
Ya te digo, quizá sea la envidia, pero a mí me gusta saber que mi profesión no tiene por qué limitarse solo a coleccionar glosarios y maldecir a la traducción automática (o semi). Quizá sea lo que acabe haciendo, pero me alegro por quien haya preferido tirar para otro lado y encima, le haya salido requetebien.
Saludos,
Jose
Hola José, soy estudiante de Licenciatura en Lenguas Extranjeras con énfasis en inglés y me estoy planteando hacer una maestría en interpretación y traducción, me ha parecido interesante tu comentario y tu forma de ver el mercado profesional, me gustaría saber más para tomar la mejor decisión en un futuro, gracias de antemano. Saludos desde Colombia.
Yo creo que, en tu escala para conseguir el estrellato traductor, lo único que me gusta, me parece bien y yo misma hago gala de ello es el primer punto: me gusta contar adónde viajo y qué como y, en general, leerlo de los demás. Qué sé yo. Son manías, pero tampoco lo hago con ánimo de demostrar nada, es que me mola y ya está. Y cuando alguien cuelga en el tuiter la foto del plato de espaguetis con chorizo que se va a zampar me gusta. Esos tontos y pequeños placeres de la vida.
De lo demás, creo que lo que más me carga es la profusión de blogs que no hacen más que dar listas de consejos (entre los que, supongo, se incluye este post, aunque no creo que lo hayas escrito con la intención de que haya más gente que se apunte a la carrera de famosete de la traducción).
Luego está, claro, el rollo de que hay traducciones que dan glamour porque tienen mucha visibilidad (veánse las literarias), porque si tuvieras que medir el asunto por el dinero que te pagan por ellas, los más glamourosos serían algunos de los que no se ven tanto. La gente te dice: «¡Qué envidia!» y tú te sientes un poco mal, porque no es plan de quitarles la ilusión, los libros son bonitos y tal, y da orgullo verlos en tinta y papel y alardear de su existencia, pero la mierda de industria que los publica no podría dar más asco.
Yo lo más glamouroso que hago, creo, es traducir para Vanity Fair, que ya es el colmo del glamour para mí, pero también me quejo cuando toca, que es algo muy necesario y no quiero que nadie me acuse de ir de divina, que es una cosa un poco fea.
Y tú, mientras tanto, piénsate lo de hacerte el troll oficial del mundillo traductor, que blings blings hay muchos, pero faltan troles, y cuando surgen, tol mundo va a por ellos, a la yugular, porque lo que sí que es verdad es que aquí nos gusta más el peloteo que a un tonto un lápiz. Además, diría yo que el Joker tenía más glamour que Batman, y Lex Luthor que Superman. Solo es cuestión de que te lo propongas.
Jajaja, muy bien, me he reído mucho.
A favor de los traductores «bling, bling»
Estoy a favor de los traductores «con glamur». Creo que nos corroe la envidia por no saber, o no poder, ser igual de glamurosos que ellos. Si pueden permitirse una vida gratificante… ¿por que no iban a tenerla? Sería estúpido no hacerlo.
Pero, si estoy a favor de estos, es por dos razones básicas:
a) por una parte, siempre nos estamos quejando de la poca visibilidad del traductor. Al menos, los traductor con glamur han hecho, más que nadie, que los traductores salgamos un poco a la luz….
b) y, por la otra, quien crea que es suficiente con hacer sólo lo que aquí se expone, vive en la madriguera del conejo blanco. Sí, ese que te hace ver la realidad con una falsa perspectiva y fuera de sus justas dimensiones, como Alicia en el País de la Maravillas. Detrás de un traductor «bling, bling» hay, casi siempre, varios años de un intenso trabajo de investigación y de de socialización. Si, luego, saben rentabilizar la experiencia y su capital social acumulados en esos años… ¿por qué no iban a hacerlo?
Al fin y al cabo, se trata de una simbiosis: te ofrezco mi experiencia, súper condensada en bote, para que tú no tengas que pasarte el tiempo que yo me he pasado investigando. Si quieres, la compras y, si no, no. Pero, en un mundo donde prevalece el time is money, creo que, en general, vale la pena gastarse cuatro chavos para ahorrarte, en tiempo, bastante más que eso. No sólo eso. Muchas veces, esos mismos traductores «bling, bling» son bastante generosos, haciéndonos posteriormente partícipes de su experiencia gratuitamente vía Internet.
Los vendedores de humo, al fin y al cabo, sólo perduran en televisión…
Muchas gracias por los consejos, Leon. Si no estuviera convencido de que algún día el glamur llamará a mi puerta, anda que iba yo a seguir tecleando como un mono durante horas y acumulando bultos en la espalda, ¡ja!
Si alguien cree que estoy engañado que, por favor, me avise para cambiarme de profesión cuanto antes…
Totalmente de acuerdo. Creo que todos tenemos en mente a más de uno que se cree fantástico (o fantástica, ya que en esta profesión abundamos más las mujeres) solo porque a los congresos a los que va o los blogs en los que comentan tiene una camarilla de «palmeros» que se dedican a aplaudir y asentir lo que dicen, aunque lo que suelten sea totalmente insulso.
Desde mi punto de vista, los blogs de traducción es algo que ya me satura no solo por la cantidad de ellos que existen, sino por el gran número de retuiteos y publicidad que se da del mismo artículo en otros. Solo sigo dos o tres y ya, dado que opino que, de forma general, estos blogs aportan poco a la ciencia en sí. A lo mejor soy una persona extraña. No quiero tampoco decir que no esté mal leer algo que de vez en cuando te levante el ánimo, pero cuando la gran mayoría de ellos se centran en un discurso tan centrado en sus autores, me hace querer cerrarme, volver al pijama y no volver a saber del resto del mundo. Lo que tú llamas Bling Bling lo llamo yo «porqueyoísmo», gente que nada más que sabe decir «porque yo una vez blablabla» «yo antes mehmehmeh» etc. Y todos sabemos de quiénes se tratan.
Por eso, muchas felicidades por esta entrada que seguro no hará que gane adeptos, aunque seguro que mi comentario tampoco. 😉
Coñas aparte, es necesario hacer la distinción entre traductores glamurosos que no venden humo y simplemente se prodigan compartiendo su experiencia, y traductores que sí venden una experiencia intransferible (la construcción de una marca personal a base de relaciones públicas) como una meta asequible a todos, algo que sí distorsiona la imagen de la profesión y resulta muy desorientador para quienes empiezan (además de llegar a ser frustrante cuando te das cuenta de que la vida laboral suele carecer de relumbrón).
Igual debería haber añadido aquello de:
«All characters appearing in this work are fictitious. Any resemblance to real persons, living or dead, is purely coincidental.»
«Y tú, mientras tanto, piénsate lo de hacerte el trol oficial del mundillo traductor, que blings blings hay muchos, pero faltan troles…»
¡Gracias, Julia! ¡Ese título me va!
Saludos,
Trol Oficial 🙂 (Shrek también era trol…)
En primer lugar, felicidades al autor por la entrada, me ha parecido muy divertida y es un claro retrato del “boom” social que estamos viviendo últimamente en el mundo de la traducción. Creo que es algo que muchos de nosotros habíamos pensado y que nadie se había atrevido a expresar con palabras…
Por un lado, tengo que decir que, a pesar de ser una de tantas traductoras en la sombra (y a mucha honra), sigo varios blogs de traducción y de vez en cuando me paso por twitter para ver qué se cuece. Creo que es una buena forma de estar al día, hacer contactos, etc. Además, al igual que otros ya han dicho, admiro mucho a estas personas por compartir sus experiencias y conocimientos con el resto. La verdad es que yo no sabría de dónde sacar tiempo para hacerlo sin dejar de hacer otras cosas que me gustan a parte de trabajar, que por mucho que me guste la traducción, para mí el tiempo libre es sagrado y no me gusta que toda mi vida gire en torno al trabajo (sí, considero la traducción como un trabajo, me gusta e intento dar lo mejor de mí misma, pero no es mi gran pasión, ni considero que haya nacido para ello, ni…). Dicho esto, yo también me he preguntado muchas veces si estas personas realmente trabajan entre congresos, blogs, twitter y todo lo demás porque a mí no me salen las cuentas… También es verdad que las noches son muy largas y dan para traducir muchas palabras, je, je…
En cuanto al tema de las conferencias y demás actos glamurosos, hay que admitir que estas personas le han dado un poco de vidilla a los congresos de las facultades de traducción. Todavía recuerdo cuando en mi época universitaria acudíamos a conferencias de “dinosaurios de la traducción” (con todo el respeto) que se dedicaban a teorizar sobre los procesos de traducción y nos dejaban con ganas de mandar a la traducción a tomar viento fresco… Eso, sí, creo que en algunos congresos se peca de una cosa y es que, desde mi punto de vista, están ofreciendo una imagen idealizada/glamurosa del traductor que no se corresponde con la realidad. Y digo esto sobre todo de cara a las futuras generaciones, que pueden llevarse un buen chasco cuando vean que su día a día como traductores no se corresponde con lo que tanto habían soñado. Tan importante es infundir ánimos al personal, como mostrar la realidad de las cosas.
Leon, espero que sigas troleando, que sí que es cierto que hay mucho peloteo en este sector y de vez en cuando está bien encontrarse con algún artículo como el tuyo, ¿no?
¡Buen día a todos los colegas!
Cortito para comentar que estoy de acuerdo con José y con Pablo.
Si somos empresarios (lo somos) y nos pasan cosas como a los empresarios (asistir a congresos como público o como ponentes), todo este ruido de los bling bling ayuda mucho a modificar esa percepción de traductores = hippies flower power que hace siglos tratamos de cambiar. Nos obsesionan los usos del gerundio, pero amamos los deportes también. ¿Cuál es la incompatibilidad? Hoy interactuamos en LinkedIn con profesionales de otras actividades, por lo general, con gente que nos «interesa» profesionalmente. Bueno, entonces es perfecto que en una actualización de mi perfil, un estudio jurídico lea que me voy a un congreso en tal lugar o lea que comento que un colega dará una charla en tal otro lugar. Hace 30 años soy traductora. Recuerdo una compañera de tenis de hace unos años cuando me preguntó cómo era posible que hubiera un congreso de traductores. ¿Con qué se llena un día? Vean que no estoy hablando de lo importante que es ir a un congreso, sino de cómo mira el mundo que existan congresos de T&I.
Creo que en este camino lleno de escollos que tenemos los traductores nos ayuda muchísimo que existan traductores de perfil alto, que incluso ocupen lugares en los medios masivos. Hace unos años, Miguel Wald tenía un programa en mi país. Lamentablemente, en la Argentina al menos, la tele está tinelizada. :((( Ojalá pudiéramos ir ganando lugares en los medios.
Por lo demás, me parece, León, que el planteo inicial divide a nuestro colectivo en dos: los traductores bling bling y los que cobran 5 centavos. Conozco excelentes traductores a los que les va muy bien en la profe$ión, pero que no tienen perfil alto. Viajan, son disertantes, pero ahí queda la cosa.
Como último comentario, los traductores bling bling que conozco del mundo hispanohablante además de publicar las fotos de sus comidas, de sus actividades deportivas y todo lo que mencionás, son solidísimos profesionales que han aportado y aportan mucho a nuestro mundo profesional. Si además nos ayudan a quitarnos las autoimpuestas ropas de mendigos, bienvenidos sean.
Muchos cariños para todos.
Au
Hola Leon:
Lo has dicho todo. Solo me gustaría añadir que estaría bien si estos traductores «estrella» aprovecharan su popularidad, unas veces merecida y otras no, para dar a conocer nuestra profesión entre las personas ajenas a ella. Hablar para los propios es fácil. Y, mientras tanto, seguimos peleando por el céntimo de euro por palabra. Hablar para los extraños es más difícil, pero es la única forma de ganar conocimiento y respeto hacia nuestro trabajo. Dicho queda, a ver si alguno coge el testigo.
Lo de ser traductor bling, bling motiva bastante 😛
¿Qué hay que hacer? ¿Hay mucha cola?
Un saludo,
Jeffrey
[…] Pero todo es una carrera de fondo: al igual que no empecé traduciendo videojuegos al salir de la carrera y que eso llegó con el tiempo y el esfuerzo, no me llamaron por la buena de Dios a mi primera charla en Granada (cuyo discurso he ido modificando con el paso del tiempo). La primera vez que fui a un congreso fue con Elizabeth Sánchez León a hablar sobre las diferencias entre el modelo interno y externo en la localización de videojuegos en el Media for All de Amberes (en 2009), y creedme que estaba hecho un flan cuando comencé a hablar. Ahí no conocía ni el Presentation Zen, ni sabía hablar en público, ni nada. Y bueno, por descontado, todos los gastos corrían de mi cuenta y tenía que pedir días en el trabajo, como sigue ocurriendo ahora, aunque en menor medida (aún me queda para ser un traductor con glamur). […]
Venga, pues voy a disentir enormemente, porque no entiendo muy bien los parabienes y no comulgo en absoluto con lo aquí expuesto.
Para mí, esta entrada es como si nos reuniéramos futbolistas de tercera división a darnos palmaditas en la espalda y a decirnos cosas como: «Uy, lo que hacemos aquí en tercera sí es fútbol, no lo que hacen esas nenazas de primera división, que van de estrellas». Veo envidia, veo chabacanería y hasta veo un punto de paranoia al más puro estilo Ignatius O’Reilly, de La conjura de los necios.
Un saludo.
Curiosa entrada, muy original y atrevida. Da igual eso de que te vaya a traer problemas o que sea polémica, si no, este mundillo sería muy soso si todos dijéramos lo mismo.
Creo que hay traductores bling bling igual que hay otros profesionales bling bling (se me ocurren, así al azar, los periodistas).
Hoy en día está a la orden del día hacerse famoso de la noche a la mañana por méritos ajenos, así que creo que en el caso de los traductores, si son famosos, muy probablemente se lo merezcan, es decir, que nadie les ha regalado nada.
¿O cómo se puede ser famoso cruzado de brazos? Creo que quien pueda vivir bien de ello debe aprovecharlo, al fin y al cabo la vida es corta y mientras el dinero que te gastas en viajes o las otras cosas que mencionas te lo hayas ganado con el sudor de tu frente, no veo problema en tener una «vida glamurosa».
Felicidades por la entrada. Algunos llevamos tiempo viendo con preocupación cómo la blogosfera traductora se parece cada día más a los gabinetes de autoayuda o a las reuniones de groupies. Además, un poco de sana mala leche nunca viene mal para revitalizar el ambiente.
Gracias, Davidoff, por el comentario y por permitirme descubrir a Adam Thirwell – http://malapartiana.wordpress.com/2011/10/10/miss-herbert/
La cita que no puede faltar ahora al pie de todo correo electrónico enviado a listas de traductores es:
«Las traducciones perfectas no existen, como no existen los estilos perfectos. Y sin embargo, hay cosas que aún son traducibles, por más que su traducción no sea perfecta (pág. 9).»
Me he acordado, en un paseo que he dado esta tarde, de cuánto envidiaba (en su momento) a los alumnos de literatura comparada.
Los alumnos de «lingüística comparada y tipología lingüística» compartíamos aula con los alumnos de «literatura comparada». Frecuentemente teníamos que esperar en el pasillo en el «desdoble» porque sus discusiones se prolongaban… Pensábamos nosotros – ilusos – que la carrera de Literatura Comparada y Teoría de la Literatura «era muy bonita pero no sirve para nada». Luego fuimos nosotros los que nos llevamos el chasco porque la carrera de Lingüística era un hueso y – desde luego – no sirve para nada.
En esa asignatura, por cierto, nos enseñaron los universales lingüísticos de Greenberg, siendo el primer universal que «todas las lenguas son traducibles». Sin embargo, me quedo con la cita de Thirwell que me parece mucho más acertada y no se arropa ninguna «pseudocientifidad»… ¡Vaya palabro!
Viendo tu blog, aún me queda esperanza de dedicarme en algún momento a cosas bonitas que no sirven… No sirven a los demás pero a mí – a nivel personal – sí que me servirían de mucho.
¡No te puedes imaginar cúanto!
Un abrazo y un beso,
Leon Hunter
Me alegro de que te haya interesado Thirlwell. En «El Trujamán» conté cuatro chorraditas más sobre su libro; por cierto: que liga un poco con lo que decías de la literatura comparada y las carreras bonitas pero (yo diría que no tan) inútiles: http://cvc.cervantes.es/trujaman/anteriores/febrero_12/14022012.htm.
Lo de la utilidad de ciertas carreras es siempre relativo, depende un poco de a qué termine dedicándose uno. En cualquier caso, cada vez que oigo hablar de utilitarismo a ultranza en materia de educación, yo saco la pistola.
Hemos terminado hablando de algo que no tenía nada que ver con tu post. En fin. Que un abrazo.
Me ha encantado.Hay demasiados gurús y no faltan palmeros que celebren cada ocurrencia o reflexión con fervor religioso. Yo también me pregunto de dónde sacarán el tiempo para traducir.
¿Soy yo la única que ve todo eso que dices como algo positivo?
¿Qué tiene de malo tener éxito y compartirlo? Tú presumes de trol (o sea, eres como el bling bling del lado oscuro) y haces algo parecido pero en plan mal rollo.
Casi que me quedo con profesionales positivos y no con otro más que usa su blog para publicar llantos porque le molesta que sus colegas tengan éxito, escriban blogs y lo digan.
Esta profesión necesita visibilidad y presencia social, no más cenizos. De eso, sobra.
Por añadir un reto a los traductores bling bling que se creen en la cima: no se ha alcanzado la fama absoluta hasta que alguien te crea un fake en Twitter al menos del nivel de @EspeonzaAguirre.
¡Ahí os quiero ver, escopetas!
Me ha encantado tu entrada. Perfecto dominio de la ironía y sin faltas de ortografía. Me parece además valiente gesto sabiendo que puedes ganarte enemigos. Pensándolo bien, no es un gesto es una «pedazo» de entrada que te ha llevado tiempo escribir.
Lo primero que me viene a la mente es: ¿qué puede llevar a una persona a dedicar su tiempo a criticar a otra con tanta maestría?
Si hay algo que demuestras es que lees sus tweets, ves sus fotos y sabes los saraos en los que se mete. (Qué duro debe ser ver esas publicaciones pensando todo esto que piensas sobre X. De veras que lo siento)
Siempre tiene que haber alguien que vaya de independiente, de librepensador. Porque uno puede estar, o no, de acuerdo con X, pero, si lo publicas de este modo estás queriendo demostrar ALGO y alardeando de que tú prefieres llevar tu profesión de otro modo. Cada uno elige cómo llevar su vida, su profesión, y obviamente cree que es la mejor, si no, la cambiaría ¿no? ¿O a caso es que tú no puedes? Si es tan obvio lo que X dice en esas jornadas de coaching, podrías hacerlo tú también. ¡Ah! Se me olvidaba, es que tu forma de ser traductor es la más digna y correcta. El resto son otra cosa.
¿O no necesitan los estudiantes de T&I motivación? ¿Y para el caso de profesionales trucos de ofimática?
Lo siento amigo, debe ser muy duro.
Como dicen en comentarios anteriores, de cenizos ya está el mundo lleno. Tengo FB lleno de noticias sobre corrupción que no nos llevan a nada ni nos ayudan. Por eso me sorprende tanto que a alguien le moleste que un fulano se dedique a vender buen rollo. En mi
Otra duda que me surge: ¿si X hiciera todas esas las cosas que hace GRATIS, existiría esta entrada? Entonces, el problema es el dinero… Aaaaacabáramos. Al final he llegado donde no quería, a la envidia. Parece que uno no puede ir por ahí diciendo que le van bien las cosas.
Lo que quizás no hayas pensado (o sí pero no es importante para ti) es que lejos de ofender a X (que no creo que tenga tiempo de leerte) te has reído de los asistentes a sus charlas. ¿O a caso uno no sabe lo que le va a decir el dietista o el psicólogo cuando va a su consulta? Pues muchas veces sí. Pero es importante que te lo diga un experto y la FORMA en que te lo dice. Y eso, amigo mío, la forma en que Xosé Castro dice las cosas, no se aprende en una universidad.
Al menos has conseguido que yo hoy hable de ti. Que yo te haya leído. Que alguien lea tu blog. Quizás ese fuera tu objetivo.
Cansada de la gente titulada que rabia cuando ve a un «sintítulo» triunfar. Uno elige, apuesta, invierte y luego sale lo que sale.
Cansada de cenizos
Cansada de quejas
Si no te mola… No le sigas. Tal y como hacemos muchos contigo.
De mayor quiero ser Xosé Castro. Quiero convocar a 400 personas y hacerles flipar.
Con lo único que van a flipar Xosé Castro (y yo mismo) es con todo lo que habéis sido capaces de inferir de dos artículos simplones de menos de 1.000 palabras que no hacen referencia a ninguna persona en concreto… Estoy pensando que los que piensan mal son los demás, que son los que realizan asociaciones y encuentran significados ocultos. En fin, he probado con un formato nuevo y no creo que lo vuelva a hacer, en vista del resultado… Me recuerda a esas conspiranoias de escuchar discos de The Doors al revés y cosas similares… Igual es verdad eso de la demencia de los traductores que aparecía en un blog hace poco… Porque alucino con muchos de los comentarios y todo lo que se me atribuye sin haber dicho nada. Hay mucho más en los comentarios que en la entrada en sí, que no dice nada de lo dicho en los comentarios. De modo que hay una entrada que dice nada o casi nada y luego todo un hilo de comentarios donde se atribuyen múltiples intencionalidades, muchas de las cuales son suposiciones, paranoias varias, conspiranoias, etc.
¡Ver para creer!
También me he dado cuenta del nivel lector del público bloguero — cuando se publica un artículo más complejo lo leen por encima o no lo leen de modo que me he dado cuenta de que hay que bajar el nivel para que lean, cosa que también me parece triste.
De hecho, lo más triste de las dos entradas creo que es todo lo que «dicen los demás» que es lo que me deja peor imagen y sabor de boca. Toda la maldad que tenéis y todo lo malo que pensáis.
Leon, mucho me temo que más que verte sumido en las tinieblas malignas de las mentes enfermizas de algunos de tus lectores, te has visto sumido simplemente en las consecuencias de una provocación para la que parecías no haber planificado lo suficiente.
Mencionas en tu artículo numerosos rasgos y conductas que atribuyes a un tipo de traductor glamuroso a la vez que engañoso o incluso perverso (que habla de lo que no sabe, que en realidad no traduce él mismo, que presume, que evita el conflicto), quizá sin darte cuenta en su momento de que muchos de esos rasgos no describen solo a quienes tenías en mente, sino a muchos otros. Y esos muchos otros, o en su defecto sus allegados, podían darse también por aludidos.
En otro tercio…
Es fácil decir luego «no, no, si sois vosotros que sois unos malpensados», pero cuando hay sensibilidades que pueden herirse de por medio, lo más acertado quizá hubiera sido haber pensado primero en las posibles consecuencias, deseadas o no.
Ahora bien, lo que me parece ya totalmente desdeñable y fuera de toda justificación es que digas:
También me he dado cuenta del nivel lector del público bloguero — cuando se publica un artículo más complejo lo leen por encima o no lo leen de modo que me he dado cuenta de que hay que bajar el nivel para que lean, cosa que también me parece triste.
Me gustaría no responderte, pero soy incapaz (será porque no cumplo el rasgo de «llevarse bien con todo el mundo»). No sé exactamente qué autoridad te ha sido conferida para que puedas juzgar de ese modo al «público bloguero» y su nivel lector. Quizá donde tú ves mayor o menor complejidad, mayor o menor nivel, otros veamos simplemente, mayor o menor interés, mayor o menor atractivo.
En cualquier cosa, me ha parecido un juicio de valor y lo que en mi tierra se viene llamando «una meada fuera del tiesto».
Jose
Un momento, a ver si me entero. Cócteles, esquí, ostentación del lujo, apariciones en la tele… ¿Esto del «bling bling» no es lo que siempre se ha llamado hortera? Esta claro que lo que buscamos los traductores en los blogs es evasión, porque el autor nos cuela un (¿lo diré?) barbarismo como la copa de un pino y nadie dice ni pío. ¡Que no hay que perder la concentración!
Pues estoy de acuerdo con Leon: los traductores estrella y el mundo 2.0 en general es superhortera. La mayoría de los blogs y charlas para traductores son empalagosos y nos cargan de márketing y autoayuda, con poca o ninguna mezcla de conocimiento práctico útil.
Ahora bien, Leon, parece que tienen éxito. Seguramente por como está el mercado, con poco trabajo y por tanto pocas oportunidades para los que empiezan en la profesión. Los traductores estrella ofrecen un modelo y una forma de ver las cosas: querer es poder, lo más importante es darse a conocer, hay que relacionarse, etc. La cuestión es ¿cómo se puede formular un modelo más sólido por el que guiarnos cuando parece que estamos dominados, o atontados, por todas estas pamplinas?
Tío, debe de haber mucha coincidencia entre lo que has escrito y alguien concreto, y ese alguien debe de tener muchos palmeros, para que te chorreen así. ¡Con lo megadivertida y refrescante que es esta entrada! Y además, has inventado una tipología de traductor bloguero destroyer que hacía mucha falta. ¡Persevera, que da gusto leer tus últimas entradas!
[…] podéis leer la (tan polémica) entrada “Traductores bling…” por si no os apetece mucho darle a la tecla y os apetece estudiar otras maneras de ganarse la […]
[…] en ese caso, la firmaba un traductor bling bling (quien no sepa lo que es eso, puede informarse aquí) al que ni siquiera conozco en persona y que se embolsilló una cantidad nada despreciable por no […]
[…] de la traducción mundial y traductor bling, bling donde los haya, Renato también tiene un nutrido perfil en la red social de […]
[…] de la traducción mundial y traductor bling, bling donde los haya, Renato también tiene un nutrido perfil en la red social de […]
Creo que lo que cuentas lo define Paolo Virno como «virtuosismo»: «En su libro Gramática de la
multitud, Virno describe, entre otras cosas, cómo lo político ha migrado desde la esfera pública hacia los ámbitos de la producción. Explica esta subsunción de la agencia política en los procesos de trabajo mediante la categoría de “virtuosismo”. Virno ve en ella una de las precondiciones esenciales del actual orden de la producción, incluso hasta el punto de conectarla con la emergencia de un nuevo “sujeto” histórico-político: la multitud posfordista. En el capitalismo posfordista el trabajo es cada vez más una ejecución virtuosa que no tiene como resultado la producción de objetos. Al mismo tiempo, el trabajo exige un espacio que se estructura como una esfera pública. Lo que para Hannah Arendt era la categoría fundamental de lo político, la presencia de otros, el exponerse a la mirada de otros, la cooperación y la comunicación, es ahora la cualidad fundamental del trabajo.
Una reflexión interesante. Voy a ver si me lo leo un día que tenga la cabeza más despejada 🙂
Lo tienes disponible en pdf legalmente, a través de la editorial Traficantes de Sueños : )
Origen de la cita del comentario anterior: http://marceloexposito.net/pdf/trad_raunig_virnogramatica.pdf
[…] Pero todo es una carrera de fondo: al igual que no empecé traduciendo videojuegos al salir de la carrera y que eso llegó con el tiempo y el esfuerzo, no me llamaron por la buena de Dios a mi primera charla en Granada (cuyo discurso he ido modificando con el paso del tiempo). La primera vez que fui a un congreso fue con Elizabeth Sánchez León a hablar sobre las diferencias entre el modelo interno y externo en la localización de videojuegos en el Media for All de Amberes (en 2009), y creedme que estaba hecho un flan cuando comencé a hablar. Ahí no conocía ni el Presentation Zen, ni sabía hablar en público, ni nada. Y bueno, por descontado, todos los gastos corrían de mi cuenta y tenía que pedir días en el trabajo, como sigue ocurriendo ahora, aunque en menor medida (aún me queda para ser un traductor con glamur). […]