Máster en traducción: ¿sí o no?
Máster en traducción: ¿sí o no?
Escribo este artículo tras recibir varias consultas de personas interesadas que me preguntan si deben estudiar un master en traducción. Y en su caso, si yo les puedo recomendar un master.
Voy a empezar por la respuesta a la segunda pregunta y es que NO. No puedo recomendar ningún master en traducción dado que nunca he cursado ninguno. He cursado un master en Periodismo Digital y partes (todavía en curso) de un Master en Marketing. Pero nunca he hecho un master en traducción.
La segunda parte del artículo se va a centrar en resolver la primera pregunta (si se debe o no se debe estudiar un master en traducción- pregunta harto compleja que ya traté en 2014 en el post ¿Debo hacer un master?) y a desgranar los argumentos a favor y en contra.
En este artículo utilizaré la palabra “master” y “masters” sin tilde y “másteres” (plural del castellanizado “máster”) con tilde.
Tipos de master en traducción: teóricos y prácticos
En cuanto a los argumentos a favor, ya los dan las propias instituciones que organizan estos másteres.
Dentro de los tipos de master en traducción que se suelen organizar encontramos unos que son de carácter más teórico-lingüístico. Se tratan temas que pueden surgir, por ejemplo, de ramificaciones de departamentos de lengua, lingüística aplicada, literatura, etc. Y otros que se denominan “profesionalizantes” y que suelen incorporar asignaturas más guiadas al mercado. Por ejemplo, pueden enseñar programas de software concretos, incluir prácticas profesionales, asignaturas con profesores en ejercicio, etc.
Desde el punto de vista de la empresa, seguramente sea más interesante el segundo tipo de másteres pero hay que destacar que un empresario, al buscar candidatos, no está buscando primariamente “gente con master en traducción” sino “gente que pueda hacer el trabajo”, que es la preocupación fundamental.
Un master no es una oposición
Hay que destacar que un master no es una oposición. Por lo tanto, es de poco recibo que el egresado vaya a una entrevista y diga (como a veces pasa):
“Como he hecho el master de X y me he gastado X me merezco tal trabajo y tanto dinero”.
A lo mejor la persona que tienes enfrente también tiene un master y se gastó tanto dinero y no encontró trabajo en ese campo. Y a lo mejor (como ha hecho también un master) discrepa en que te dé tanto caché el master de X.
Pero, lo que en definitiva iba a señalar es que:
– Un master en traducción no es un concurso-oposición. Y no dan una plaza (fija y para toda la vida) por cursarlo;
– La empresa que da los trabajos no está vinculada (funcional, orgánica ni económicamente) con la universidad que imparte los cursos. Por tanto no hay una relación causa efecto de A conduce a B = hago el master, me dan trabajo en tal empresa…
No, porque a mí como empresa me la rafanflinfa la universidad y doy los trabajos por méritos de los candidatos. Y no en función de logros académicos.
Todo esto parece de Perogrullo. Pero hay que explicarlo. Porque está muy profundamente situada la creencia en España de que la universidad es parecida a una oposición. Y de que “dan” X trabajos por tener Y cursos.
Otras cosas evitables:
Entonces, lo que hay que señalar es que aunque se curse un master en traducción. O en cualquier otra disciplina, es preferible no ir a la entrevista a restregárselo a la persona. Él es un empresario, que no tiene que ver con la universidad. Otras cosas evitables y poco recomendables son:
* La chulería – “soy master en Jandemor por la University of Porcaplis”, etc. Porque ella a lo mejor también tiene master y sabe inglés.
* Hacer una asociación de “como tengo tal me merezco cual” porque no existe esa relación causa – efecto.
Y, por supuesto, otra cosa evitable (ya que estoy, la señalo) es, por ejemplo, que la empresa tiene que adaptar su horario al horario del máster. No, porque o estudias o trabajas o buscas la forma de compatibilizarlo, pero la empresa publica una oferta con un horario y no está pensando en dar días libres para ir a un master ni tiene la culpa de que quieras estudiar. Para eso también hay universidades online que son compatibles con los trabajos.
A lo mejor – y solo a lo mejor – la persona que hace la entrevista estudia online en su tiempo libre y además hace un trabajo. Y por tanto, tiene poca simpatía con estas pretensiones.
¿Con qué motivaciones podría hacer un máster en traducción?
Hay otras motivaciones muy loables y entendibles y explico las mías en dos másteres:
Por ejemplo, cuando yo hice el Master en Periodismo Digital estaba ya trabajando en un entorno periodístico en la redacción de contenidos y quería aprender más del trabajo que estaba haciendo y ampliar las bases teóricas y prácticas (la teoría detrás del fenómeno Internet y nuevas tecnologías) y prácticas (aprender a producir una serie de contenidos multimedia en los distintos formatos que existían entonces). Lógicamente ese master al ser muy práctico en la actualidad se ha quedado bastante desfasado (ya que la tecnología ha progresado enormemente) y eso también es una crítica a los másteres demasiado prácticos: que en 5 o 10 años vista los contenidos pueden quedar totalmente superados por el avance de la tecnología.
Superando algunos miedos
Por otra parte, me encontraba inseguro porque todos mis compañeros de trabajo tenían un título y yo no lo tenía. Por tanto, busqué “tener el título” para atajar esas críticas.
En el segundo master, no me planteé tener el título, sino cursar los contenidos que me interesaban de marketing digital para aplicarlos en mi empresa. Por tanto, los módulos y cursos que he hecho se han enfocado en el objetivo de cubrir unas carencias. Por ejemplo, en redes sociales habíamos tenido una crisis reputacional y, por tanto, me interesaba tener una formación en protocolos de actuación – y fui a esas clases a aprender de los ejemplos de otras empresas y qué errores habían cometido Coca-Cola, United Airlines, etc. y cómo elaborar una guía de actuación en redes sociales y qué hacer.
¿Me ha servido? Pues diría que sí. Al menos para tener una idea general de actuación en caso de ser necesario.
En este caso el título era lo de menos así que si no lo obtengo finalmente, me da lo mismo.
Aquí ya podemos extraer unas motivaciones para tener un master en traducción (o en otra cosa):
* Para tener un título y no ejercer en un entorno laboral (por ejemplo, una oficina) con la inseguridad de no tener el título. Y el mobbing consiguiente de los compañeros/as que sí lo tienen;
* Para adquirir conocimientos teóricos (entender el “por qué de las cosas”);
* Para adquirir conocimientos prácticos (para desplegar en una situación práctica del trabajo, por ejemplo, en una tormenta en redes sociales)
Y todas esas razones son muy entendibles.
Ahora pasamos a analizar el caso concreto de la traducción y del master en traducción.
¿En traducción hace falta tener un título para trabajar?
Pues obviamente, no, no hace falta un master en traducción.
No, porque ni tenemos colegio profesional (al menos en España) ni existe ninguna restricción ni limitación en este sentido.
Las empresas son libres de contratar a los perfiles que quieran, tanto en plantilla como freelance. Y no hace falta que tengan un master en traducción o título en traducción.
Otra situación sería, por ejemplo, que te contrataran en una agencia de traducción, que todas tus compañeras estuvieran todo el día hablando en las pausas de sus aventuras en la carrera de traducción y que te sintieras excluida o en desigualdad por no tener la misma formación. Pero para ese trabajo no es necesario tener un título en traducción (ni de grado ni de master) y, por supuesto, que puede ejercerlo cualquier persona con el perfil profesional que exija la empresa.
¿Para trabajar de traductor freelance hace falta tener título?
No, menos todavía. Hace falta saber hacer el trabajo, fundamentalmente. Y lo que valoran los clientes es eso: que sepas hacer el trabajo. Y soluciones los problemas de forma efectiva.
Las formas de adquirir ese conocimiento son:
– Primero: trabajando (mucho) y con la experiencia;
– Segundo: también se pueden adquirir conocimientos útiles cursando formación práctica (cursos) que traten de traducción, de programas de traducción asistida y de habilidades prácticas necesarias para el trabajo de traducción.
¿Qué cursos son prácticos para potencial habilidades prácticas en traducción?
Ya recomendé algunos cursos en entradas pasadas viendo las carencias que hay y habrá en la formación escolar y universitaria. Por ejemplo, en esta entrada de 2013 se habló de posibles rutas para especializarse en un campo en traducción (asociaciones, cursos, etc.) y en otra más (también del 2013) se habló de las graves carencias de habilidades básicas en traducción.
Hay tres bloques de habilidades prácticas que es necesario potenciar (en traducción y en todo en general):
* La formación en idiomas: porque es siempre una gran deficiencia para los que empiezan. Los problemas tanto en el idioma de origen (no entender qué dicen) como en el idioma de destino (no saber cómo decirlo). Por tanto, hay que buscar fomentar estos conocimientos con los cursos que sea: en redacción, en corrección, en lenguajes especializados, etc.
* La formación en mecanografía: porque no la enseñan (en España) en el colegio pero es fundamental para trabajar. Si queremos traducir mucho y deprisa no lo podemos hacer sin saber mecanografiar correctamente.
Y lo dice una persona que no aprendió en el colegio y sufrió mucho por no saber.
De todo: dolores de espalda, muñeca, cuello… Además de ir más lento, que es un problema.
* La formación en informática: porque existen millones de personas que presumen de tener un conocimiento “a nivel usuario” de Word. Y en realidad no tienen ni idea. Y es un problema gordo, gordo. Porque a lo mejor hay que hacer una tabla en Word y no saben. Porque hay que cambiar formatos y estilos y no saben. Para un empleado en plantilla es un problema porque su trabajo lo tendrá que hacer un compañero o el jefe, o incluso puede que lo tengan que externalizar (y gastar dinero) y para un freelance pues puede significar que no entregue a tiempo, que le cancelen el encargo (porque no sabe), que no le paguen (porque ha hecho una chapuza y no sirve).
Lo primero es saber lo básico (de informática de usuario):
* El correo electrónico: la gente joven no sabe usarlo o no está acostumbrada y las empresas serias no trabajan ni con Wassap ni con mensajes por Facebook . Se mandan correos electrónicos. Y hay que saber todo lo fundamental: redactarlo, buscar correos, crear carpetas, archivar, filtrar y borrar mensajes. Y también hay que saber configurarse una firma del correo, poner los destinatarios en copia o en copia oculta, adjuntar un documento, etc. Es decir, todo cosas muy básicas pero que encontramos que mucha gente joven no sabe hacer.
* Las búsquedas de información: la gente joven no sabe buscar en Google y, de saber, no conoce la funciones avanzadas.
* El paquete Office: es el estándar en las empresas y la gente nueva (joven y mayor) no lo maneja. Siempre hay algo más que se puede aprender de los viejos Word, Excel y Power Point.
Si una casa se empieza a construir por los cimientos: las bases de la traducción profesional son esas tres: idiomas – mecanografía e informática básica. Haz eso antes de estudiar las aproximaciones lógico-teóricas de la teoría de la traducción.
¿Cuál puede ser el problema de un master en traducción? ¿Sirve o no sirve?
En los master en traducción que son de tipo teórico: que se estudian las “aproximaciones lógico-teóricas de la teoría de la traducción” (sincrónicas y diacrónicas) en gran detalle. Pero los alumnos no saben: ni los idiomas, ni mecanografiar ni usar el Paquete Office y, por tanto, no tienen las habilidades para trabajar en un empleo en cualquier sitio.
En los que son de tipo práctico: que se estudian softwares de lo más complicado (a mí ni me suenan) de audio-no sé qué y de localización de no sé cuántas pero no se da lo básico (porque se da por hecho y no forma parte de los contenidos). Y entonces los alumnos saben audiodescripción de no sé qué y localización de no sé cuántas pero no saben: ni los idiomas, ni mecanografiar ni usar el Word y, por tanto, no tienen las habilidades necesarias para trabajar en cualquier sitio.
Y ese es el resumen del quid de la cuestión.
De modo, que sí, estudia másteres, los que quieras. Pero estudia también (en un centro de formación o en una academia) lo que vas a utilizar todos los días en cualquier trabajo:
* Los idiomas: saber inglés (o el idioma que sea) y saber castellano.
* La mecanografía: sácatela.
* El paquete Office e informática de usuario: domínala.
INCLUSO – en el peor de los casos y aunque el máster ya sea un master en traducción o en otras especialidades no te sirviera para nada NUNCA te vas a arrepentir en tu puta vida de saber: los idiomas, la mecanografía y el paquete Office. Y todos los días estarás dando las gracias a Dios por tener esos conocimientos, consigas o no trabajo con tu master en traducción.
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El articulo está muy bien y dice cosas muy interesantes, pero en ese master de periodismo digital me parece que te enseñaron regular a cuidar el tono en un blog profesional.
Gracias por el comentario 🙂 No me había dado cuenta de que hubiera nada improcedente. Supongo que me he metido tan en el papel al escribirlo que ni me he dado cuenta.
Un saludo,
Leon Hunter
Leon muy buen artículo yo realicé el máster y efectivamente una vez controladas las herramientas básicas puede abrirte muchas puertas. Yo lo he conseguido y ahora estoy contentísimo trabajando para Bigtranslation.com
Un saludo,
Mario
¡Ah! Pues me alegro mucho 🙂
Un saludo,
Leon Hunter
Efectivamente, para mantener el tono profesional debería haber dicho «en su puta vida se van a arrepentir». ;p
Es increíble encontrar a diario ingenieros y economistas que a duras penas manejan el Excel, o licenciados en Humanidades cuyo «nivel de usuario» en Word se limita a la negrita y la nota a pie de página. Mi médico de cabecera, que es un galeno excepcional, además de un hombre encantador, sigue tecleando con los dedos índices y mirando el teclado, lo cual tranquilamente añade un minuto o dos por paciente y consulta; todo por no invertir – él y el Estado – 20 horas en un curso de mecanografía.
Gracias y enhorabuena por el blog, de lo mejor del mundo de la traducción.
Pues todas esas cosas son un lastre, sí. Son un lastre de productividad, dan vergüenza (propia y ajena) y son difíciles de corregir a una cierta edad… A mí el médico me da pena y siento por él porque es muy difícil aprender mecanografía a los 50 por tiempo y por todo y muy fácil a los 14.
Recuerdo que en unas clases de informática que teníamos nos daban la clase en «el aula de informática» y se daba con apuntes escritos. Los ordenadores estaban tapados con guardapolvos, «no vaya a ser que toquéis algo».
Y eso era en los años 90.
La pena es que no avanzamos y sigue siendo un lastre tremendo. A la gente de 50 poco vas a hacer ya para cambiarla (aunque lo pueden intentar) pero a la gente nueva, por favor, que lo tengan en cuenta.
Un saludo,
Leon Hunter
Una entrada muy completa, Leon. Me quedo con lo último: los idiomas, la mecanografía y el paquete de Office son clave en la mayor parte de los trabajos. Puede parecer una menudencia, pero si dominas los tres, se te abren muchas puertas en esta vida.
Gracias, Fernando. Lógicamente en campos especializados como el tuyo hacen falta conocimientos concretos de software pero para la mayoría de los que empiezan lo primero es la base y la base son esas tres cosas.
Un saludo,
Leon Hunter
Gracias por el post. Lo he encontrado muy interesante tanto desde el punto de vista práctico com para reflexionar un buen rato.
La verdad es que me ha sorprendido tu afirmación sobre la incompetencia de la «gente joven» en lo que se refiere al uso del correo electrónico. Como no tengo experiencia al respecto, no puedo discutirlo, pero es lo último que me esperaba de la generación que se ha criado con las manos en los teclados del ordenador. En fin, si lo dices será porque te has encontrado con un montón de casos…
Hola:
Pues igual suena a crítica y se ofenden pero la verdad es que sí. También hay que destacar que los correos electrónicos corporativos son algo diferentes a marcas comerciales tipo Hotmail o Gmail y que dan algo más de guerra. Yo solo digo que se lo expliquen en una tarde o en dos antes de ir a la empresas a trabajar porque veo que puede fallar.
Tampoco la gente de 40 o 50 nacimos sabiendo usar el email y en mi caso, al terminar la carrera me apunté a un curso de informática de usuario para dar lo básico: Paquete Office y el uso de Internet. Hasta me compré un libro de usar Internet (que en aquel momento había y la gente se los leía). Y probablemente haya cometido todos esos errores y muchos más. Y por eso no hay que dar por hecho que manejan la tecnología (nadie). Manejarán el móvil y aplicaciones de ocio, pero no necesariamente las profesionales.
A los traductores nos llegan muchos correos de agencias a lo largo del día y en algún caso han hecho cosas que no debían hacer como copiar a todos los destinatarios en CC: y no en CCO: o reenviarnos los mensajes de los clientes con los precios que pagan.
Eso lo puede haber hecho tanto una persona joven como una mayor, pero más veces coincide que es nueva la persona (joven o mayor pero nueva).
Yo todavía me estoy asombrando con redes sociales como el Snapchat o Instagram y cómo consiguen utilizar tantas funciones (yo todavía no he sido capaz ni de ponerme una nariz de perro ni de cambiarme la foto de la cara por la de otra persona, como hacen los jóvenes) pero les mandas un email y es difícil que te contesten.
Evidentemente el email es una tecnología que puede que desaparezca cuando nosotros seamos mayores pero por ahora es lo que usan las empresas.
Un saludo,
Leon Hunter